Opinión Nacional

Paradojas ¿revolucionarias?

Mientras el presidente de la República intervenía en la Cumbre del Milenio, en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, proponiendo la democratización del organismo mundial, en Venezuela, por el contrario, se acentuaba la política de arbitrariedad y ventajismo que hasta ahora ha caracterizado al régimen de la autodenominada “revolución democrática y pacífica”.

Así, no deja de llamar la atención que la postura del jefe del Estado en ese tema, de innegables repercusiones no sólo en el ámbito externo sino también en el interno, puesto que la adopción de los mecanismos democráticos por una sociedad determinada vale por igual en uno u otro sentido, no se corresponda con las posiciones que el oficialismo sostiene en el campo de la política doméstica. En efecto, resulta por lo menos inquietante que, a propósito de la indispensable legitimación que requieren los poderes públicos no dependientes de la consulta directa al soberano, proceso comicial mediante, esté planteada la violación flagrante de las disposiciones al respecto de la Constitución vigente, pues no otra cosa diferente es lo que está planteado con la propuesta de integrar los distintos comités de postulaciones (judicial y del poder ciudadano, en primer término) con miembros de la Asamblea Nacional en vez de los representantes que correspondan de los diversos sectores de la sociedad, bajo el argumento de que las leyes sobre el particular aún no han sido sancionadas.

De prosperar el criterio anterior, tal como lo exponen los voceros autorizados del oficialismo que se han manifestado al respecto, no hay duda que se estará atentando contra el proceso de democratización que, en teoría, sustenta el nuevo texto constitucional pero que, en la práctica, está sometido a las contradicciones típicas de un régimen de carácter autoritario y excluyente. En todo caso, el debate sobre el tema aún no ha concluido, pero no deja de ser significativo que el derecho de réplica solicitado al presidente de la República por parte de Elías Santana, quien fuera aludido en el programa radial Aló, Presidente en términos desconsiderados, por decir lo menos, no haya obtenido respuesta positiva a su legítima aspiración, lo cual es una nueva demostración de la democracia de fachada que es característica de la República Bolivariana. Y que, cuando el jefe del Estado se manifiesta fuera de nuestras fronteras como ferviente demócrata, no quiere decir que adentro tenga el mismo comportamiento.

Por otra parte, ya en otro terreno, es necesario hacer mención de lo que está ocurriendo con el movimiento sindical, el cual se encuentra expuesto a perder su autonomía e independencia como consecuencia de las maniobras oficialistas destinadas a promover la constitución de una organización bolivariana de trabajadores, sustitutiva de las centrales obreras existentes, en primer término la CTV, cuya eliminación se ha convertido para el primer magistrado en recurrente obsesión que, al parecer, debe superar en el más corto plazo, sin importar los métodos empleados para satisfacer tal propósito. Que, por supuesto, no serán los apropiados, en democracia, para alcanzar el objetivo final de dominar políticamente a la clase obrera organizada y situarla, como factor de poder, al servicio de los intereses del régimen.

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