Opinión Nacional

“¿Por qué no te callas?” (¡El Rey habló, viva el Rey!)

“Presidente Hugo Chávez: “se puede estar en las antípodas de una posición ideológica y no seré yo quien esté cerca de las ideas de Aznar pero fue elegido por los españoles y exijo ese respeto.

Creo que hay una esencia y es que para respetar y para ser respetado, debemos procurar no caer en la descalificación. Se puede discrepar radicalmente de las ideas, denunciar los comportamientos, sin caer en la descalificación.

Lo que quiero expresar es que es una buena forma de poder trabajar entendernos en favor de nuestros pueblos, que nos respetemos, a los representantes democráticos, y pido –presidenta Bachelet– que ésa sea una norma de conducta en un foro que representa a los ciudadanos, que respetemos a todos nuestros dirigentes, a todos los gobernantes y ex gobernantes de los países que formamos esta comunidad.

Creo que es un buen principio y deseo fervientemente que ése sea un código de conducta, porque las formas dan el ser a las cosas, y se puede discrepar radicalmente de todo respetando a las personas, ése es el principio para que uno luego pueda ser respetado.

Estoy seguro que toda esta mesa y todos los latinoamericanos quieren que todos los gobernantes democráticos (…) seamos respetados, hoy [alza la voz] y mañana, aunque discrepemos profundamente de las ideas que tengamos”.

(José Luis Rodríguez Zapatero, Presidente del gobierno español. Es de notar que el altercado en buena parte se debió a que aparte de interrumpir e interrumpir, Chávez no hacía otra cosa que tildar de “fascista” y “víbora” al ex presidente José María Aznar, ex presidente popularmente electo por el pueblo español y legítimamente constituido. Zapatero le permitió a Chávez demasiados insultos contra Aznar pero la cosa llegó a tales extremos que beisbolisticamente hablando, Chávez puso a Zapatero en 3 y 2, y a éste no le quedó otra que batear, y hay que reconocer que bateó de “Home- Run”).

Posteriormente a la cumbre, Chávez tuvo malcriadeces y excentricidades para con el Rey de España en el sentido de “ahora” quererlo vincular con los sucesos del supuesto “golpe” de 11 de abril de 2002.

Eso no fue un “golpe” fue una renuncia, recordemos lo que dijera el General de tres soles, General en Jefe, Lucas Rincón: «Deplora el Alto Mando Militar los lamentables acontecimientos sucedidos en la capital en el día de ayer, ante tales hechos se le solicitó al señor Presidente de la República la renuncia de su cargo, la cual aceptó. Los miembros del Alto Mando Militar ponemos a partir de este momento nuestros cargos a la orden, los cuales entregaremos a los oficiales que sean designados por las nuevas autoridades”.

Con este anuncio no solo estaba informando acerca de la renuncia de Chávez sino a la vez el reconocimiento del alto mando militar al nuevo gobierno que vendría. No olvidemos que los “lamentables acontecimientos” de los que habló el general Lucas Rincón fue el “Plan Ávila”, que no era otra cosa que el haber Chávez ordenado una masacre contra los que pacíficamente marchábamos y a la vez tapada mediante una cadena de radio y televisión.

De todas maneras hay que reconocer que el “decreto Carmona” fue una grandisima torpeza, que aunado a otras, dio al traste al heroico esfuerzo por defender la democracia y vivir en libertad, y en consecuencia produjo una secreta negociación militar que se trajera de vuelta al poder a Chávez el 13 de abril de 2002.

Es curioso pero mucha gente aún de oposición y que adversa a Chávez habla del “golpe” obviando lo que Lucas Ricón le dijera a Venezuela y al mundo

La jugarreta de la cumbre no le salió bien a Chávez ni a sus aliados que no le quedó otra que apoyarlo ya que reciben jugosos regalos y maletines de aquel, tales Fidel Castro (representado por su delegación), Rafael Correa, Evo Morales, Daniel Ortega, etc.

Chávez y sus beneficiados no es que pierden la guerra internacional “por ahora”, pero sí una batalla muy importante, ya que de alguna manera forzaron una reconciliación entre Zapatero y Aznar, y por la otra se le hace muy cuesta arriba al gobierno de Zapatero seguir apoyando descaradamente a Chávez y a su expansión marxista en el mundo, como lo venía haciendo hasta ahora y en contra del resto de la Unión Europea; no olvidemos que hace pocos días, Moratinos el canciller español avaló el fraudulento e inmoral proyecto de reforma de Chávez.

