Opinión Nacional

Ministerior del Poder Popular para el carnaval

Todo tendrá su ministerio y Yo designaré a los ministraídos, como ahora hago con la negra Isiflora para que desde hoy mismito se encargue de los carnavales bolivarianos que animará la inefable orquesta leonina que de ahora en adelante me acompaña en todas mis salseras presentaciones.

Los disfraces a ser utilizados por mis súbditos, sólo puedo autorizarlos YO, EL REY MOMO. En consecuencia queda prohibida – por imperialistas asquerosos y farsantes – la utilización de los siguientes disfraces:

– Supermán
– La Mujer Maravilla
– El Hombre Araña
– Batman
– Barbie
– Cisco Kid
– Gatúbela
– Goofy
– Pato Donald
– Sirenita

Ya me encargaré de añadir más nombres a la lista de disfraces prohibidos, en la medida en que se me vaya ocurriendo. ¡Qué de falta de ocurrencias no sufro!

Como algunos de mis enconados opositores bien supondrán, permito sin restricciones el uso durante todo el año de disfraces rojo – rojitos como el de Diablo, Demonio, Satanás, Leviatán, Lucifer, Belial, Maligno o como lo quieran llamar sean de Yare, de Cagua abajo o de Obispos, llano mismo adentro.

San Nicolás sigue prohibido no por rojo sino, como ya saben, por imperialista inmundo.

Se autoriza también el uso de disfraces que tengan que ver con personajes justicieros y caritativos como el Zorro, Robin Hood, el único imperialista bueno, Robespierre, Marat o Dantón, siempre y cuando estos últimos vayan acompañados de su igualitaria guillotina y de un ejemplar en mano de la edición millonaria de Los Miserables de Víctor Hugo Raphael, que voy a decretar de lectura obligatoria en el 1er Nivel Socialista del nuevo pensum de primaria que estoy dictándole, ahorita mismo mientras preparo este edicto, a mi pana, mi brother, mi compinche desde mis años mozos de pitcher caimanero, curvero y socarrón. ¿Te acuerdas de María de los Remedios que nunca me hizo caso, la que no le gustaban mis serenatas? ahora y que se derrite, imagínate tú, viéndome todos los días por televisión, repuesto y buenmozo, más galán que los galanes bolivarianos que me acompañan en mis galas semanales, diarias ahora, para que no se olviden de mi.

Eso sí, no le voy a prestar la carroza a nadie, ni a Zoila, ni a Cornea, ni a Deshabillé, ni a Yosi, ni a Verde, ni al mismo Cristo, ni a nadie. Esa carroza es mía y para mí, sólo se la prestaría a Uds. ya saben quien, a él solito, cuando se recupere y nos vayamos por ahí a pasear y a echarnos cuentos hasta el amanecer, cuando el cielo se empieza a poner rojito.

¡Ah se me olvidaba! no está prohibido disfrazarse de extra- terrestre de marciano, pues.

Bueno, ¡Colorín, colorao, que este cuento no se ha acabado! Diariamente les informaré por mi habitual cadena pedagógica de cómo andan mis pachangas carnavaleras por aquí en Le Palais Imperial, que yo también me voy a disfrazar ¿a qué no adivinan? de Napoleón.

Saludos, YO

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