¡Por fin; muera Globovisión!
Cualquier medio que ose discrepar del carácter señero y autocrático del régimen, resuelto a instituir un sistema informativo de conciencia empaquetada, imprescindible para el dogmático modelo político en marcha, padecerá la fiereza de quienes como es bien sabido pueden hacerlo por el control que tienen sobre todas las instituciones del Estado. Es notorio y público cómo Globovisión y su cuerpo directivo sobrellevan desde hace años un conjunto de sanciones penales y pecuniarias por hacer uso del derecho constitucional de informar libre y oportunamente. ¿Por qué tanta hostilidad contra la planta?
Instrucciones venidas de «la isla» dictaminan la imperiosa necesidad de forzar a todas las emisoras de radio y televisión, privadas y públicas, para que operen con formatos similares o idénticos a los de VTV. El plan consiste en crear, procesar y acrisolar la circulación de noticias e imágenes y así fijar convicciones y actitudes sistematizadas para todos por igual. En otras palabras, instituir conductas colectivas acordes con las «nuevas formas». ¿No sucede acaso en Cuba con la cofradía de los sistemas de radio, televisión y prensa que sólo miran adentro para proyectarse hacia afuera como un mundo feliz?
Globovisión nunca encajó con los designios informativos del régimen como sí encajaron otros medios medrosos que siguen propagando crónicas contrahechas para beneplácito del oficialismo. Las emisoras «solidarias» han llegado a tal decadencia moral que poco les importa trasmitir mensajes que no conciertan con la realidad del país siempre que no se achique la hondura de sus mochilas. Globovisión ha sido sometida a «firmes acciones correctivas» por no subscribirse en ese pelaje moralizador de la revolución.
El régimen estaría muy complacido que la futura Globovisión entrara en el mundo de la fragmentación o focalización de la noticia como lo hace VTV y sus adláteres. Es fundamental para «el proyecto» que el televidente no perciba el contexto de violencia que se ha extendido por todo el país. El recitado oficial se resume a una andanada de compendios falsos y desvinculados entre sí pero muy necesarios para la salvaguardia de sus propósitos. Los presentadores de VTV cortan con frecuencia y superfluamente cualquier programa en curso para cumplir con «los fines educativos» conferidos a reverenciar al líder de turno mientras el país se desmiembra a pedazos.
Globovisión debe salir del aire por revelar los cortes eléctricos, caos en Guayana, crisis hospitalaria, derrape a la libre de la delincuencia y sus víctimas diarias, atmósfera aterradora en cárceles, ruina de la infraestructura, merma de la producción petrolera, efectos de la devaluación, insuficiencia de divisas, escasez de productos de primera necesidad, inflación sistemática, corrupción generalizada, agiotaje en la venta de materiales de construcción controlada por el gobierno, protesta de estudiantes, paros diarios de trabajadores en todo el país, aumento de accidentes de transito, anarquía de motorizados, caciquismo de los Colectivos, retención ilegítima de presos políticos y, en síntesis, los propagados abusos institucionales.
¿Cómo osó esa estación denigrar de la hechura informativa diseñada por el Gobierno? De haberse adherido a la corriente que niega la existencia de conflictos hubiese garantizado su sustento por largo tiempo. Además era más»fácil y seguro» acogerse a la homogeneidad del formato fragmentado que proporcionar noticias provenidas de la investigación o del escenario real desde donde ocurren.
El cerco. Granadas contra la sede, incendio de sus vehículos, agresión contra su personal, asfixia cambiaria para adquirir dispositivos técnicos, multas, amenazas, confiscación de equipos, destierro de su presidente, entre otros, no pudieron contra la voluntad y tesón de esa gran familia periodística. Después de una década de persecuciones, el régimen por fin dio con la fórmula para tachar la planta del universo televisivo. Hoy la estabilidad de la estación se ha hecho inviable lo cual obligó a la directiva a negociarla antes de ser despojada como ocurrió con RCTV. Inventaron la obligatoriedad de digitalizar toda señal abierta menos para Globovisión a la cual se le negaría el permiso bajo la actual directiva. ¡Viste que sí puedo! dirán los mentores de la «democracia participativa». Último chance pues: ¡te corriges o te vas! Globovisión no pudo corregirse por lo tanto se va el 15 de abril. Un avance del madurismo que anhela gobernar el país.