Opinión Nacional

Notas sobre humanismo cristiano y universidad

I.- Principios rectores

1) Primacía de la persona humana

La persona es sujeto de toda la acción terrena. El ser humano es simultáneamente individuo y persona: especie, pero también es ser libre, inteligente, capaz de amar y de decidir. Hablamos de un ser libre, racional y social: comprende y concreta los valores de la verdad y bondad, realizándose en libertad; está comprometido consigo mismo, con el otro y con los otros; por deficiente, necesita recibir y, por sobreabundante, dar. Cuenta con una dimensión trascendente, pues, la persona no se agota en lo material y temporal. Por ello, actúa bajo el signo del compromiso que es responsabilidad y diálogo. Y, en consecuencia, luchamos por la personalización del individuo (un dato de la especie): consiste en descubrir las potencialidades creadoras del sujeto para hacerlo libre, consciente, responsable, comprometido.

2) Bien común

Referido al conjunto de condiciones sociales concretas destinadas a la continua perfección de la persona. Se refiere al todo y a las partes de una sociedad, mas no es la suma de los bienes individuales. Implica aquellas estructuras sociales orientadas a la satisfacción de las necesidades humanas, mediante la creación y justa distribución de las riquezas, como a la participación en un destino común.

3) Perfectibilidad de la sociedad civil
La persona se realiza en comunidad y la comunidad se realiza en la persona, sin alcanzar una perfección absoluta. Siendo así, la sociedad civil ha de armonizar continuamente con las posibilidades concretas del bien común, lo que sugiere un esfuerzo de constante superación histórica. El cambio integral es consustancial a ese esfuerzo.

II.- Principios específicos

1) Naturaleza de la universidad

La universidad responde a la inquietud humana por la verdad, organizando y sistematizando su búsqueda para liberarse y perfeccionarse en consonancia con las exigencias de desarrollo integral de las comunidades donde se inserta. Diferenciamos entre institucionalidad universitaria (sostén difuso, ideas y creencias que genera) e instituto universitario (concreción jurídica, fruto histórico) que actualmente enfrenta los retos de una previsible sociedad del saber, sustentada en la economía del conocimiento estratégico.

2) Misiones de la universidad

Siendo un ámbito de servicio y de servidores genera, transmite y proyecta el saber, creando profesionales ética, científica y técnicamente aptos para contribuir al bien común y a la renovación social. En consecuencia, cumple con tres misiones esenciales:
a) Etica: Destinada a la promoción de los principios y valores fundados en la realización de la persona humana y de la comunidad (universitarias) en correspondencia con el todo social, generando un sentido trascendente de la responsabilidad y la solidaridad. Significa pasar del individuo a la persona como constructora de otros mundos.

b) Académica: Supone un afianzamiento de la institución universitaria al ritmo de las transformaciones sufridas por el instituto universitario que compite con otras fuentes del conocimiento, aventajado gracias a la formación integral que puede generar la búsqueda (más amplia) del saber. Frente a la creciente informalización y fragmentación del conocimiento, concibe el encuentro interdisciplinario en la búsqueda sistemática e iluminada del saber, auspiciando la crítica y la autocrítica. Acoge la necesidad cada vez más urgente de aprender a ser, a conocer, a hacer, a convivir y aprender a aprender, interactuando (y compitiendo) con los entornos.

c) Socio-política: Es una instancia (y estructura) de poder. Potenciador de los consensos necesarios en el entendido de que lo común nace de lo diferente. La universalidad del saber (universitas) presupone el pluralismo, la diversidad, la tolerancia, ilustrándose como un paradigma de convivencia frente a las tentaciones autoritarias, pero la autorictas no se confunde con la autoridad política (potestas). Contribuye a la realización de la democracia ofreciendo su concurso en la solución concreta de los problemas sociales y políticos (personalización del pueblo), produciendo ideas e iniciativas, y ejemplificándose así misma como modelo de convivencia ciudadana.

3) Comunidad universitaria

Comunidad en ideales, aspiraciones y realizaciones cuya membresía delata un fin que alcanzar como sociedad intermedia, dependiente de la inteligencia y de la voluntad humanas, por lo que se estructura y organiza de acuerdo a determinados parámetros. Es fruto de la interrelación entre sus miembros (cursantes, docentes, autoridades, egresados, personal administrativo y obrero), cuyas acciones deben estar orientadas a lograr –en primera instancia- el perfeccionamiento institucional, ubicada la universidad como factor estratégico donde se expresan los problemas, necesidades y exigencias de la comunidad nacional, aportando soluciones integrales. Asume, procesa y dirime la irreprimible conflictividad desde la perspectiva del no menos irreprimible pluralismo. Ofrece modelos de necesaria convivencia: igualdad de distintos, desigualdad horizontal en lugar de la desigualdad vertical. La dimensión política no significa la de un exagerado activismo partidista, convertida la universidad en trinchera de lucha, supeditada estratégicamente a intereses que les son ajenos (partitocracia), ni llama a una hipócrita neutralidad, convertida en fábrica de doctores, ensimismada o autista (logocracia) y tampoco ganada para el desarrollismo, la mera emanación del recurso humano calificado, de estricta rentabilidad (tecnocracia). La comunidad ha de recoger y expresara el sentido trascendente de la política en sus relaciones consigo misma y con los demás.

