Para que el espíritu viva
«Por eso yo los declaro la trilogía del mal, los enemigos de la patria… Llamo al pueblo a la batalla, contra estos bandidos que quieren destruir la patria». Tristes palabras pronunciadas por Maduro para atacar a Henrique Capriles, Leopoldo López y María Corina Machado.
Recuerdan otros países y otras realidades totalitarias. ¿Cuántos tiranos han enviado de esta manera, a sus contrarios a la vendetta del clan de sus seguidores?
La revolución cultural en la China de Mao dejó un saldo de 40 millones de personas muertas. La disminución de la influencia y de poder del presidente chino, estuvo al origen de la masacre. Mao compensó con represión la falta de afecto de su pueblo.
El holocausto de Hitler ocasionó la muerte de 6 millones de judíos, en la Alemania nazi todo comenzó con una «iniciativa» del pueblo, preparada por su ministro de propaganda Joseph Goebbels, quien poseía una personalidad cínica, impulsiva y dominante. Personaje incisivo y manipulador, necesitaba del protagonismo y era muy temperamental. Maestro de la mentira, la hizo su mejor herramienta para los objetivos del régimen.
El genocidio camboyano fue ejecutado por los Jemeres Rojos, el partido político de ideología marxista, que gobernaba, tenía una concepción extremista de la revolución. Durante su gobierno desaparecieron 3 millones de personas de las zonas urbanas.
La Gran Purga con cientos de muertos causados por la persecución política, fue crucial para consolidar en el poder a Stalin. La campaña de represión desatada en la Unión Soviética fue justificada argumentando que se «limpiaba» el país, de «saboteadores y disidentes».
Son algunos ejemplos utilizados en el mundo, para buscar al «enemigo oculto», en realidad eran una política de exterminio del contrario, a nombre de lo que presentaban como atentatorio al Estado. Constituían medidas extremas para garantizar la permanencia del régimen opresor.
El «Goebbels habanero», ha dispuesto que el régimen venezolano se valga de las mismas «recetas», aplicando su máxima preferida: «una mentira mil veces repetida… se transforma en verdad».
En Venezuela el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, aseguró que los afiches contra la «trilogía del mal», nombre que Nicolás Maduro dio a los opositores, fueron una «iniciativa» del pueblo. Difícil de «tragar».
Sobre todo que los afiches utilizados, intentan hacer creer que los males que sufrimos, productos del desgobierno de Maduro, son causados por los defensores de la democracia.
La mayoría de los venezolanos sabemos, que todo es consecuencia de la política económica implementada por el gobierno.
Cuando se aplican estos métodos de desprestigio, dirigidos desde el poder, suenan las alarmas de la libertad, los países democráticos retienen el aliento y observan.
Son estos, tristes tiempos para el espíritu democrático de los venezolanos, para la paz y la libertad. Sabemos que son un llamado a las huestes gubernamentales, para que salgan y atenten contra la integridad de esto jóvenes venezolanos, que están ofreciendo su vida para sacarnos de este marasmo.
Con él se busca paralizar toda actividad de la sociedad, tanto en lo moral como en lo físico y lo político.
Las palabras de Diosdado nos recuerdan aquellas otras, dichas también desde la televisión, que indicaban que «robar no es malo».
La «instrucción» desató la más alta tasa de delincuencia que ha sufrido el país. Del robo se pasó rápido al asesinato, ya que era mejor no dejar testigos y poder convertirse en uno de ese 97% de homicidios que no son dilucidados, garantizando la total impunidad.
Capriles, María Corina y Leopoldo representan el espíritu indomable venezolano, ese que no se rinde. Como dijo uno de ellos: «llegó la hora de tomar la calle».
Nuestro deber es permanecer a su lado, para permitir que eso que nos define continúe existiendo dentro de cada uno de nosotros y como forma de vida.
A luchar por lo que somos, lo que aspiramos, por lo que merecemos como ciudadanos venezolanos. Hay que darle duro para garantizar que el espíritu viva.
Excónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
