¡Nos esperan seis terribles años!
Una lectora pide que nos dediquemos a examinar lo que viene y no el 7-0. Pero es indudable que éste es el punto de partida para la reflexión sobre los próximos seis años. Los puntos que siguen quieren contribuir a ese propósito.
1.- Este expaís está atrapado por el marasmo-incredulidad. Mucha gente se resiste a creer que nos aguardan seis años más de la misma tragedia. Hasta militantes de ‘la revolución’ aspiran que puedan advenir situaciones menos traumáticas y llevaderas.
2. Pero a nivel gubernamental, los resultados obtenidos obligan a cumplir con una cartilla propia de Venecuba para profundizar ‘el proceso de cambios y transformaciones’. De allí la práctica comunalista para una nueva organización de la colectividad en unidades para la producción, la educación y defensa pacífica y hasta armada de la revolución.
3.-Esto significa que en lo sucesivo la fortaleza de la revolución no estará en el control electoral que, por la vía del fraude-trampa le ha permitido al CNE crearle una mayoría supuestamente afecta. El instrumento ya prestó sus servicios y ahora es insuficiente.
4.- El régimen advierte el agotamiento del control social por la senda de la esperanza electoral. Y en el obligado sentir de la gente hay una aceptación similar. El colectivo ha votado hasta ahora siguiendo los lineamientos que le trazan y en rechazo a las salidas violentas. Pero a su vez el régimen capta que ese colectivo ha mostrado una fuerza, empuje y decisión que sólo pudo vencer la ausencia de una dirigencia y una política ajenas al inmediatismo y los planes golpistas.
5.- Y para mantener su estabilidad el régimen requiere impedir que ese colectivo opositor avance hacia una verdadera y consciente organización. El descontento social, a pesar de la alta inversión del populismo revolucionario, es imparable. La protesta se ha hecho imposible de silenciar.
6.- Ante este inminente peligro al régimen no le queda sino planificar, de mano de los camaradas cubanos del G2-3 y directivos del Comité de Defensa de la Revolución (CDR), el control de la presión social para impedir un desbordamiento. Y la salida no es otra que la conocida militarización, aplicada ahora directamente al colectivo.
7.- Hasta el presente el régimen ha tenido varios intentos fallidos. Atrás quedaron los nombrados Círculos Bolivarianos, las Cooperativas Revolucionarias y muchos Consejos Comunales. Un fracaso ligado a la inexistencia de un proyecto sin base político-ideológica. Hasta el presente la tal revolución no tiene una verdadera militancia sino afiliados a un plan de promesas y reparto de beneficios.
8.- Ante estos fracasos, el régimen impone el comunalismo. Se trata de fundar y activar Consejo Comunales para que la suma de muchos produzcan Comunas para acabar con las funciones hasta ahora atribuidas a la República, Los Estados o Municipios. Una suma de autogobiernos para transferir de manera directa el poder al pueblo.
9.- Y si esto ocurre, ¿podrá el resto de la población tener algún acercamiento o disfrute del poder? Aquí es donde el concepto de pueblo utilizado resulta una limitante. Porque se dice que el resto de los componentes sociales tienen cabida en la Comunas. La única condición es aceptar un socialismo que dice no estar dispuesto a acabar con la propiedad privada sino, al parecer, llevar al capital y al trabajo a una especie de convivencia.
10.- Esto no ha ocurrido. Que se sepa, la burguesía, no ha renunciado a sus privilegios y en estos 14 años de revolución ha obtenido riquezas sin precedentes mientras el propio régimen producía su camada de multimillonarios o boliburgueses. ¿Cómo es que se espera a una burguesía o una clase media metida en el comunalismo? En el plano social y económico estos sectores no parecen tener mayores posibilidades de mantenerse.
11.- Sin embargo, lo que queda claro es que las grandes inversiones que hará el régimen en la organización de su ‘Imperio Comunal’, le van a servir como instancia de control social, ideologización del y para el fanatismo y todo tipo de represión. Esto quiere decir que, de no variar estos planes, nos esperan seis terribles años en los cuales se va a acelerar la llamada polarización.
12.- Se haría valer al extremo la llamada lucha de clases para ver hasta donde la revolución puede someter o captar al capital. Y cuando esto no se logre, el régimen tendrá que devolverse o lanzarse en una aventura contra el capital que podría desembocar en enfrentamientos violentos y armados. Una confrontación que nadie sabe hasta dónde podría llevar a este expaís.
13.- Y ante este terrible cuadro ¿qué hacer? En las actuales circunstancias está completamente auto-deslegitimada la cuestión electoral. De eso se ocuparon el régimen y sus oposiciones. Y en relación con la contrapartida que toca a quienes no militan en las dos instancias de poder, consideramos de algún interés insistir en nuestra proposición de trabajar por la elaboración de una política horizontal que deje atrás el autoritarismo y se convierta en punto de partida de un movimiento como el que diseñamos en disidencia12.blogspot.com
14.- Un movimiento llamado a ser el arma de lucha pacífica contra los planes de destrucción material-espiritual que adelanta esta desarmada y violenta revolución del atraso y la confusión, validada, convalidada, legitimada y vuelta a legitimar por sus desgastadas y lamentables oposiciones. ¡Qué historia amigo!