No aguantarán la presión
En un estado de derecho eso no admite discusión alguna. Podemos no estar de acuerdo, pero hay que acatarlo. Podemos condenar tan grosera decisión, pero no queda otra que aceptarlo. Ahora, tal como les advirtió Capriles, no les queda otra que gobernar. Les queda la parte difícil, la fácil ya la hicieron.
A este gobiernillo “sobrevenido” le toca manejar el país con al menos tres grandes fardos de sobrepeso en el lomo: Conducir una economía que se encuentra en el piso, contener a un pueblo entero que quiere saber del estado de salud de Chávez, y por último, moverse con una legitimidad a medias pues Maduro y Diosdado no son Chávez, ni para sus seguidores, ni para el resto.
Venezuela está en la carraplana. Así la han colocado casi tres quinquenios de errores estructurales en el manejo de sus capacidades y sus finanzas. Todos los días del mundo hay que pagar nominas en un estado obeso, lleno de ineficiencia y de corrupción, con una factura petrolera cada vez menor, pues ya nos comimos el dinero de las ventas con prestamos adelantados de los chinos. No saben gobernar cuando tienen dinero, los quiero ver ahora con los bolsillos vacíos. El año comenzó buscando más préstamos en el lejano oriente. A Maduro le tocará explicarle al país acerca de la devaluación que viene y la inflación que ya estamos sintiendo.
A este gobierno también le toca informar sobre la salud de Chávez. Eso es una olla de presión que cada día necesita aliviarse y que cada día requiere de información sólida que permita combatir los rumores que se generan en la calle y las redes. La ausencia temporal será un tema en boca de todos y la única forma de quitárselo del medio es regresando a Chávez a la silla de gobierno, de otro modo, hasta el pueblo rojito comenzará a pedir explicaciones. Se puede contener bajo secreto la información de su salud por unos días, pero no por mucho más. Estamos en un mundo global y el centro clínico donde está Chávez lo manejan personas.
Maduro no es Chávez, no tiene la fuerza, ni la legitimidad de origen para respaldar las decisiones que toma. A Chávez no le discutía nadie sus errores, a Maduro le revisarán el cuaderno todos los días y no precisamente para pegarle estrellitas. A Maduro le toca poner a trabajar a un ejército de personas que tiene todo un año manguareando, dedicado a temas electorales. Maduro necesita escuchar al país, cosa que no parece entender a juzgar por sus primeras aproximaciones. No se puede actuar como Chávez, sin ser Chávez.
Saliendito del show que preparan para hoy, le tocaría sentarse a decidir qué hacer con el suministro de dólares y la necesaria devaluación que amenaza con llenarle el cuarto de problemas.
¿Quería gobierno? ¡Dese con furia pues!
@pereiralibre