Además a los venezolanos nos aísla como país y chavistas o no, la mayoría de los venezolanos no somos bobos, mas tarde o mas temprano tendrá que dar cuentas no a su “pueblo”, sino al verdadero pueblo venezolano : la maldad es torpe.

Por otra parte el Presidente Chávez no respete ni a papas (a su Santidad Benedicto XVI lo mandó a retractarse); ni a cardenales (a Su Eminencia el Cardenal Velasco le dijo “golpista” y que se iría a la quinta paila del infierno, a Su Eminencia Castillo Lara entre muchas otras cosas lo llamó “hipócrita”, y “fariseo”, a Su Eminencia Jorge Urosa lo llamó “miasma”, “Judas” y que había puesto “la plasta).

Ni a reyes como el circo que está haciendo contra Juan Carlos I; ni a presidentes (al presidente Bush al que entre muchas otras cosas lo llamó “asesino” y “alcohólico”, y al Presidente Alan García al que llamó “carterista” y “pillo de siete suelas); ni a obispos (a su excelencia el arzobispo de Mérida Baltasar Porras lo dijo que tenía un diablo dentro de la sotana).

Ni a militares a los que llamó “condones”, ni a su ex esposa a la que le dijo “esta noche te doy lo tuyo”; ni a periodistas a los que mandó a que agarraran sus periódicos, los enrollaran bien enrollados y se los metieran por el bolsillo; ni al Secretario General de la OEA Doctor Insulsa al que mandó a “lavarse el paltó”.

Ni a mujeres (tengan o no altos cargos), como a Condolezza Rice a la que llamó “condolencia” y “frustrada-falta de marido” y además dijo: “Barreto hazle el favorcito”; etc.

Es el caso que el Presidente Chávez no se respeta ni a si mismo porque alguien que hable con ese vocabulario no puede ni siquiera tener buena opinión de si mismo que es la base de la auto estima.

Hablando directamente sobre el Rey Juan Carlos este es un verdadero demócrata ya que llevó a España a la democracia, ha combatido el fascismo y es sumamente respetuoso.

En efecto, cuando Juan Carlos ya era Rey y en la sesión en el Congreso de Diputados del día 23 de febrero de 1981 se votaba la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo. De repente un grupo de guardias civiles al frente del fascista teniente coronel Antonio Tejero irrumpió en el hemiciclo. Añadido a esto, el también fascista capitán general de Valencia, Milans del Bosch sacó los tanques a las calles de la ciudad del Turia.

Es el caso que ambos militares quisieron dar un golpe de estado a la para ese entonces naciente democracia española: el teniente coronel Antonio Tejero entró con su metralleta en el hemiciclo diciendo la famosa frase: “quieto todo el mundo, todo el mundo al suelo”.

Sin embargo fue determinante la actitud democrática del rey Juan Carlos ya que sobre la una de la madrugada del día 24 de febrero intervino en televisión, vestido con traje de Capitán General de los Ejércitos para situarse contra los golpistas-fascistas, defender la Constitución Española y desautorizar tanto a Antonio Tejero como a Milans del Bosch.

A partir de ese momento el golpe se da por fracasado y la mañana del mismo día 24 los Diputados son liberados. En el juicio seguido con posterioridad ante el Consejo Supremo de Justicia Militar, conocido como el juicio de Campamento ambos fueron condenados como principales responsables del golpe de Estado.

Es decir se trata de un Rey de convicciones democráticas, contra el fascismo y si bien desautorizó a los golpistas no por ello los insultó y les faltó el respeto como personas humanas. En el Rey se aplicó el dicho: “lo cortés no quita lo valiente”

Por otra parte hay un episodio que poca gente recuerda, fue en 1983. Gobernaba en Venezuela Luis Herrera Campins, a quien Dios tenga en su gloria. Del ex Presidente Herrera diremos que aparte de haber sido en vida un verdadero demócrata la mejor lección que nos dio fue el haber demostrado que se puede ser honesto y a la vez tener éxito en política, tanto fue así que llegó a la máxima magistratura; es de notar que siempre vivió pobre y humilde y que jamás se enriqueció en el poder.

En 1983 celebramos el Bicentenario del nacimiento del Libertador. Pues bien, Don Juan Carlos I vino a dichas festividades, y fue tanto a la Plaza Bolívar como al Panteón Nacional, y en ambos casos puso una ofrenda floral.

A raíz de este histórico hecho Arturo Uslar Pietri escribió un muy hermoso artículo en el diario El Nacional donde sabiamente analizaba que este insólito hecho era el sello final de la reconciliación entre España y Venezuela.

