Opinión Nacional

Oiga usted Presidente

VENEZUELA LIMITA al norte con La Guaira. Y ahora, con esta nueva tragedia, seremos país de geografía confinada, aislado e incomprensible. Las actividades de las que dependemos se verán restringidas, y cómo, por la situación crítica e irreversible, que padece la arteria central que une a la nación con el mundo y viceversa. Se han ofrecido soluciones paliativas, o urgentes a destiempo, para hacer frente al delito de desidia continuada, pero ninguna de ellas es lo suficientemente viable, definitiva y creíble, como para dormir tranquilos. Siete años de gobierno y nada.

LOS EFECTOS DE ESTA situación serán muy graves. Las fuentes de trabajo se verán mermadas. La industria del turismo estará afectada. Las actividades comerciales decaerán estrepitosamente en lo interno y también por el hecho de que muchos países reciben desde aquí bienes y servicios que ya no podrán ser ofrecidos como antes. Pienso en la economía caribeña, tan dependiente en algunos rubros de lo que de aquí sale y entra. Pienso, además, en los proyectos de integración, incluyendo la energética, que se verán también golpeados por estas circunstancias. Nos convertimos aceleradamente en una isla sin mar y sin puerto. Bloqueados desde adentro.

LA CONSTITUCION de Venezuela obliga al Estado, del que usted es cabeza prominente, a crear el ambiente de seguridad necesario para el desenvolvimiento de la vida social y humana. El gobierno, que usted preside, está en la obligación de encontrar solución, a la brevedad posible, a ese complejo drama. La tecnología existe, y los dineros públicos, tan crecidos en estos últimos tiempos, están a la disposición de los organismos responsables. Estamos hartos ya de seguir escuchando el razonamiento, esgrimido permanentemente, de que los males que nos aquejan son producto de la democracia puntofijista o del paro petrolero o de otros paraguas arguméntales que no hacen sino enseñar la incapacidad del Gobierno para resolver problemas concretos, mientras se obsequia aquí y allá, por manidas razones geoestratégicas, millones de dólares sin ton ni son ni contraloría social, mientras la gente del barrio «Nueva Esparta», por sólo nombrar un grano de arena, vive lo peor de la vida.

USTED, EN SU ULTIMA alocución, con motivo de la instalación de la nueva Asamblea Nacional afirmó rotundo: «Tenemos que dejar de ser una democracia boba, bobalicona y débil». Pues bien, quiero entender que esta radiografía se refiere a que existe voluntad política de rectificación y no a humillo de ventaja. Además, usted las tiene todas a su favor. La vía Caracas-La Guaira es un reto que en los siete años que lleva en el gobierno no se ha resuelto. Y esa arteria va directo al corazón de la credibilidad. Nombre ministros eficientes. Déjelos ser ministros.

ACTUE CON VISION de estadista y resuelva. Para eso fue electo Presidente de la República Bolivariana de Venezuela que somos todos. Que se vea que le duele el país más allá del verbo. Póngase en campaña electoral, pero mostrando logros visibles y palpables. O es que las revoluciones requieren de la pobreza, el aislamiento y de condiciones inestables de vida, para poder existir. Eso es lo que esperamos de usted señor Presidente, porque si no la historia le será implacable. Yo que se lo digo.

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