Moral y luces
“Moral y luces son nuestras primeras necesidades” es una de las frases más citadas de Simón Bolívar. La dijo en el Discurso de Angostura, el 15 de febrero de 1819, pieza oratoria que fue publicada en el “Correo del Orinoco” en los números 19, 20, 21 y 22, del 20 de febrero al 13 de marzo del mismo año. Han pasado más de 193 años desde entonces, y moral y luces siguen siendo nuestras primeras necesidades.
No mucho antes Francisco de Miranda había pasado por Dinamarca y se había horrorizado con sus cárceles y con muchos elementos de la vida danesa, que le parecieron atrasados y brutales. Hoy Dinamarca es uno de los tres o cuatro países más avanzados y civilizados del planeta, y sus cárceles son modelos casi inalcanzables para el resto de las naciones del mundo. Venezuela, en cambio, sigue siendo uno de los países más atrasados e incivilizados del mundo. Las elecciones del 7 de octubre de 2012 lo demuestran.
Buena parte de los que votaron por Chávez lo hicieron sobornados, por mantener prebendas y regalos, lo que demuestras la más absoluta falta de moral. Y otra parte lo hizo por estar dominados por la ignorancia y el atraso, lo que demuestra falta de luces. Moral y luces, casi dos siglos después de que Bolívar lo dijera, siguen siendo nuestras primeras necesidades. Es cierto que Venezuela fue el país que más sufrió el proceso independentista. El país quedó literalmente hecho pedazos, arruinado y sin porvenir a causa de la guerra de independencia. Y es cierto que hasta el año 1903 fue asolado por las guerras civiles y la acción de los caudillos y caciques. Y también es cierto que hasta la década de 1920 fue uno de los países más pobres del mundo, arrasado no solamente por las guerras y los caudillos, sino por el paludismo y otros males endémicos. Y por el hambre.
Pero a partir de 1923 Venezuela se convirtió en un país petrolero, dejó de ser un país pobre para convertirse en una nación que recibía ingentes cantidades de dinero y tenía la oportunidad de prosperar y convertirse en una nación avanzada. Por algún tiempo pareció que lo lograría, sobre todo cuando a partir de 1959 se convirtió en un país aparentemente democrático. Pero en 1998 lanzó todo eso por la borda y cayó otra vez en el atraso y la barbarie. ¿Por qué? Porque moral y luces seguían siendo sus primeras necesidades. Los gobiernos democráticos no pudieron o no quisieron educar a las mayorías. La corrupción petrolera pudo más que el deber de los gobernantes.
Y a parir del 1999, cuando asumió el poder un gobierno militar, corrompido y corruptor, se vio con más fuerza que moral y luces seguían siendo las primeras necesidades. El gobierno se dedicó a corromper aún más, cada día más, a la población- Y la población, por falta de moral y de luces, se dejó corromper con muy poca resistencia.
Con la sola resistencia de los que, por diversas razones, sí han tenido acceso a las luces y cuentan entre sus haberes con verdadera moral. ¿Cómo romper ese círculo vicioso? No es fácil, pero tampoco es imposible. Ojalá que esa minoría que se manifestó con fuerza el 7 de octubre de 2012 pueda crecer e imponerse. O eternamente moral y luces seguirán siendo nuestras primeras necesidades, aunque no las únicas.