Éste es el verdadero retrato del Rey de España (no el que quiere vender Chávez), se trata de un hombre que en 32 años de reinado democrático (así como suena) nunca nadie lo había sacado de quicio como lo logró sacar el Presidente Chávez cuando lo mandó a callar; mas bien siempre tuvo una palabra de afecto y amabilidad para con todos, independientemente de la ideología o sistema político que su respectivo interlocutor representase.

Jamás le dijo a nadie que era un “golpista, fascista, terrorista, imperialista”; lo único fuerte que hasta ahora públicamente había dicho fue ¿“por qué no te callas?

Nosotros no somos un pueblo grosero, tampoco retrechero, no somos guapetones de barrio, no somos pendencieros, no hemos sido educados para resolver las diferencias como borrachines en un botiquín: no somos así. Más bien somos educados, somos respetuosos, somos acogedores: a nuestras hermosas tierras han venido inmigrantes de todas partes del mundo a quienes hemos acogido con amor y respeto. Veamos algunos ejemplos históricos sobre como el debido respeto por encima de todo aún entre enemigos dio sus frutos.

El primer caso es el de Alejandro Magno, entre sus muchas conquistas estuvo el Reino del Rey Poro. Éste cae prisionero y Alejandro le pregunta:

-¿”Cómo queréis que os trate”?
-“Como a un rey”

Aquella respuesta le impresionó tanto a Alejandro Magno que procediendo en consecuencia lo trató como tal y le dejó su reino Poro quedó tan agradecido que se convirtió en uno de sus más fieles aliados.

Este es el típico caso de la altura, donde no se humilla al vencido sino que se le trata con magnanimidad. Alejandro no le dijo: “Poro eres una víbora y un “fascista” (para esa época ese termino no existía pero al menos es un buen símil de lo que le hubiera dicho.)

Otro caso de lo que es el respeto al enemigo lo vimos en la película «Troya», basada en la obra “La Ilíada”, antiguo poema griego escrito por Homero; nos impresionó mucho lo siguiente:

Cuando Aquiles desembarca en las costas para atacar Troya le sale al paso el valiente Héctor, Príncipe e hijo de Príamo, legendario Rey de Troya, sucede un enfrentamiento entre Aquiles y Héctor dentro del templo quedando Héctor a merced de Aquiles, sin embargo Héctor le perdona la vida y le dice que se vaya a su casa y la pase bien; asombrado Héctor le pregunta a Aquiles que por qué hace aquello y éste le contesta: “es muy temprano para matar a príncipes, además los príncipes se respetan”.

Luego pasan muchos combates y asuntos políticos que siempre se mezclan con las guerras, y en un determinado momento, Aquiles va al palacio real y le exige a Héctor un duelo de honor con el fin de vengar la muerte de su joven amigo Patroclo.

Héctor acepta, a pesar de las presiones por parte de su esposa y el resto de su familia a que no hiciera, en consecuencia se baten y Aquiles mata a Héctor en presencia de todo el pueblo de Troya que se había asomado desde el palacio real a ver lo que acontecía, al final Aquiles se lleva el cadáver de Héctor.

A pesar de su dolor de padre, el rey, Príamo se aventura y va de noche a pedirle a Aquiles que le entregue el cadáver de su hijo Héctor; para lograr esto Príamo tuvo el coraje de infiltrarse en las filas enemigas llegando a la tienda de Aquiles.

Ante esto Aquiles se sorprende y le pregunta:

-«¿Y cómo corres este riesgo viniendo a mí si sabes que tengo poder para no darte el cadáver de tu hijo y de paso matarte ya de una vez?»

-«Porque a pesar de ser mi enemigo eres hombre de honor y de palabra, y sé que no matarías cobardemente a este anciano Rey”

Y a continuación le dice una de las más grandes frases de honor, caballerosidad y respeto que se pueden decir:

“Hasta los enemigos se deben mostrar respeto»

-¿»Qué me pides?

-«Déjame que me lleve a mi hijo y que lo entierre como lo que es: como a un Príncipe»

-¿Cuántos días durarán sus funerales?

-«Doce días»

«Que se haga como has dicho, vuelve a tu reino, te doy el respectivo salvoconducto y una escolta de Rey: tú y tu hijo merecen todo mi respeto, llévate a tu hijo y entiérralo como a un príncipe, tienes mi Palabra que no atacaré a Troya mientras duren los funerales, Héctor fue un digno rival y merece ser enterrado como un héroe…».

