Nicolás en busca del martirio
Nicolás mira para los lados y ve al país derrumbándose: PDVSA colapsa, CVG en ruinas, el ejército traficando con drogas, China reacia a darle más dinero, Irán cobrándole facturas pendientes, sus aliados (Cuba, Irán) acercándose a USA, el crimen dueño de las cárceles, los mercados vacíos, los puertos semi-paralizados, los vándalos motorizados del régimen asesinando choferes para robarle la comida, los guyaneses jurungándole el fundillo, un gobierno totalmente paralizado.
Cual es la salida? Hay salida? Alguien le ha dicho al payaso que siempre le queda el martirio. Las dos maneras de pasar a la historia, Nicolás, son el triunfo y el martirio. Se gana como Churchill en Europa o se pierde y se va a la hoguera como Juana de Arco.
Hasta el mentecato de Nicolás ve imposible ser otro Churchill. Pero lo que no comprende en su cabezita llena de aserrín es que tampoco puede ser una Juana de Arco. El martirio está reservado a quienes defienden grandes causas, a los héroes. Se es mártir en el Coliseo Romano, frente a los leones, o en Masada o en Las Termópilas, o en el cadalso, cuando uno se llama Thomas More. Chávez no pudo ser mártir escondido en el Museo Militar, Husein no pudo serlo escondido en una cloaca como una rata o Gadaffi no lo fué huyendo de su pueblo. En el caso de Nicolás caerse de un bicicleta no es credencial suficiente para aspirar al martirio.
Sus controladores Cubanos le aconsejaron que expulsara a tres funcionarios de la embajada estadounidense en Caracas con el propósito de incitar a USA a una acción radical en su contra que lo haga lucir como el héroe que se opuso al imperio.
Pero no va a poder ser. A lo sumo, USA arrancará al desconsolado Calixto Ortega de las mesas de blackjack de Las Vegas o Atlantic City. Porque ya no hay nada que USA realmente necesite hacer para promover el derrumbe final de la zarzuela castro-madurista en Venezuela.
El rey de la selva no se mete en asuntos de zamuros.