País de despedidas
Aun cuando, es lamentable la escasa capacidad de expresarse en forma clara y coherente de jóvenes que, con total seguridad han tenido y tienen la oportunidad de estudiar en instituciones de prestigio, y que igualmente manejan desde su mas tierna infancia las más modernas herramientas de comunicación que la tecnología ha creado; no quedan dudas del fondo de lo que quieren decir.
El país de violencia e inseguridad en que se ha transformado Venezuela, donde el obtener éxito profesional o económico se convierte en elemento que aumenta ostensiblemente el riesgo de ser secuestrado, atracado, escarnecido, insultado y asesinado. Y claro, un país donde los ministros mas importantes han sido señalados de estar inmersos en el mundo del narcotráfico, sin que ello motive la más mínima investigación es un país que se fue a la mierda.
Cuando vemos que policías activos se dedican a cometer toda clase de delitos con total impunidad, y que sólo cuando las víctimas son personajes de notoriedad insoslayable, son procesados los responsables, quienes disfrutan de todas las comodidades posibles.
En Anzoátegui acabamos de conocer el caso de un taxista que fue secuestrado y asesinado por ex policías que se encontraban arrestados en la Comandancia General de la Policía Estadal, y se les permitía salir a cometer fechorías, sin que hasta ahora tengamos noticias de que se haya responsabilizado a alguien por esta irregularidad. Seguramente el Gobernador Tarek W. Saab está demasiado ocupado en el gimnasio como para ocuparse de darle a los ciudadanos una explicación.
Hay demasiados elementos para discutir largamente sobre las motivaciones que tienen los jóvenes para desear irse lo mas lejos posible de Venezuela, Y no las bobaliconas burlas del caricaturesco presentador del programa de Venezolana de Televisión que pretendió ridiculizar a los jóvenes que se expresan en el video. Lógicamente, a nadie del gobierno le interesa que esos temas se discutan públicamente. La cloaca en que ellos se desenvuelven ha convertido a Venezuela en un país de despedidas.