Noveno Inning
Hemos llegado al noveno ining. El juego ha tenido una ortodoxia media rara porque , entre otros detalles, los árbitros árbitros auxiliares cantan los strikes y las bolas mientras el principal se rasca las suyas y se reserva exclusivamente la facultad de cantar los outs. La careta del arbitro principal tiene el protector atrás en prevención de probables ataques de los fanáticos, a su criterio, más riesgosos que los envíos de escaso millaje de los lanzadores . El peto es un pedazo de cartón de caja electoral desechada con una visible marca en letras rojas de las siglas MVR que lucen como una condecoración en el tórax del principal. Los auxiliares lucen gorras rojas y verdiblancas.
Los altoparlantes del estadio anuncian que se va a entrar en cadena. La voz dominical del Savonarola de Sabaneta ordena: Atención..! Firmm.!
y como si lo impulsara un espíritu wayu el arbitro principal levanta el brazo izquierdo con el puño cerrado, y la boca también, para indicar el comienzo del ining decisivo.
Justo en ese instante un arbitro auxiliar pide time indicando que las almohadillas no se ven en su sitio y ordena detener el partido hasta que se haga un corte de grama al terreno para mejorar la visibilidad. El bateador designado, con la gorra alreves, hace swing en el home y busca la seña de su manager quien le corresponde mostrándole un toronto y gritándole a todo pulmón:.¡ Zamuro come bailando..!
Los fanáticos se impacientan y gritan ensordecedoramente reclamando el inicio del ining. Los altoparlantes anuncian que se inicia una nueva cadena y en medio de la algarabía la reencarnación del Libertador truena :..en 1812 la naturaleza no le obedeció a Bolivar, pero hoy se fuñó conmigo, ahí les va ese palo de agua para limpiar el fraude..! Y cae una tremenda lata de agua que inunda el terreno y sigue deteniendo el juego. El arbitro principal dirige una lánguida mirada goajira al dogout de la coordinadora, mueve la cabeza de izquierda a derecha tres veces
y hace una mueca que es interpretada en la cueva opositora como intento de suspender el juego por lluvia. De repente El Tigre, desde el palco techado detrás del home, tijera en una mano y un retrato de Caldera en la otra grita: ..San Isidro Labrador, voy a apoyar el millardo, quita el agua y pon el sol..! Cesa la lluvia y el César Pérez, vivo, propone darle un chance a Chávez para que juegue. Al anunciar la propuesta, los fanáticos lanzan al terreno todo lo que consiguen a mano y se encaminan al palco principal y a los dogouts en busca de los jugadores, managers y asesores. Gran trifulca. El noveno ining
sigue detenido.