Para rescatar al país
Diego Arria
Las palabras de mi muy estimado amigo Diego Arria, que tomo como epígrafe de estas reflexiones, no requieren de ninguna explicación, señalan la consecuencia natural y lógica que cabía esperar del proceso del pasado domingo, ninguna sorpresa hemos recibido quienes inútilmente venimos advirtiendo sobre una «política opositora» fofa y sin destino, detesto esa afición ( que algunos -muy injustamente- pretenden achacar solo a las mujeres) de disfrutar del necio y chocante : «…yo te lo dije» , que nada suma y tanto irrita.
La situación de Venezuela es demasiado grave para detenernos en esas bolserías, por el contrario en esos casos uno es el que mas desea haber estado equivocado. Tampoco tiene sentido dedicarnos a análisis matemáticos y técnicos sobre la magnitud de un fraude que se viene repitiendo, al menos desde el 2004. Eso lo harán, con propiedad y enjundia los técnicos, lamentablemente, no tendremos el aporte idóneo, venezolanísimo y fraternal de Eric Ekvall.
Si alguna actividad humana no admite medias tintas es la política, bien lo afirmó -a la salida de su segundo gobierno- un muy valiente general guariqueño -nacido en Miranda y bautizado en Aragua- Joaquín Crespo, al afirmar: «… me retiro del poder aunque no de la política, esta, como la túnica de Neso se adhiere a la piel y no se pierde sino con la vida». Así los que vivimos, respiramos, estudiamos, luchamos, haciendo política, no dejaremos de serlo jamás. Podemos habernos realizado en la academia, en la literatura, en el foro, hasta en los quirófanos, pero siempre seremos políticos…
Cuando superando los pudores que sentía de crear un blog, dadas mis notorias limitaciones en el manejo de estos instrumentos postmodernos, decidí bautizarlo «Para rescatar el porvenir» no sólo fue una afirmación de fe y de optimismo, sino porque creo que es el papel que nos toca a aquellos verdaderos profesionales de la política, que -para glosar la frase favorita de Capriles- ya tenemos algo mas de 40 años…
Ya que Dios nos dio, en su infinita generosidad, el privilegio de tener ideas, de pensar -como lo dijo en su célebre pleonasmo el Ilustre Americano, Dr. y General Antonio Guzmán-Blanco- «… yo pienso con mi cabeza mía» hay que aportar esas ideas a unas generaciones, quizá «podridas por el petroleo» como decía Uslar Pietri, y que adolecen en gran medida, de una insalvable pereza intelectual, que les impide entender que dirigente viene de dirigir y que para dirigir hay que ver un poco más adelante del próximo proceso electoral -aun uno limpio no manejado por el CNE- la antevisión histórica no es una virtud para los elegidos, es una obligación para todo aquel que conociendo la realidad social, la historia, los atavismos de su pueblo, aspire a dirigirlo y se haya preparado para hacerlo.
No podemos seguir improvisando, las generaciones que -como la mía- ya llegan a los 70 años, tenemos una indeleble deuda con el país, hicimos o hicieron, es cierto, una inmensa obra física, educativa, sanitaria, etc, especialmente en los primeros 20 años de la democracia, pero tenemos el imperdonable pecado de no haber formado ciudadanos. Pensaron los próceres que crearon el sistema: Betancourt, Leoni, Caldera, Villalba, Prieto Figueroa, Uslar-Pietri, Otero Silva, Gustavo y Eduardo Machado Morales, Salvador de la Plaza, Lorenzo Fernandez, Patrocinio Peñuela Ruiz, además de los caídos en la resistencia, que con el ejemplo bastaba. Se equivocaron…
Había que hacer como las gallinas, poner los huevos, y cacarear para que todos se enteraran. En todo caso, después de estas disquisiciones certeras y honestas, inevitablemente largas, esto no es un artículo es un testimonio y un «manifiesto» personal ¿ donde estamos parados y que hay que hacer?
Mi tantas veces citado -siempre de memoria- Don Antonio Machado, en alguna página de su inmortal «Juan de Mairena», aludiendo a la necesaria autoridad moral para ganar una guerra, decía algo así como: «… procura que tu enemigo nunca tenga razón». Y allí está una de las causas de que Venezuela lleve ya tres lustros uncida al carro de la «revolución bonita», es decir, aquella amamantada, dirigida y monitoreada desde La Habana, Korea del Norte, Irán, Siria, Bielorrusia, Zimbabwe y otros etcéteras igualmente deleznables.
En efecto, se ha demostrado hasta la saciedad el carácter fraudulento del sistema electoral chavista, excelentes técnicos nacionales y extranjeros desnudaron la inmoral estructura. Pero… son legítimos los dirigentes opositores? A quienes representan, quienes los eligieron…
Como se combate exitosamente el fraude con un estado mayor de jerarcas auto-electos, el discurso de una oposición que debería enfrentar el escamoteo, la burla a la voluntad del soberano, suena y es, hueco. Algunos «partidos políticos» nunca han realizado una elección interna, otros como el mio no la realizan desde 1999. Desde luego el régimen hábil y habilidoso favorece a través de su Poder Judicial sumiso, su Tribunal Supremo de Justicia, a las cúpulas podridas, porque estas les garantizan adversarios con «plomo en el ala», vencidos de antemano por el tahúr mayor, es decir el propio gobierno.
La tarea visible es la organización del pueblo, empezando por la revitalización de los propios partidos y en consecuencia de la MUD, ya deberían estar renunciando y convocando procesos internos, si es que se sienten y creen dirigentes con algo que aportarle al país. No podemos seguir con meros administradores -y malos- de franquicias que en muchos casos costaron mucha sangre, mucho talento, mucho sufrimiento establecer.
Tampoco se puede esperar a que una Fuerza Armada cada día mas distante y extraña, interprete y haga lo que al pensamiento civil y civilista le toca hacer, He sido un sincero admirador y un respetuoso amigo de la institución castrense, siempre he creído que se puede -y debe- ser antimilitarista, nunca anti-militar, pero ya basta. En el camino unos marchando con aire marcial, otros caminando o trotando, como cada uno pueda, debemos incorporarnos a la indetenible marcha para rescatar el presente y el porvenir de Venezuela.