Opinión Nacional

Muñecos de ventrílocuo preparan golpe de Estado

La ventriloquía tiene largo recorrido histórico. El arte egipcio y la arqueología hebrea dan cuenta de su práctica. Los griegos tienen a Euricles de Atenas como el primer ventrílocuo de la humanidad y quienes ejercieron sus dotes naturales fueron llamados “profetas de la barriga”. En los tiempos que corren, el mundialmente famoso, Carlos Donoso trabaja con dos muñecos: Kini y Lalo. Hace las delicias de los espectadores, refiriendo chistes picantes y metiéndole puyas a políticos en general, con preferencia a los que detentan posiciones gubernamentales.

En nuestra Venezuela, tan pródiga en extravagancias, emergió del fondo de la más oscura caverna militar un individuo que, aparte de hablar sin parar, como los locos hasta por la “tapa de la barriga”, ha tenido buen olfato para detectar dentro de la fauna que lo circunda, familias dóciles a la voluntad del hombre. Así tenemos focas en la Asamblea Nacional, loros y lambiscones encumbrados en todos los poderes públicos. Del hablar hasta por la tapa de la barriga y disminuido por la fatalidad de un cáncer generalizado, surgió la necesidad de tallar muñecos parlanchines. Por supuesto en decisión de tan grueso calibre estuvo y está la mefistofélica genialidad de los hermanos Fidel y Raúl, bajo cuya voluntad se encuentra secuestrada la soberanía nacional, por abominable entrega que de ella hiciera el Comandante Bellaco en Jefe, hoy en trance de mudarse al otro barrio, en el momento en que la parca Átropos decida cortarle el hilo de la vida.

Como quiera que una evolución desfavorable al llamado Socialismo del Siglo XXI se llevaría en los cachos a la más que cincuentenaria y petrificada dictadura castrocomunista que mantiene aplastado al pueblo cubano, los infernales hermanitos decidieron que era hora de que Kini y Lalo, mejor conocidos como Maduro y Cabello, vocearan las gruesas líneas políticas a seguir por focas, loros y lambiscones del aparato. Dieron la orden de partida para un torneo de interpretaciones acomodaticias de la Constitución por ellos elaborada y manoseada hasta la nausea. Matriz de opinión favorable a la trapacería.

Porque no se trata que en rueda de prensa o en medio de la vocinglería de un acto público, oficial o no, Kini y Lalo se atrevan a decir que la fecha que fija la Carta Magna para la juramentación del nuevo Presidente de la República, en este caso el Presidente reelecto, pude posponerse sine die. Al fin y al cabo ese par, con su oceánica ignorancia, forman parte del mundo de los mandaderos. Se trata de que la Presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, quien no debe ejercer tan insignificante oficio, opinara en igual sentido.

Semejante jaquetonería debe prender todas las alarmas de la ciudadanía y, en primer lugar, las del liderazgo de la oposición. Alertar a las democracias del mundo. Tocar a rebato porque, podría jurarlo, estamos en presencia de un golpe de Estado contra la Constitución en pleno desarrollo.

 

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