Opinión Nacional

Nuevos ideales, nuevos procedimientos

Llegó el 2005. Se nos presenta el nuevo año lleno de incógnitas, de sorpresas quizás, de expectativas. Empezamos a hacer listas de buenos propósitos para este año. Nos planteamos metas por cumplir. Es hora de revisar actitudes asumidas y examinar hechos con el objeto de evaluar nuestro desempeño pasado. Vale mirar lo transitado a fin de justipreciar lo positivo y evitar caer nuevamente en los errores cometidos. Es momento de valorar y calcular, de enmendar y meditar, de empezar lo indispensable y continuar lo realizado exitosamente.

Es tiempo de reflexión y de consideración. De tomar decisiones y animarnos a cambiar lo necesario. Es tiempo de recomenzar, de renovarse, de levantarse con esperanza en el futuro.

El año 2004 no terminó con un saldo muy positivo en diversos aspectos de la vida nacional, más bien, fue un año de dura lucha y de inmensas decepciones, pero como sucede con las tempestades, arrasado el territorio amanece de nuevo y la vida frente a nosotros nos espera para abrazarnos otra vez.

Aún se extiende la resaca de la tristeza y los enfrentamientos entre sectores encontrados, pero para todos, un año nuevo se abre con proyectos por materializar que serán posibles únicamente si la voluntad individual pone su aporte hasta conseguir la meta. Cuando se quiere se puede. Los venezolanos demostramos tener la fuerza de un titán indetenible.

Hay que recapacitar sobre las decepciones. Los momentos vividos fueron duros, durísimos, pero la vida está llena de momentos. Unos buenos, otros mejores, otros que no queremos recordar, pero todos ellos forman parte de esa rueda de la vida que da vueltas, que oscila entre lo alto y lo bajo, que nos mueve y nos lleva a la realidad en que vivimos y que podemos cambiar si queremos.

Hay que recuperarse de los golpes. Hay que seguir, como sigue la vida. Y ésta se nos presenta para enfrentarla como viene, aunque no sea como deseamos en muchos casos, pero para eso sacamos fuerzas, nos crecemos ante las dificultades, nos rescatamos.

Hagamos esa lista de propósitos sobre bases ciertas, sobre realidades posibles, sin fantasías, pero con esperanza en nosotros mismos. Con fe en nuestra capacidad de cambio y en nuestro éxito.

Todo es posible. Paso a paso, escalón por escalón. La voluntad es más fuerte que el cansancio. De nosotros depende que el 2005 sea el año de la voluntad sobre la decepción, de la fortaleza sobre el desconcierto, de la razón sobre la fuerza. De nuevos ideales y nuevos procedimientos.

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