Opinión Nacional

Nueve Bases Para un Acuerdo Nacional

“Lo que se destruye es inútil a todos.. de la paz deben esperar todos los bienes y de la guerra nada mas que desastres”
Simón Bolívar

Dónde estamos ahora (a manera de introducción):

Es tiempo de pasar la página de la confrontación virulenta, de la obsecación insensata y de tantas recriminaciones y expresiones destempladas mutuas. Mas allá de la persistente vocinglería que aún se resiste a darse cuenta, o de minoritarios oscuros factores de poder que aún juegan a la violencia, hay ya en el país una sensación generalizada de que tal etapa de confrontación virulenta mutuamente descalificadora ha sido agotada, sino hiper-abusada. Así como una sensación de fatiga y abrumación por unos costos de la confrontación que ya lucen como demasiado onerosos para todos, sino suicidas; incluyendo la lastimosa cola que van a dejar por largo tiempo, aun si el conflicto se levantara pronto.

Por otro lado, a pesar de todo el trauma y daños, la “batalla” escenificada ha dejado algunos logros positivos o aprovechables. Cada lado se ha desahogado gritándole al otro “su verdad” –aun con el desbalance mediático de por medio; y la población gruesa ha seguido el debate con suma atención –una vez mas a pesar de factores mediáticos menos que objetivos, y hasta ha participado en él, incluso con multitudinarias marchas y asambleas callejeras.

A lo anterior se ha añadido un inusitado acercamiento de posiciones de los dos lados. De ello es reflejo el que un sector tan decisivo de la oposición como el petrolero haya ardorosamente abrazado en su predicamento conceptos como “el respeto a la Constitución Bolivariana”, “la justicia social”, o “la no privatización de Pdvsa” –aunque desde su respectiva óptica; conceptos antes percibidos como sólo del gobierno ( un logro de no poca significación para al oficialismo). O, por otro lado, que un oficialismo, ante el peligro del “golpismo” o el “desborde de una población opositora extremadamente militante”, esté hoy “clamando por una oposición democrática” cuando antes negaba la existencia de toda oposición, y hasta se haya visto impelido a reconocerla en foros internacionales –aunque, igualmente, desde su respectiva óptica (un logro de no poca significación para la oposición).

Del conflicto a su solución: nueve bases para un Acuerdo:

La necesidad de un acuerdo de altura mutuamente aceptable se deriva de una realidad: en al actual conflicto ninguna de las partes está en capacidad de imponerle a la otra una solución sustentable. Tal como lo ha resumido el facilitador César Gaviria al cierre de la última sesión de la Mesa Negociadora ( el 27-12-02): “Es muy difícil que el gobierno por si mismo encuentre una salida a la crisis y supere los problemas de gobernabilidad que afronta. La oposición tampoco podrá hacerlo, incluso si encuentra la manera de realizar un certamen electoral, sea un referéndum consultivo o cualquier otro”

Cada parte, pues, tiene que aceptar o reconocer a la otra para que exista gobernabilidad; en base a la Verdad y la Justicia.

Si idealmente se desea un acuerdo negociado para una oportuna y eficaz salida electoral del actual conflicto, como las partes parecen mostrarlo al mantenerse sentadas en la Mesa de Negociación, ante los ojos del país y el mundo; y como el país todo lo espera; las siguientes sugerencias de bases para el acuerdo pretenden aportar en forma práctica al mismo. Seguramente el texto coincidirá en sus propuestas individuales con mucho de lo que ya se ha estado planteando. Su valor principal mas bien estriba en la visión unificada conque se presentan y concatenan las bases; visión unificada inspirada a los superiores valores espirituales que deben unirnos como venezolanos. Con tal visión, se propone un conjunto donde los componentes se refuerzan entre sí para garantizar la viabilidad del todo. A continuación las nueve bases sugeridas:

1) Aprovechar el acercamiento que, a pesar de la refriega, se ha dado entre las dos partes; en términos, conceptos y objetivos comunes (según lo expresado arriba). Comprometerse con el enfoque “ganar-ganar”, en vez “ganar uno-perder el otro”; centrase en lo que nos une, mas que en lo que nos desune.

2) Bajar el tono del debate. Quizás por nuestra “emotiva expresividad tropical”, la afición a hablar en forma contundente tan común en el mundo político y militar y, ciertamente, por las pasiones generadas por el conflicto, hemos caído en una contienda de descalificaciones verbales extremas, propicias para la siembra del odio y la desconfianza. Como hemos dicho antes en forma reiterada, la no violencia atañe no sólo a la acción sino también a la palabra y el pensamiento. Pues la palabras y pensamientos “tienen alas”, son “energía”, y, por tanto, tienen consecuencias. Aun mas, aún si hubiese una resolución del conflicto mañana, se requeriría todavía de un largo tiempo para “desprogramar” o recuperar a la población-y sobre todo a sectores de ella tan sensibles como los niños- del trauma dejado por los excesos verbales del conflicto.

En este propósito, es crítica la colaboración de los medios de comunicación, los cuales tienen que responsabilizarse mucho mas por las consecuencias de los mensajes que en ellos se emiten

3) Prever un adecuado proceso preparatorio del ejercicio electoral.

No se trata sólo de lograr una “solución electoral” per se, como ya han admitido ambos lados, sino, aun mas importante, lograr una “serenización” o tranquilización nacional que exorcise efectivamente la amenaza de la violencia y que permita ir a un desempeño electoral igualmente sereno y tranquilo –la garantía de una buena elección, a ser respetada por todos. Siendo así, sería insensato empeñarse en buscar unas elecciones rápidas. Por el contrario, se requiere invertir tiempo en un adecuado proceso preparatorio.

