Opinión Nacional

Para la clase media

La Asociación Residencial (AR) es equivalente a lo que hemos calificado como la Unidad de Planificación Vecinal (UPV). Esto es el centro de operaciones donde se preparan los planes y se supervisan las normas de convivencia de las urbanizaciones de los sectores medios y profesionales. La AR se materializa al recibir, de los gobiernos municipales, los recursos necesarios para desarrollar las acciones que contemplan sus proyectos. Así como la UPV, la AR es el cerebro que reúne las potencialidades creadoras de quienes habitan esa urbanización. La AR es el ente que conduce el destino de esa comunidad.

La AR se forma por decisión de los residentes de la urbanización. En asamblea local, los habitantes de esa comunidad sin ningún tipo de distinción (ideología, militancia partidista, raza, religión), escogerán a los miembros que formarán la AR. La decisión se hará por la vía del voto mayoritario. Mientras se consolide este concepto de autonomía comunitaria, puede ser que cualquier otro tipo de organización existente, (p.e. la Asociación de Vecinos) sea la que asuma los roles de la AR. Eso será potestad de la asamblea. No obstante, lo que sí es mandatorio es que los miembros de la AR sean decididos en asamblea. Por su parte, los miembros de la comunidad tienen que actuar en dos direcciones. La primera, labrar su gestión en las Alcaldías para justificar y exigir la transferencia de recursos para las AR de su urbanización. Se hará apelando a las actuales leyes nacionales y ordenanzas municipales. Lo que corresponda a modificaciones, reparos jurídicos o surgimientos de nuevas normas constitucionales, deberán tramitarse por los caminos de la lucha social imperecedera.

La otra vía de acción es la elaboración de una propuesta general de normas y regulaciones de la comunidad y específicamente de la AR. Propuesta que será sometida a consideración de la asamblea de la urbanización. Una vez que se haya cumplido con el proceso de gestión ante las Alcaldías y aprobación de normas comunitarias, se procederá a realizar la asamblea para la elección de la AR.

La AR deberá entonces convertirse en la dirección de la comunidad. Elaborará los planes de desarrollo de la urbanización, administrará los recursos que le lleguen del municipio, ejecutará las obras públicas establecidas en los planes, supervisará el cumplimiento de las normas de convivencia ciudadana, propondrá la realización de las asambleas, ejecutará los proyectos para la prosperidad de la urbanización, procesará los reparos y sugerencias de todos los vecinos e informará de su gestión a quien se lo solicite. En fin, será la portadora de la semilla de la democracia directa.

Por otro lado, las AR se abocarán a la formación de cooperativas sociales para operar en el mercado. Modalidades alternativas que, entre otras metas a alcanzar, tramitarán la exoneración de los impuestos. Las cooperativas no deben pagar IVA, ni IDB, ni cualquier otro instrumento fiscal de similar índole. No obstante, como parte de la lucha, los vecinos de cada urbanización tienen que bregar su viabilidad constitucional. La nueva ley de Participación Ciudadana, que está en estudio todavía, debe privilegiar a la organización comunitaria. Los fines de la revolución están orientados a generar prosperidad al pueblo. Por ello, cabe demandar consecuencia con sus postulados. Las comunidades organizadas cumplen un rol social de beneficio para el colectivo. No sólo desde el punto de vista material (producción e ingresos), sino también organizacional (fomento de la unidad comunitaria y del espíritu de cuerpo entre sus miembros), moral (cuido de los valores fundamentales del individuo y de la familia), político (preservación del patrimonio de bienes de la nación). En fin, son estructuras que buscan la elevación cultural del pueblo y la prosperidad de la sociedad. De manera que, las comunidades organizadas practicantes del bien común, tienen que ser exonerados del pago de impuestos.

Será entonces necesario que las ideas, enriquecedoras de esta acción, salgan a relucir de inmediato. Hacerlas fluir hacia la concreción de la comunidad organizada. Es tiempo de creación y de conciliación nacional. Más importante que las posturas ideológicas y las parcelas políticas, está la emancipación del pueblo.

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