Que bueno sería que Chávez viera esa película y aprendiera que así es como debería tratar a tratar a Aznar y sus enemigos sean lo que sean, debería respetarlos y no tratarlos con la procacidad y ordinariez como usualmente hace; decirle a Aznar “fascista” y “víbora” como le dijo en la cumbre lo menos que se le pudiera decir es que es una falta de respeto.

Nuestros libertadores no nos dieron el mal ejemplo, ni nos enseñaron la mala educación, la grosería y la falta de respeto. Chávez mostró en la cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago de Chile al interrumpir todo el tiempo al Presidente Zapatero porque se haya visto obligado a tener que defender a José María Aznar.

Chávez se autodenomina bolivariano, pues bien aún en medio de la guerra y de las intrigas políticas mas espantosas que sufriera Simón Bolívar, éste no nos enseñó a descalificar a nadie sino que más bien nos enseñó a respetar a todos, independientemente de quienes fueren. Su lección se pudiere resumir así: “respeta y no mires a quien”; tanto fue esto así que sus últimas palabras fueron de perdón y de respeto aún hacia sus enemigos:

“Colombianos:

Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiáis de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono” (Hacienda de San Pedro, en Santa Marta, 10 de diciembre de 1830)

Fijémonos que no hay ningún insulto y menos calificativos tales como “víboras” o “fascistas” (el insulto preferido de Chávez, independientemente que este término existiera o no en época de Bolívar)

El Libertador también nos enseñó respeto cuando se reunió con el General realista Pablo Morillo, fue éste último quien le pidiera a Bolívar la entrevista. El encuentro se realizo en Santa Ana de Trujillo el 27 de noviembre de 1820 y fue lo que se llamó el “Armisticio de Santa Ana”; ahí se regularizó la guerra entre España y Colombia que “se hará como la hacen los pueblos civilizados”

Hubo un banquete con su respectivo brindis que se dio sin insultos ni irrespetos sino más bien en la más grande atmósfera de cordialidad, e incluso los dos jefes alegres por la reunión decidieron levantar un monumento conmemorativo y colocaron una piedra.

Hubo además un hermoso gesto donde el General La Torre devolviera al Libertador las pistolas que había perdido en los momentos críticos de Casacoima; caño que se encuentra en las riberas del río Orinoco, donde el 4 de julio de 1817 Bolívar y sus compañeros tuvieron momentos de angustia cuando se encontraban atrapados en dicha laguna y además sumergidos en sus frías aguas donde pudo presentarse una lamentable tragedia (La Torre era el segundo después de Morillo).

En la noche el General y El Libertador durmieron en la misma habitación y al día siguiente se despidieron con un muy fue dejó el Libertador, al que Chávez tanto invoca. Lo que nos enseñó Bolívar fue el debido respeto hasta por el enemigo, como antes vimos en el caso de Aquiles y el Rey Príamo; y nada de vulgaridades, ni de insultos, que son en el fondo una “ordinariez”, una manera mal educada de vivir y hasta una falta de caridad.

Otra lección que nos enseña lo que es el respeto por parte del Libertador se dio en el hecho del fusilamiento del General en Jefe Manuel Carlos Piar, ya veremos por qué.

No nos vamos a centrar en el hecho del fusilamiento como tal ya que eso es tan denso que pudiera ser objeto de un estudio aparte, sino en una actitud de Bolívar frente a Piar que ha pasado un tanto desapercibida, ya que a pesar del fusilamiento, Bolívar salvó el honor de Piar: no puede respeto mayor.

El fusilamiento en cuestión de dio el día 16 de Octubre de 1817 frente al muro del costado Occidental de la Catedral de Angostura e inhumado en el cementerio de El Cardonal.

Es de observar que el 8 de mayo de 1817 Piar había aceptado los postulados del Congreso de Cariaco, los cuales planteaban la eliminación de la Jefatura única del Libertador. El Consejo de Guerra que se le formó estaba integrado por el almirante Luis Brión (presidente); los generales de brigada Pedro León Torres y José y José Antonio Anzoátegui; los tenientes coroneles Judas Tadeo Piñango y Francisco Conde (vocales). El general de brigada Carlos Soublette fue el acusador y el teniente coronel Fernando Galindo el defensor.

El 15 de octubre de ese mismo año, el Consejo de Guerra sentenció al general Piar a la pena capital y a la degradación por los delitos de insubordinación, deserción, sedición y conspiración. Si esto se tradujera al lenguaje que suele usar Chávez se diría “golpista”. Es curioso que Chávez llame “golpistas” a los que discrepan de él pero no habla del incruento golpe que él diera el día 4 de febrero de 1992

Vamos a poner la lupa en lo que a continuación vamos a narrar: Simón Bolívar confirmó la sentencia de la pena capital y en un acto digno de la nobleza de alma lo trató con el debido respeto, y en consecuencia le revocó la sentencia de la degradación, que para cualquier militar en cualquier parte del mundo es igual o peor que la muerte.

