¡Miranda en La Carraca!
Recuerdo que los viejos de antes es decir, esos que eran viejos cuando uno era chamo y creía que a los 40 una persona era vieja, cuando como bien uno sabe ahora, apenas está comenzando a vivir usaban la expresión «¡Miranda en La Carraca!» como sinónimo del gesto de incredulidad que uno hace en Venezuela llevándose el índice al párpado inferior. Viene esto a colación por una información aparecida en los medios que en verdad mueve a la irrisión. Se señala que el satélite Miranda (convenientemente lanzado al espacio días antes de las elecciones, seguramente con la intención de reafirmar en algunas mentes demasiado crédulas la idea de que el voto puede ser espiado incluso espacialmente y así fomentar el miedo, que es uno de los principales aliados de este gobierno), podrá «monitorear» la situación del Lago de Valencia… ¡Aunque usted no lo crea!
Así es este gobierno que acabamos de reelegir, un gobierno de Ripley: no es capaz de atender a las recomendaciones de los técnicos que vienen advirtiendo desde el año 2005 el peligroso aumento de los niveles del lago, pero puede colocar un satélite en el espacio para que uno vea en vivo y en directo cómo se desborda la vaina. Definitivamente este es un gobierno comunicacional, mediático. En la palabra el país está de maravilla, en las estadísticas oficiales todo marcha excesivamente normal y hay un florecimiento como nunca se había conocido en nuestra historia. Es increíble pero el golpe de una realidad, que en la calle contradice el discurso, no parece hacerle mella, si nos atenemos a los resultados electorales. Parece que la gente cree más en lo que oye que en lo que ve, o necesita creer, por alguna razón. Sin embargo, por mucho que se diga que todo en el Lago de Valencia está bajo control, el agua sigue subiendo y más temprano que tarde, frente a las mentiras del gobierno el pueblo dirá, como los viejos de antes: «¡Miranda en La Carraca!» Y es que la realidad es el principal partido de oposición: nos inunda, nos atraca, nos asesina, todos los días, pero nos deja el consuelo de que, mientras tanto, el satélite lo «monitorea» todo desde lo alto. No deja de ser simbólico que no podamos ver las angustias del país cotidiano sino desde la distancia sideral. Usamos un telescopio, pero para alejarnos: no hemos visto el lago crecer en 7 años, pero ahora lo tenemos precisado desde más allá de la estratosfera. ¡Qué buena noticia para la gente de La Punta y Mata Redonda! Miranda nos mira desde el espacio, recostado en su camastrón estelar, seguramente, cada vez que nos sobrevuela regresa a su mente nuestro momento fundacional, la bandera el 5 de Julio y todos los sueños que su Colombeia abrigaba.
Quién sabe si cada vez que pasa y nos ve, vuelve a decir en su corazón: «¡bochinche, bochinche, esta gente no sabe hacer sino bochinche!»