Ochenta y cinco años
Hace ochenta y cinco años que los Jesuitas abrieron, en 1923, el Colegio San Ignacio en Caracas. Regresaban a Venezuela después de una ausencia de más de ciento cincuenta años tras haberse cumplido el decreto de Carlos III, emitido el 27 de febrero de 1767, que expulsó a los Jesuitas de España y de todas sus posesiones.
Con el lema “En todo Amar y Servir” la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio San Ignacio ASIA, ha querido dejar constancia de la historia del colegio y ha editado un estupendo libro de más de seiscientas páginas, donde no solo se deja testimonio de los diecisiete lustros ocurridos en el colegio sino que también se refiere la historia de las actuaciones de la Compañía de Jesús en esta Tierra de Gracia.
Armando Michelangeli Ayala, nuestro amigo de más de sesenta años y vecino del Estadio Nacional de El Paraíso, hoy Brígido Iriarte, se entregó durante varios meses a recopilar escritos e imágenes que le permitieron editar una obra digna de la ocasión y de la colectividad a quienes representa.
Hurgar los archivos y las gavetas de mucha gente, especialmente los de los padres jesuitas; rogar que se escribieran crónicas y relatos de las experiencias vividas por representantes de los distintos estamentos y actividades conectadas con el colegio; vencer las limitantes reales o imaginarias que tuvieron que surgir en ese lapso y ver hoy plasmados en ese precioso volumen tantas horas de desvelo, tienen que llenar de orgullo a todos quienes allí colaboraron.
Sería desproporcionadamente ambicioso de nuestra parte intentar siquiera hacer un resumen de esa estupenda crónica, pero nos interesa destacar que los jesuitas han sido hombres que han formado más de ocho generaciones de venezolanos útiles que han destacado en todas las instancias de la sociedad. Y como el amigo aquel… siguen tan campantes.
Muy al estilo de la congregación, en el trabajo se cuela la hábil y precisa influencia del padre Ignacio Galdos Zuazua s.j. quien es el seguidor de tantos y tantos buenos hombres venidos especialmente desde España y seguidores de San Ignacio, que han sentado cátedras y desplegado importantes actividades, especialmente en el campo de la educación y sus actividades conexas.
El Colegio San Ignacio, el desaparecido Colegio San José de Mérida, la Universidad Católica Andrés Bello con sus extensiones de San Cristóbal y de Ciudad Bolívar que hoy son mayores de edad e independientes, y la inmensa obra educativa de Fe y Alegría que es faro fundamental de una educación integral en casi todos los países de Latinoamérica y con extensiones en otras latitudes, son testimonio inapelable de lo que aquí anotamos.
Todas esas empresas, dirigidas por los padres jesuitas y respaldadas por amplios sectores de nuestra sociedad, conforman una misión que, a través de la educación, siembra las mejores semillas posibles en la huerta nacional, formando hombres y mujeres útiles en todos los estratos de la nación.
Vayan para Armando, para el Padre Galdos, para todos quienes colaboraron con la publicación y para todos los miembros de ASIA, nuestras profundas felicitaciones y el eterno agradecimiento por hacernos conocer los detalles de una labor fundamental en el desarrollo de Venezuela.