Lo anterior significaría el aseguramiento de árbitros confiables, vale decir particularmente en lo atinente al Consejo Nacional Electoral, la Corte Suprema de Justicia y el Poder Ciudadano; reforzado lo anterior con alguna vigilancia internacional pluralista. En lo antes expuesto, una Asamblea Nacional con plena conciencia de la apremiante hora que vive la Patria podría jugar un importante papel. Asimismo, el aseguramiento del menor ventajismo posible por parte del gobierno durante el proceso electoral; en lo cual éste debería tomar la iniciativa, en respeto a la buena fe de la población , y si no, habría que exigírselo. Al igual que el aseguramiento de medios de comunicación mucho mas equitativos y promotores de la solución pacífica, puesto que la parcialización y beligerancia en ellos ha sido evidente; habría que formalizar tal requerimiento en el Acuerdo, con el compromiso directo de los dueños u operadores de los medios. Oposición y gobierno, por lo demás, tienen que desterrar “el lenguaje del odio” y darle un mucho mayor chance al “lenguaje del diálogo” –como ya se ha dicho antes.

Finalmente, y quizás como lo mas importante, el período previo permitiría un adecuado debate ideológico sobre las opciones en la elección, pues, si algo hemos aprendido los venezolanos de todo lo que nos ha pasado, es la importancia de ser electores informados y conscientes. Por otro lado, tal debate permitiría equitativamente a cada opción el exponer ante el país sus virtudes, frente a las del adversario o adversarios. Habrá de ganar el mejor !
A los efectos de todo lo anterior, se requeriría para la fase preparatoria conducente al acto comicial un lapso de 3 a 6 meses.

4) Puesto que ambos lados han admitido que, sea cual sea la resolución del conflicto, hay la intención de mantenerse inclusivo y respetuoso del otro (prosecución de casos obligadamente penables aparte), debería también figurar en el Acuerdo este principio, en la forma mas explícita posible, en vista de su importancia para el “descenso de las temperaturas”, y la generación de confianza y paz. ¿ Sería mucho esperar que bajo este postulado pudiese incluso vislumbrarse alguna dimensión de gobierno de coalición, gane quien gane?

5) El proceso electoral a pautar debería ser, idealmente, de carácter definitivo y vinculante. Asegurada y garantizada esta opción y teniendo en cuenta los mas altos intereses del país, no tendría caso perder tiempo en ejercicios consultivos o interinos –que mas bien serían causantes de distracción o divisionistas. Idealmente, se trataría además de unas elecciones generales, es decir atinentes a todos los poderes a autoridades principales tanto a nivel nacional como local. Esto último sería lo mas equitativo para las dos partes en conflicto (por la mayor consideración para los afectados que significa toda “puesta colectiva de cargos a la orden”, así como para brindar mayor opción decisoria al Soberano).

6) Los medios de comunicación, tanto privados como oficiales, tienen que ser parte integrante del Acuerdo. En vista del poder que los mismos han llegado a ejercer como conformadores de valores sociales, del papel que ellos han jugado en la contienda, así como del que pueden tener en ayudar a su solución, cualquier acuerdo que excluya a los medios sería irrealista. Por otro lado, ello brindaría una oportunidad para que los medios sean mucho mas responsables socialmente, así como mas democráticos y transparentes; en función del mejor país que todos deseamos, un país con valores ciudadanos mucho mas virtuosos y sólidos.

7) Aún durante el período pre-elecciones no sólo por la tan afectada salud del país sino por auto-conveniencia para el lado oficial, convendría que el gobierno se abriese a algún gesto de co-gobierno con la oposición o sectores independientes, a fin de no sólo “bajar las temperaturas” y aplacar el clamor del “cambio ya” por el desespero de muchos, sino también a fin de mejorar la gerencia y competencia públicas para un país que tanto las requiere en su actual hora de suma necesidad.

8) En vista de la positiva energía navideña de luz, paz y confraternidad, así como el anhelo por un mejor nuevo año que caracteriza el cierre de diciembre y arranque de enero, difícilmente podría haber un mejor tiempo para “amarrar” un acuerdo. Aún los ánimos mas enconados y los corazones mas endurecidos y obsecados, tienen que percatarse que, si se va a ceder en algo en aras de lograr algo mayor –y ambos lados tienen que hacerlo- este tiempo es ideal para hacer gestos decisivos, porque “la buena voluntad” de la población los apoyaría mas fácilmente y hasta los gratificaría.

9) Finalmente, sea cual sea el acuerdo electoral, hay que internalizar que se trataría tan sólo del comienzo de un proceso y no de un final; un proceso hacia, sea cual sea el desenlace electoral, una nueva etapa del país donde éste, en el fondo, pretendería enfrentar en forma mas cohesionada males o distorsiones no sólo de los últimos años sino de décadas pasadas, así como aprovechando los logros de ambos períodos. Un proceso hacia un mucho mas verdadero, inclusivo y sustentable proyecto nacional de cambios profundos, como los que deseamos todos los venezolanos conscientes y amantes del país –y en lo cual no puede haber marcha atrás; pero propósito a ser logrado con una mayor sabiduría y fraternidad.

Ante todo lo expuesto, cerramos el texto con otra sentencia del Libertador relevante, que resume nuestro planteamiento principal:

“Para sacar de este caos nuestra República, todas nuestras facultades morales no serán bastantes, si no fundimos la masa del pueblo en un todo; la composición del gobierno en un todo; la legislación en un todo y el espíritu nacional en un todo. Unidad, Unidad, Unidad, debe ser nuestra divisa”
Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba