Opinión Nacional

Patria, liberalismo y vida

No sé cómo interpretarán los miembros del cuerpo diplomático acreditado en el país y la comunidad internacional en general el grito de la presidenta de la Asamblea Nacional de «patria, socialismo o muerte» luego de haberse aprobado por unanimidad –no se esperaba que fuera de otra forma- los poderes extraordinarios para el presidente Chávez. Muchos de esos embajadores y países conocen y hasta sufrieron en carne propia las miserias del socialismo, y deben ver con preocupación el rumbo que está tomando Venezuela.

Nadie, me temo que ni siquiera quien acuñó el término, sabe a ciencia cierta lo que es el «socialismo del siglo XXI». Un invento de muchas variables, que se parece y no se parece a Cuba, que se parece y no se parece a la revolución cultural de Mao, que se parece y no se parece al régimen bolchevique. Un invento de muchas improvisaciones, de ideas más producto del momento en el que se pronuncian y no de un estudio minucioso de costo/beneficio, y filosofía tipo Eudomar Santos: «como va viniendo, vamos viendo». Y con una busaca llena de dinero para tapar las carencias, las ineptitudes y los fracasos. Por ahora.

Ricardo Zuloaga dice que en vez de citar tantas frases llenas de contenido y acierto de Simón Rodríguez, aquí se evoca con frecuencia aquella de «inventamos o erramos», cuando el resultado es que muchas de las veces que hemos inventado, nos hemos equivocado. Sugiere Ricardo que imitemos a quienes lo han hecho bien. Lo que sucede es que al hablar de imitación, sale a relucir el complejo de «inventar nuestra propia vía». Yo pienso que al menos deberíamos examinar los casos de aquéllos a quienes les ha ido bien mal, para no fracasar. Pero ya veo cuánta razón tuvo quien dijo que «el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra», y tres, cuatro, cinco… Y también quien dijo que «nadie escarmienta en cabeza ajena».

Los izquierdistas no tienen el monopolio del discurso social. Aquí hemos tenido propuestas serias, concretas, factibles, de cómo poner en marcha una economía social de mercado. En otras palabras, liberalismo con sentido social. Se me vienen a la cabeza nombres como José Ignacio Moreno León, Trino Márquez y Gerver Torres, entre otros.

Una frase de Churchill que se ha mencionado hasta el cansancio, pero que cada vez es más cierta, es que «el capitalismo es la distribución desigual de las riquezas, y el socialismo la distribución igualitaria de la miseria». Claro, socialismo para quienes piensan que ser rico es malo. O peor aún, para quienes piensan que no importa cuán pobres son, ni cuántos pobres haya mientras la nueva oligarquía mande y viva como cualquier «capitalista salvaje» de los que tanto critican. La ley del embudo, ni más ni menos.

Los países más desarrollados del mundo no son los que pregonan «patria, socialismo o muerte», sino los que han optado por «patria, liberalismo y vida».

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