Metras para todos
Su concepción parece un guión de Radio Rochela, pero por desgracia no lo es. En la página 61 del nuevo Diseño Curricular para la Educación Inicial se describe el juego de «metras para todos», una nueva modalidad de educar a los niños entre 4 y 6 años.
El juego de metras tradicional es una enseñanza de vida muy buena. El que juega mejor se las lleva todas. ¡Qué satisfacción cuando uno rucha a sus compañeros de juego, porque eso significa que uno ha jugado mejor. ! Y «jugar mejor» significa trabajo y práctica, constancia y esfuerzo. No puedo pensar que alguien –en su sano juicio, por supuesto- no pueda desear que sus hijos lleven a cabo estas sanas costumbres. Yo recuerdo el caso de mi hija Sofía. Cuando entró al primer grado en el Instituto de Educación Integral de Maracay, el primer día de clases llegó pidiéndome que le comprara metras, porque en el recreo jugaban. Esa tarde salimos a comprarlas, y al día siguiente llegó sin una sola metra porque se las habían ruchado. Fuimos a comprar una nueva bolsa de metras, con las que practicó con denuedo. Quería rucharle las metras a sus compañeros de clase que la habían ruchado a ella. Debo aclarar que Sofía, a pesar de que la rucharon muchas veces, no sufrió traumas de ningún tipo. El que la hubieran ruchado una y otra vez la estimuló para lograr hacerlo mejor que ellos y lo logró: el año siguiente se ganó el trofeo de «metras» de toda la primaria.
Pero en el juego de «metras para todos» no hay ganadores ni perdedores, porque el que gana debe repartir las metras que ganó entre todos los que jugaron. Así como lo leen: los niños juegan, y al final, el que rucha a todos, en otras palabras, el ganador, no se queda con sus metras: debe repartir sus metras ganadas en buena lid en partes iguales entre todos los que jugaron. Mejores, buenos, mediocres, malos, peores y pésimos jugadores, al final del juego, todos terminan con el mismo número de metras. El desiderátum de la igualdad, ni más ni menos ¿Qué clase de enseñanza es decirle al niño: «no te esfuerces, no practiques, no importa que lo hagas mal, pues al final vas a tener la misma cantidad de metras que tu amiguito que sí se ha esforzado por jugar bien»?… ¡tremenda pedagogía! Y si este sistema se lleva a todos los niveles de educación… ¿qué clase de profesionales va a producir?… ¿Se operaría usted con un médico que siempre perdió, a quien le «repartieron» por igual las metras?… Lo dudo…
Es imposible tragarse el cuento de que las fulanas «metras para todos» son para enseñar solidaridad, generosidad y espíritu gregario. Hay muchas maneras de transmitir estos valores que no cercenan el camino del trabajo y la excelencia. Pareciera entonces que la intención fuera otra… Algo así como eternizar la dependencia del «jefe», porque todos seríamos unos ineptos, incapaces de satisfacer nuestras propias necesidades. Entonces, al «jefe» que nos reparte las metras, le deberemos agradecimiento y lealtad de por vida…
Más allá de lo increíble que esto pueda sonar, es triste y desolador pensar que el futuro de un país se esté formando en aulas donde el mensaje es que la competencia es mala, que hace daño, que castra, que frustra… El nuevo currículum «socialista» considera la competencia como un valor del capitalismo y por eso tiene que acabar con ella. Parece que los ideólogos no han pensado en qué clase de aislamiento tendrá que caer Venezuela para no competir con otros países, en el supuesto, que luce imposible, de que tuvieran éxito en evitar la competencia internamente… ¿Nos vamos a convertir en una sociedad de peleles, de «pobrecitos» a quienes hay que repartirles las metras porque no pueden ganárselas por sí mismos?… ¡Qué retraso!
Y si creen que estas son prácticas propias del socialismo, van a tener que ir bajándose de la nube. La educación en los países socialistas es elitesca en extremo. La mediocridad no tiene cabida. El fracaso del socialismo se ha debido a la falta de libertades, no al sistema educativo.
La repartición equitativa de metras hoy no es otra cosa que la perpetuación de la mediocridad para mañana…
