Opinión Nacional

Navegando la política

 Otra opción, y si estás a tiempo, es evitar la tormenta, regresas a puerto seguro o la rodeas si las condiciones y los equipos de navegación te orientan hacia zonas más calmas. También puedes entrar a la tormenta sin prepararte y allí arriesgas todo. Pierdes el barco y seguro allí termina la confianza de la tripulación.

En las campañas electorales pasó algo similar. Puedes llevar una campaña segura con claridad de objetivos y enrumbada a ofrecer futuro a una nación, o te empeñas en decir lo que no es cierto y a ofertar lo que los demás saben que no vas a cumplir. Te encuentras entonces en medio de una «tormenta» política que se caracteriza por la pérdida de credibilidad de los votantes. Veo, entre los dos candidatos a las elecciones del 7-O, esta encrucijada. Capriles se ve seguro, con objetivos claros, insistiendo en el futuro, en lo nuevo, habla con humildad y sencillez, da nuevas esperanzas a la gente y algo muy importante, no ofende.

Por el contrario, el candidato oficial parece confuso en sus propósitos. Dice que él es el futuro pero se expresa como el pasado. Sigue proponiendo un modelo que no le ha dado resultados. Es muy agresivo y se demuestra desesperado al momento de tratar de justificar su obra de gobierno. Por ejemplo, inauguro en días pasados un hospital que todo el país ha visto paralizado por años y se expresaba del logro como algo espectacular cuando se trata de una deuda de su gobierno. Trata de venderse como aliado de los ricos y amigo de la clase media cuando todo el país entiende que su obsesión política es contra estos sectores de la sociedad. Amenaza nuestra convivencia pacifica como ciudadanos a que se mantenga el » status quo » como si ya los venezolanos no entendiéramos lo que es una guerra no declarada cuando en trece años van más de 150 mil asesinatos. Solo en este semestre han asesinado 65 policías en la capital. Cuál será la otra guerra, la del imperio, esa que ni siquiera se asomó en estos años de amenazas y de insultos contra Estados Unidos.

Lo cierto es que el candidato oficial se muestra alterado, mientras el candidato de la oposición tranquilo. Cuando Capriles habla del futuro, Chávez se concentra en tratar de vender que por el contrario él sí es futuro, olvidándose que ya ha gobernado por demasiado tiempo. Insulta a su contrincante mientras que el otro ni enterado.

Suma de errores como los de las cadenas. Su ministro de Información no le ha explicado que las mediciones demuestran rechazo por ellas. Esto es, que más que sumar, restan. Al igual que un velero en la mar. No hay espacio para las trampas. Se hace que lo que se tiene que hacer o se hunde el barco. No importa cuál es el rumbo, lo importante es saber mantenerse a flote y garantizar que la tripulación confíe. Cuando en política se engaña, el electorado pierde la fe. La realidad en esta recta final no se puede ocultar. El país requiere nuevos vientos para llevar a Venezuela a un puerto más seguro y prospero.

 

 

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