Muere la libertad de expresión
A las dictaduras no les conviene la libre expresión y el proceso de restringirla en Venezuela comenzó a concretarse con el cierre de RCTV. Hoy en día es un hecho claro, cuando la Fiscal de la República ha solicitado una ley que penalice la libertad de expresión y cuando el Ministro director de CONATEL cierra de un plumazo 34 emisoras. El caso de Globovisión es asaz conocido fuera y dentro del país, mil multas impositivas, hostigamientos en contra de sus directivos y trabajadores, nunca jamás hubo un hecho tan denigrante para la democracia. Seguramente la intención será cerrarla antes del 15 diciembre cuando pretende Chávez poner en vigencia las leyes “revolucionarias” que darán al traste con la democracia, convirtiéndonos al comunísimo.
Para esos tiempos si lo permitimos, el régimen no podrá tener ninguna tribuna que lo cuestione, el pensamiento único se habrá ajustado y las temidas leyes que acabarán con la propiedad privada y de educación entrarán en vigencia ilegalmente.
Las encuestas, el pulso en la calle es contrario a la propuesta comunista, por eso, no consigue adeptos ni entre las filas oficialista para ganarse las simpatías públicas.
Seguramente será imposible escribir como hasta ahora lo hemos hecho, habrá muerto definitivamente la libertad de expresión, y ya no nos preguntarán los amigos del exterior ¿Cómo es eso qué no hay libertad para opinar, si tu dices lo quieres en tus escritos? Así es, hasta el momento existe una dualidad que el gobierno “permite”, mientras trata de establecer las medidas punitivas contra libertad de expresión, como “garantía” a la salud emocional de los venezolanos. Ya las cosas son más evidentes, dictadura no permite disidencia, ni criterios inversos. El comunismo llegará tal como llegó en Cuba donde no hay espacios para las diatribas. Donde no hay propiedad privada sino colectiva y donde los capitales están en manos del Estado y los privilegios pertenecen a la nomenklatura de los jerarcas comunistas. Hacia ya vamos, y pronto llegaremos si no organizamos una resistencia. El venezolano ha permanecido inasible ante las pertinaces violaciones de sus libertades, tratando de apartarse de la política creyendo que de esta manera el comunismo no los alcanzará, o sencillamente aproximándose a él para enriquecerse. Es la hora de las definiciones donde no se justifica esa doble cara que se denominó la corriente nini; mas daño le hace un nini a la Venezuela democrática que un comunista confeso.
A quienes escribimos se nos acerca la hora de cesar, “por ahora” cuando no podamos apartarnos de la realidad o convertirnos en “nini” tratando temas inicuos o reculando y escribiendo sobre nuestro asunto, la poesía. Les parecería peregrino a los lectores vernos de repente cambiados con un país al borde del barranco, seria una traición a nuestros principios y a nuestros conciudadanos, como decía Bertolt Brech cuando estuvo involucrado en su lucha contra Hitler “no se debe escribir un soneto a la belleza de la naturaleza cuando el mundo se hunde a nuestro alrededor”. Será así, si llega a ocurrir lo que presentimos, si este pueblo no despierta muy pronto habrá perdido su libertad, convertidos en esclavos del comunismo al igual que lo fueron los pueblos de Europa Oriental, o lo es el cubano. Nos habrá tocado el infortunio mirando los amaneceres y crepúsculos de esta tierra escarnecida e infecunda como si nada estuviese ocurriendo. Nos habremos enterado tardíamente de que ya no somos dueños ni de nuestra familia, ni de nuestra propia conciencia porque no despertamos a tiempo, o porque preferimos preservar nuestros adeudos y compartir las francachelas con el régimen. Así va agonizando el país sin que casi nadie se conduela de él. Buscado un mástil cercano para tratar de salvarse en soledad, como si ello fuera posible. Comunismo es comunismo, para el empresario o para el pobre; es el mundo abstruso donde los individuos cada vez son más indigentes, mientras la nomenklatura es cada vez más rica. Allí tenemos el ejemplo de los hermanos Castro quienes se transfieren el poder y la nación a su libre arbitrio, como si fueran los dueños de Cuba.