¡No a la dictadura!
Hugo Chávez está enfermo de tiranía. Mal incurable que hace metástasis en su cuerpo enfermo. Las manifestaciones están a la vista, cada día más graves y peligrosas para el cuerpo todavía sano de la nación. Especialmente la referida al Decreto-Ley del Sistema Nacional de Inteligencia y Contrainteligencia adornada con una retórica revolucionaria de pacotilla que ofende tanto a lo que va quedando de institucionalidad democrática como al ciudadano común que resiste hasta donde puede. De acuerdo a todos los especialistas no comprometidos con el régimen, a las enseñanzas básicas sembradas por nuestros maestros desde el primer año de la facultad de Derecho y a lo que indica el sentido común, esa Ley ya publicada en la Gaceta Oficial, viola descaradamente la Constitución Nacional, los principios fundamentales del derecho penal y procesal contenidos en la legislación existente y desconoce derechos humanos que al desaparecer o no poderse concretarse, dejan el camino abierto al abuso de poder, a la arbitrariedad, a la violencia física e institucional características de las tiranías. Solo alguien sin principios morales, sin ética, sin valores democráticos, a quien no le importa para nada la salud de la república, obnubilado por el poder político y el dinero negro del petróleo de las actuaciones del crimen organizado, puede producir un texto como el que genera esta nota. Fascismo, nazismo –nacionalsocialismo-, estalinismo, castro comunismo, socialismo del siglo XXI, copia de instrumentos de represión de dictadorzuelos africanos y tropicales, “genialidad” original del tipo…sea lo que sea, es absolutamente inaceptable. Debe provocar la más amplia movilización nacional para exigir no solo su derogatoria, sino también la renuncia o la destitución de Hugo Chávez como Presidente de la República. Hay caminos constitucionales para alcanzar este fin. Tenemos la obligación de explorarlos todos.
Los pueblos intuyen más de lo que desprevenidamente puede apreciarse. La tensión se siente en la calle. Se avecinan tiempos difíciles. Ojala no terminen convertidos en huracanes de tragedia. Hay temor a lo que puede venir, pero más temor e indignación por lo existente y su continuidad en el poder. Ningún demócrata honesto puede sostener que Venezuela resistirá cinco años más a estos bárbaros mafiosos en el gobierno y sin desconocer su importancia, que de ellos vamos a salir el 23 de noviembre próximo gracias a unas alcaldías más o menos, o a unas gobernaciones adicionales a las dos que actualmente son tenidas como opositoras. A Chávez le llegó la hora. Se le venció el tiempo útil. El gobernante que solo confía en quienes cobran de él, termina por no saber que perdió la lealtad del pueblo y que esos mercenarios, uniformados o no, serán diligentes a la hora de abandonarlo para salvarse. Este pueblo es libertador y libertario. Al tipo solo le restará asumir integralmente su condición de verdadero jefe de unas FARC que lo arrastran en su tragedia final.