Opinión Nacional

Oropel Quintorepublicano

Indudablemente la esperanza conforma el elemento fundamental en una sociedad, en un país, empleo, institución, familia, en un enfermo y demás. De tal manera que pobre de aquel que no albergue dentro de si esperanzas. Este país ha trajinado mucho, la experiencia de los venezolanos como sociedad es enormemente rica, más todavía si agregamos dentro de la misma a esta experiencia sui generis elegida por voluntad popular y sin trampa alguna aquel domingo 06 de diciembre de 1998.

Por tanto, este salto al vació, este experimento, esta larga etapa que hemos vivido los venezolanos desde aquella navidad de 1998 y que pareciera prolongarse realmente nos preocupa como ciudadanos, y fundamentalmente como personas que nos resistimos a vivir sumergidos en la más espantosa pobreza espiritual, ciudadana y colectiva. Abunda la mediocridad, la indiferencia de los acomodados, el oropel de la emergente clase quintorepublicana vestida por el emporio armani, portando atuendos Louis Vuitton, Rolex, comiendo Pateé Foie Gras, oliendo a Chanel Nº 5 y a Dolce e Gabbana, y sobre todo viviendo cómodamente en el Este, conduciendo emblemáticos Mercedes Benz , Audi o BBW , y en lo posible y cuando la providencia lo permite invirtiendo algún dinerito extra en bienes inmuebles en Miami o el BBV de España o en el Chase Manhattan Bank.

Mientras esto sucede, mientras una camarilla disfruta de las mieles del poder, y de los beneficios de una dieta parlamentaria, de un suculento sueldo como embajador, cónsul, alcalde o juez, además de los beneficios de las licitaciones, y demás negocios, en simultaneo observamos muestras reiteradas de nuestro presidente, quien generosamente ayuda, presta, regala, condona, etc, etc, petróleo y recursos por doquier a tutori mundaci, no sólo Cuba sino a todo aquel que lo requiera, olvidando que internamente vemos la destrucción de nuestras autopistas, vías de comunicación, nuestros compatriotas son vejados por la lentitud en la administración de justicia, lo que si eficiente y llega puntual es el SENIAT cobrando multas y cerrando negocios, otro grupo de venezolanos, aquellos que se salvan de algún secuestro, atraco o riña callejera, se mueren en los hospitales por falta de oxigeno, toxoide tetanico o sutura, la economía del país es una gran buhonería donde la informalidad reina, Ni hablar del desposeído que sólo puede aspirar a la bequita (misión Ribas, Guaicaipuro, Robinsón, Sucre) y adquirir un paquetico de arroz, leche y pollo en Mercal y ver religiosamente a su presidente por Aló Presidente cada domingo a partir del ½ día y naturalmente 3 o 4 noches por semana en horario estelar y encadenado.

Pero no conforme con esto nos encontramos un numeroso grupo de venezolanos, muchos de los cuales somos profesionales, sin membresía política, aunque no negamos nuestra simpatía a algún partido, viejo o de los nuevos, y somos tan trabajadores y tan venezolanos como los adeptos al régimen y proceso. Nos apesta comulgar con la corrupción e ineficiencia de la V República, e igualmente nos asquea relacionarnos con la inepta oposición (salvo honrosas excepciones) que asume a la política como un torneo o más todavía como mercadería que esta sujeta a negociado.

Frente a todo esto, pese al desencanto de muchos no debemos perder las esperanzas y recordar la hermosa canción interpretada por Víctor Manuel San José y Ana Belén “Sólo le pido a Dios que en la guerra no me sea indiferente … Sólo le pido a Dios que el dolor no me sea indiferente … sin un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente …. Sólo le pido a Dios que lo injusto no me sea indiferente, desahuciado está el que tiene que marcharse a vivir una cultura diferente”.

(*) Politólogo

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