Opinión Nacional

Para tí, querido alumno

¡Me siento tan orgullosa de tí y de todos tus compañeros! ¡No te imaginas lo complacida que estoy de saber que reaccionaron, que no son indiferentes, que quieren trabajar por Venezuela! ¡Y no sabes la satisfacción que siento al saber que como tú, muchos de los que pasaron por mis aulas están luchando por lo que nos pertenece! ¿Sabes? Siento como si un poquito de mí continuara con ustedes en áreas de tan diversas disciplinas, en esos auditorios, en esas calles.

¿Recuerdas tu crispación cuando les estrujaba los sesos para pensar más allá del presente? Pues bien, ese pasado tuyo donde intentabas responderme se convirtió en un hoy que pareces querer sobresaliente.

¿Y recuerdas también cómo callaba y permitía acaloradas discusiones para encontrar su propia respuesta? ¡Y la encontraron! Ya saben que la libertad no es un regalo sino un compromiso de vida.

¿Entiendes ahora la razón por la cual no quería una contestación prefabricada en libros de texto? Los manuales te enseñaron un abanico de ideas, pero tú serías responsable de formar los principios que regirán tu vida.

¿Comprendes hoy por qué la solución a una interrogante podía tener diferentes procedimientos para despejar la incógnita? Tú escogiste la inclusión, la tolerancia y la paz.

Basta con ver a tu alrededor y contar la infinidad de colores de tus compañeros, de sus banderas, de sus ideologías, para advertir que el equipo con que hacías tus trabajos se multiplicó a tal punto que en todo el país hay miles de muchachos y muchachas como tú empeñados en lograr lo mismo.

¿Entiendes por qué valía la pena plantearse grandes metas? Porque el hombre se crece en las dificultades. Y ustedes se agigantaron frente a sus circunstancias.

¿Te das cuenta entonces por qué rechazaba tu actitud tan desprendida de nuestra realidad? Tomaste conciencia de tu posición frente a los problemas sociales y políticos. De ahora en adelante, contribuye con tu esfuerzo, como lo estás haciendo, a transformar la sociedad y hacer de Venezuela un país próspero, libre y plural.

Sigue estudiando, querido alumno, continúa formándote para hacer el país que quieres. Ni siquiera cuando obtengas un título profesional dejes de hacerlo. El saber nunca termina.

¿Recuerdas cuando te exigí que hicieras el trabajo bien hecho? Aprendiste a protestar, a exigir, a rechazar. Protestas contra la mediocridad, la ineficiencia y la injusticia. Exiges excelencia, responsabilidad y justicia. Rechazas los extremos, buscas el equilibrio. Has sido prudente.

No dejes de escuchar. Escucha siempre. Ten oídos para todos. Atiende a tus mayores. No deseches sus consejos. Aprende de sus aciertos y sus errores. La vida es un libro que se escribe con los años y la experiencia es sabia.

Tiende puentes. Se conciliador y da la bienvenida a los que piensan distinto a ti. Encontrarás amigos que te enseñarán a ver la vida con diferentes prismas.

La universidad, muchacho, es un encuentro de saberes, un campo de ideas que adquieren rostro humano. Esos saberes, esas ideas, esos conocimientos infinitos alcanzan genialidad y trascendencia cuando se ponen al servicio de un bien mayúsculo como la patria. Tú estás haciendo patria. Harás historia y yo relataré esa historia de tus éxitos. Recorreré las líneas escritas con tu valentía y sonreiré orgullosa al recordarte. Y descansaré agradecida y vanidosa de haberte conocido. Estoy orgullosa de ti, querido alumno.

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