III.- Principios operativos

1) Formación integral

La universidad invierte sus energías en orientar y modelar a la persona, desplegando su vocación. No es informadora, sino formadora, despertando la sensibilidad y la vocación de servicio entre sus integrantes. El universitario, por ser menos deficiente, ha de aportar más consagrándose al bien común. De sus convicciones éticas y morales dependerá que el aporte sea real y sustancial, dando testimonio de eficacia.

2) Constante renovación

Los nuevos tiempos plantean inmensos retos a la universidad. Ha de ser dinámica e innovadora de acuerdo a las urgencias históricas, contribuyendo al desarrollo cultural, social y económico del país. Retos que son civilizatorios, conducentes a la libertad, prosperidad y equidad.

3) Universidad y política

La universidad sirve al bien común, generando las actividades del caso. Ninguno de sus miembros puede excusarse de participar en ella como otra manifestación de los espacios públicos. Ella no es para el militante de partido, sino del bien de la comunidad y esto sugiere la posibilidad de adscribirse a una corriente universal del saber político e ideológico, actualizándolo, sin que dependa de estrategias ajenas y contraproducentes a la realización de la comunidad universitaria, una perspectiva de realización de una política de ciudadanos (que es hacerse pueblo socialmente organizado). Por ello, la autonomía no es un fin en sí mismo. La autodeterminación en la orientación y dotación humana, económica y administrativa frente a cualquier otra institución, asegura la independiente realización de sus misiones que desembocan en la formación integral de la persona y la realización del bien común.

5) Democracia Cristiana Universitaria

Expresión del Humanismo Cristiano, destinada a la búsqueda de la verdad, la libertad y la solidaridad de la comunidad universitaria que realiza corresponsablemente los fines o misiones de la universidad. Supone eficacia y eficiencia, compromiso, proporcionalidad de los medios y fines, realización democrática. No es una dependencia partidista, sino la realización de una política de ciudadanos en el seno del instituto universitario y favorable a la institución universitaria, por lo cual es finalista (tiene y acuerda los fines), ascendente (encaminada a la perfectibilidad gremial), trascendente (aperturada a la realización del bien), humanizable (destinada a la autorrealización personal y comunitaria), realista (las realidades soñadas se transforman gracias a las realidades conquistadas). Lleva al desarrollo del liderazgo en distintos ámbitos que es habilitación subordinada a la ética para el ejercicio público: cultivo de una ciudadanía responsable, fundada en los principios y valores del Humanismo Cristiano que inyecta su savia renovadora al mundo extrauniversitario, ejemplificando un modo distinto de concebir, estructurar y organizar el mensaje innovador. La DCU ha de un triple ejemplo:
a) De la universidad y de la sociedad a la que aspira, convertida en referencia del debate doctrinario, ideológico y programático.
b) De una estructura y organización que realiza la democracia, frente a la paranoia autoritaria, populista y salvacionista.
c) De conductores del presente y del futuro que se realizan y realizarán en el estricto ámbito político, pero también en otros ámbitos profesionales.

Nos ocupa el porvenir que se construye desde el presente: ensoñadores, pero realistas. Nuestra vocación de emprendedores que se manifiesta plenamente en la universidad.

LECTURAS SUGERIDAS:

– B. Porras – M. Moronta. “Puebla: opción fundamental de la Iglesia”. Trípode. Caracas, 1980.
– CELAM. “Los cristianos en la universidad”. Bogotá, 1967 // “La evangelización en el presente y en el futuro de América Latina” (III Conferencia General, Puebla). Bogotá, 1979// “Nueva evangelización, promoción humana, cultura cristiana” (IV Conferencia General, Santo Domingo). Caracas, 1992.
– C. Moros Ghersi. “El sentido de la universidad”, en: Notas y Documentos. Caracas, julio-diciembre nde 2000, Nrs. 59-60.

– E. Mounier. “El personalismo”. EUDEBA. Buenos Aires, 1967.

– J. Barbeito. “Introducción al pensamiento socialcristiano”. IRFES- Los Andes. Buenos Aires, 1976.
– J.M. Mardones. “Postmodernidad y cristianismo. El desafío del fragmento”. Sal Terrae. Bilbao, 1988.
– J. Maritain. “La persona y el bien común”. Club de Lectures. Buenos Aires, 1968.
– J. Thesing (Editor). “La democracia cristiana en el siglo XXI”. CIEDLA-KAS. Buenos Aires, 1997.
– JRC/snu. “Interpretación de la universidad”. Caracas, 1977.
– N. Chitty La Roche. “Retos de la educación superior de cara al siglo XXI”, en: AA.VV. “Educación superior: diálogo para el presente y el futuro”. Fundación Konrad Adenauer. Caracas, 1997.
– Portal: “Las encíclicas papales más importantes del último siglo”, en: www. gui. uva. Es /~cuenca/ enciclic /enciclic. htm.

(*) Subsecretario General Nacional de COPEI

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