Para superar el pesimismo
Si bien los últimos días han puesto a prueba la capacidad de asombro de la población como consecuencia de las cínicas actitudes asumidas por Hugo Chávez de cara a las propuestas de carácter electoral presentadas con el propósito de encontrar salida a la grave crisis política que fustiga al país, lo cierto es que, como contrapartida de lo apuntado, preocupa la postura pesimista que comienza a dominar a sectores de la sociedad civil y de la sociedad política que estiman que ya nada hay por hacer en el campo de la institucionalidad democrática y que, de persistir en los esfuerzos pacíficos para desafiar al oficialismo, lo que nos aguarda es un predecible descalabro.
Sin embargo, no puede decirse que todo está perdido ni mucho menos. La presencia de la comunidad internacional, interesada como está a no dudarlo, en el caso venezolano, representa un apoyo sustancial en orden a encontrar fórmulas que puedan interesar a oficialistas y a opositores en mérito a negociar vías capaces de alcanzar las soluciones que toda Venezuela está demandando sin exclusiones de ningún género. Así, es alentador que ya en la reunión de instalación del Grupo de Amigos se expresara, entre otros temas, la necesidad de establecer acuerdos firmes y urgentes, tanto sobre la erradicación de la violencia como sobre la salida electoral a la profunda crisis que hoy padecemos.
El que Hugo Chávez estime que su gobierno autocrático y militarista se consolida como consecuencia de los aparentes éxitos alcanzados merced a las cuestionables e insólitas decisiones del (%=Link(«http://www.tsj.gov.ve»,»Tribunal Supremo de Justicia»)%), no tiene una significación distinta que la de reconocer frente a la opinión pública, tanto en la esfera doméstica como en la internacional, que el proceso revolucionario del cual se vanagloria no pasa de ser una ridícula imitación de los verdaderos regímenes autoritarios, de los cuales son escasos los hoy existentes en el mundo contemporáneo.
Por lo demás, se hace necesario que, tanto la sociedad civil como la política, deben mantener firmes las posiciones ocupadas en todo del territorio nacional, a través de calles y plazas, a fin de que no exista duda alguna del carácter pacífico del movimiento opositor en contraste con las conductas agresivas y violentas adoptadas por el oficialismo.
Lo que no puede negarse es que Hugo Chávez hará todo lo posible por evadir la salida electoral. De allí sus maniobras para impedir el referendo consultivo y las que vendrán respecto al referendo revocatorio y la enmienda constitucional, iniciativas estas dos últimas presentadas por el ex presidente Jimmy Carter a la Mesa de Negociación y Acuerdos.
Se equivocan quienes aprecian que no hay un más allá en este proceso y que el enfrentamiento violento entre oficialismo y oposición es lo que viene inevitablemente. La capacidad cívica mostrada por el pueblo venezolano en todas las circunstancias espantosas y tremendas que ha tenido que encarar frente a las agresiones oficialistas, es la mejor demostración de que todavía existen reservas valiosas tanto en el seno de la sociedad civil como en el de la política para superar exitosamente la posición cargada de pesimismo de quienes consideran que Hugo Chávez no va a ceder en su irrefrenable ambición de mantenerse en el ejercicio de la presidencia de la República hasta 2021, bicentenario de la batalla de Carabobo. Antes, mucho antes, el soberano dirá su última palabra.