Es decir, el General en Jefe Manuel Carlos Piar murió como todo un General en Jefe y con los correspondientes honores militares de su cargo, gracias a la nobleza del corazón de Bolívar y al respeto con que lo trató, así se viera obligado a tener que fusilarlo.

No quisiéramos terminar este escrito sin comentar el caso de una de las almas mas generosas, nobles, valientes y respetuosa de todos (amigos y enemigos) como lo era el Mariscal Antonio José de Sucre, mártir de la libertad y la independencia.

El día 9 de diciembre de 1824, Antonio José de Sucre, con 6.000 soldados, combate y vence al virrey realista La Serna, quien tiene a sus órdenes 9.320 hombres, en el campo inmortal de Ayacucho, que en lengua quechua quiere decir “Rincón de los Muertos”.

Con Ayacucho se dio libertad al Perú y también al Alto Perú, que después se llamó Bolivia.; además se acabó con el último vestigio del poder español en América. El continente americano, de polo a polo, ya era libre y soberano. En esta batalla Sucre demostró su genialidad militar.

Hay un hecho poco conocido: Bolívar escribió una biografía sobre Sucre (Lima, 1825) y es la única que se lo conoce. Leamos este importantísimo fragmento sobre la batalla de Ayacucho.

“La batalla de Ayacucho es la cumbre de la gloria americana, y la obra del General Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta, y su ejecución divina. Maniobras hábiles y prontas desbarataron en una hora a los vencedores de catorce años, y á un enemigo perfectamente constituido y hábilmente mandado…

Ayacucho, semejante a Waterloo, que decidió del destino de la Europa, ha fijado la suerte de las naciones americanas. Las generaciones venideras esperan la victoria de Ayacucho para bendecirla y contemplarla sentada en el trono de la libertad, dictando á los americanos el ejercicio de sus derechos y el sagrado imperio de la naturaleza.

El General Sucre es el padre de Ayacucho: es el redentor de los hijos del Sol: es el que ha roto las cadenas con que envolvió Pizarro el imperio de los Incas. La posteridad representará á Sucre con un pié en el Pichincha y el otro en el Potosí, llevando en sus manos la cuna de Manco-Capac y contemplando las cadenas del Perú, rotas por su espada”

El Mariscal Sucre también nos enseñó lo que es la altura, la caballerosidad y el respeto aún para con sus enemigos. Esto, y no las descalificaciones e insultos es lo que debería ser la norma.

Al igual que el alma de Bolívar, Sucre también tenía un alma generosa, y en consecuencia le ofreció a los vencidos una capitulación tan respetuosa pero a la vez tan gloriosa como lo fue la misma batalla, por considerar que “es digno de la generosidad americana conceder algunos honores a soldados que han permanecido y vencido catorce años en el Perú”.

Sucre y La Serna no se insultaron entre sí, ni tampoco se descalificaron mutuamente, cual dos caballeros negociaron la capitulación pero en el mutuo respeto y decoro. Es inmortal la frase como se saludaron: “gloria al vencedor” y “honor al vencido”.

Es así como nos enseñó el Mariscal Sucre a tratar a los españoles y no como el Presidente como Chávez trató a Aznar, al Rey Juan Carlos y al propio Zapatero.

Vamos a terminar este análisis sobre con unas sabias palabras de Arturo Uslar Pietri muy apropiadas a la ocasión:

“Todo hombre que piense con seriedad en que el mundo tiene que progresar, en que el progreso se ha hecho a base de herejías, en que la civilización se ha hecho con gentes que han encontrado nuevas verdades o que las han buscado desesperadamente, tiene que admitir que el gran instrumento de cambio y de progreso del hombre es el saber, no es el puño, no es el grito, no es el golpe, no es el arma, es la cabeza, es el saber, es el conocimiento el que ha hecho que el mundo se transforme y es esto y no lo otro lo que ha estado detrás de todas las grandes revoluciones”

Los irrespetos de Chávez en la cumbre fue una actuación con el grito, y a la vez actuó con el puño, el golpe y el arma verbal. A pesar de lo tardío que actuó Zapatero exigiéndole respeto a Chávez, hay que reconocer que actuó con conocimiento, cabeza y saber.

Lo del debido respeto a todos y por encima de todo, es la lección más importante que debiéramos de aprender de esta inolvidable cumbre.

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