Opinión Nacional

¡Nunca jamás!

El pasado 27 de enero se conmemoraron 62 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz. Hay que contar y recontar lo que allí sucedió para no olvidarlo. Si se olvida, puede volver a suceder. De hecho, las experiencias de Treblinka, Sobibor, Belzek, Maidanek, Jelmo y Birkenao no fueron suficientes para evitar los genocidios de Kosovo, Rwanda y Darfur.

El acto de conmemoración que se llevó a cabo en la Unión Israelita de Caracas estuvo lleno de sentimiento y emotividad, pero también de mucha determinación y fuerza. Miguel Osers, hijo de Harry Osers y Dorit Weiss de Osers, sobrevivientes de los campos de concentración de Auschwitz y de Térezin y sub director del Dor Hemshej del Comité Venezolano de Yad Vashem (institución que se encarga de la divulgación, educación y el recuerdo de la memoria de los fallecidos en el Holocausto Judío durante la Segunda Guerra Mundial), habló sobre el segundo asesinato de quienes perecieron a manos de los nazis: «no es un hecho antisemita y racista más. Hay mucho en juego. En primer lugar, el hecho de que se esté asesinando por segunda vez 6 millones de niños, madres, ancianos, humildes artesanos, sastres, campesinos y obre ro s judíos. Prime ro se los arrancó de la vida y ahora se quiere negar que hayan existido».

El movimiento de negación del Holocausto sigue cobrando adeptos en el mundo. La ciudad de Teherán fue sede de los «negacionistas» durante el 11 y el 12 de diciembre de 2006. Tengo frescas en la memoria las palabras de David Yisrael, Director del Yad Vashem, leídas por Simón Benhayón: » el dolor es inmenso, insoportable… estuve siete meses en Birkenau, y vi dónde y cómo asesinaron a mi madre y a mi hermana en las cámaras de gas y crematorios»… ¿cómo se atreven a negar el Holocausto, cuando todavía hay personas vivas que lo sufrieron?…

Freddy Pressner, Presidente de la CAIV, relató que «el pasado sábado 27 de enero, coincidiendo con la fecha de liberación de Auschwitz, falleció la señora Ida Modiano de Benadón, miembro de nuestra comunidad y sobreviviente de este campo de exterminio. El deceso fue consecuencia de un accidente cardiovascular que la sorprendió mientras rezaba en la Sinagoga Bet El , desde donde fue trasladada a una clínica a la que ingresó sin vida. El médico que la atendió vio el infame número tatuado en su antebrazo y llamó a todo el personal médico y a las enfermeras para que se dieran cuenta de cómo se marcaba a los prisioneros de los campos de concentración y de que el Holocausto SÍ ocurrió realmente. Aún desde su lecho de muerte Ida Benadón continuó denunciando al mundo los horrores del Holocausto».

Todas las personas de paz debemos hacernos eco de esa denuncia, para que el Holocausto no vuelva a repetirse. De una vez y para siempre, ¡nunca jamás!

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