Opinión Nacional

Oposición recia, no comeflorismo

Hay quienes se angustian por la “polarización”. Consideran que si antes favoreció a Chávez ahora favorecería a los chavistas. Esa opinión amerita ser analizada con detenimiento. Ya que la comparten compatriotas inteligentes, respetables e influyentes.

Es indudable que el difunto Chávez, fue un gran polarizador. Cada día, durante 14 años, polarizó a los venezolanos. Sus largos discursos, sus interminables “cadenas”, sus constantes declaraciones a los medios, estaban siempre cargadas de agresiones verbales, de descalificaciones, de expresiones despectivas y burlonas a sus adversarios, a los que siempre trataba como “enemigos”. Como Chávez se mantuvo en el poder durante 14 años, se deduce que su capacidad polarizante fué uno de los factores que más lo ayudaron. Siendo así –se razona- si hoy se polariza se estaría favoreciendo a sus herederos.

La polarización, como la entienden y practican los chavistas, claro que no conviene, pues degrada y envilece el debate político. Por lo demás, ni siquiera podríamos asumirla, pues nos incapacita nuestra condición humana de demócratas. La polarización continuará, pues, siendo, práctica política exclusiva de los chavistas, o hablando con más propiedad, del sector de chavistas fanatizados por la colonización mental que sobre ellos ha logrado el modelo soviético-cubano, el modelo stalinista-fidelista.

No se polariza haciendo oposición firme, permanente, resuelta. La principal función de la oposición es oponerse. No es por azar que universalmente al periodo de enfrentamiento y puja entre partidos y candidatos se le asigna un nombre de resonancia bélica: “campaña”. En las campañas electorales se enfrentan candidatos contrapuestos y cada uno de ellos tiene derecho, es más, está obligado a promoverse con fuerza, afincándose en los puntos débiles del adversario. En ese ámbito el comeflorismo no tiene sentido.

En cuanto a la línea estratégica de atraer a los chavistas light, a los que se supone en desacuerdo con la odiosa conducta discriminatoria y violenta de quienes se han adueñado de facto del poder, en principio es correcta. En política, y más en campaña electoral, siempre hay que sumar, nunca restar. Pero hay que tener cuidado. No darse con las espuelas. Nada se ganaría si por atraer a un grupo numeroso de chavistas, se pierde el apoyo de un número igual o mayor de amigos, en desacuerdo con lo que podrían considerar un juego político oportunista y politiquero.

No permitamos que a Iván Simonovis, le suceda lo mismo que a Franklin Brito.

 

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