Política ramplona
En el controversial escenario que vive Venezuela, sumergido en dinámicas y sinergias encontradas que apuestan algunas a la democracia, a la ciudadanía, a las instituciones y otras al personalismo, militarismo y populismo, y vistos los resultados del las más última elección del domingo 15 de febrero de 2009 alrededor de la Enmienda Constitucional, ratificamos que el país y la sociedad no nació ni murió.
Lo resultados tienen varias lecturas no sólo y llanamente gano el Sí la nefasta y compleja pregunta que en nada se refirió a la materia que es la reelección indefinida. Los números dejan claro que medio país ratifica su condición democrática, ciudadana, cívica, de libertad y de oposición frente a la reelección indefinida, y frente a un proyecto que no sólo se aparta de los más elementales cánones democráticos sino que también medio país condena una manera de hacer política hostil, populachera, ramplona y con profundas carencias hacia los venezolanos que diez años después vivimos peor en términos de alimentación, seguridad, educación, empleo y demás.
El gobierno debería más que seguir planteando la desunión de los venezolanos, la diatriba cotidiana entre pares, entre amigos, entre familia, y además, más que acariciar más poder y poder, hacer un alto aprovechando no sólo que gano el Sí, sino también que la crisis económica ha comenzado a afectarnos y plantear realmente cuales son los derroteros, los escenarios y los desafíos que un país serio tiene en frente de si.
Ello compromete rectificar con humildad y coraje el rumbo que hemos venido transitando, rumbo espinoso y de incertidumbres que nos has hecho más inseguros, más vulnerables, más improductivos, menos competitivos, más desempleados, más pobres paradójicamente teniendo petróleo y recursos pero carentes de conducción, de equipos técnicos, de acertados programas financieros, sociales, rentismo puro y exacerbado. No hay excusas para evadir las responsabilidades, las fallas y las cifras que tenemos de inflación, desempleo, inseguridad, productividad, dependencia de las importaciones, muertos diarios, semanales, mensuales y anuales que pareciera que estuviésemos en una guerra.
Medio país le dijo a Chávez no sólo No a la reelección indefinida sino a ese trípode perverso y monolítico que es el Estado, gobierno y PSUV que no se distinguen. Ese medio país y grupo de venezolanos le esta ratificando su condición al resto y al actual gobierno que la única forma de prosperar y crecer en todo el sentido de la palabra, es apostando a una educación de calidad, a la inversión, productividad, valor agregado, ingenio, talento, ciencia y tecnología, cultura y deporte. La política ramplona ha sido rechazada por medio país, esa misma política y visión asociada a los fundos zamoranos, a las cooperativas, gallineros verticales, unidades de producción social, consejos comunales y para usted de contar, en su gran mayoría y salvo contadas excepciones, son figuras desvirtuadas, politizadas, ineficientes y corrompidas.
Sino se produce un cambio de visión, una rectificación en casi todas las materias y áreas, no sólo del gabinete económico sino en la visión de sociedad y país, seguiremos por el despeñadero teniendo a un venezolano sin expectativas, sin horizontes, limitado a las misiones, una juventud sin presente y mucho menos futuro, y medio país que lleno de gente capaz, profesionales en todas las aéreas que optan por irse, o quedarse y ver cada día su destrucción en términos de posibilidades reales de mejora, de vivir bien, y de tener expectativas que no tienen porque limitarse a la cola para cobrar las misiones, a vestirse de rojo o escuchar al presidente en sus peroratas. Los venezolanos sin excepción deberíamos optar por una política más loable, más amplia, más comprometida, menos hostil, menos adulante, en fin una política menos ramplona.
(*) Profesor de la Universidad de Los Andes
