Memoria de múltiples filos
Durante el año 2012, 1.350.000.000 de ciudadanos del mundo se verán involucrados en diversos procesos electorales. 65% de éstos ejercerán su derecho al voto. Treinta países, desde la diminuta isla de Palau con 20.879 habitantes, hasta los EE.UU con 307.212.123; pasando por Rusia, Francia, Ghana, Kosovo, Serbia, Corea del Sur, Kenya, México, etc. y Venezuela, están convocando elecciones para elegir Presidente. Sin lugar a dudas, las elecciones venezolanas ocuparán, cada vez más, la atención de los medios de comunicación planetarios.
Esto será así, por la creencia en la existencia de un gobierno “comunista” en Venezuela; idea difundida desde Washington y reforzada por las acusaciones de un segmento extremo de la oposición venezolana, en respuesta al proyecto utópico del Socialismo del Siglo XXI, a los crecientes tejidos sociales comunitarios centralizados y a los procesos de estatización y localización de la propiedad privada de los medios de producción social de escaso impacto en la estructura económica capitalista de Estado dominante en la economía venezolana hoy.
Los niveles de atención al proceso electoral y sus resultados tienden a presionar las apuestas por sus implicaciones geopolíticas y estratégicas. Los gobiernos de Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador directos beneficiarios del ALBA; los de Argentina, Uruguay y Brasil miembro de la UNASUR, del Consejo Sudamericano de Defensa y CELAC; las grandes y pequeñas empresas mixtas en la Faja Petrolífera del Orinoco y ahora Perú; así como los estados caribeños podrían ver sus intereses en juego. Diversos proyectos de integración energética, financiera y militar donde China, Rusia, Irán, España y Portugal están involucrados, también podrían ver afectados sus intereses, si los cambios electorales anuncian rupturas extremas con el modelo bolivariano de un capitalismo de estado abierto a jugosos negocios petroleros, endeudamientos y una economía capitalista de estado ampliamente importadora de materia prima, de bienes y servicios indispensables para satisfacer la creciente demanda social venezolana.
El análisis contextual, en el cual se produce el informe, no debería dejar a un lado, los cambios introducidos por “el comandante” en las posiciones de decisión del poder político. El Presidente asume que, debe prepararse para una “gran batalla”, cuyos resultados podrían comprometer seriamente la “transición” del proceso bolivariano hacia el espejismo del Socialismo del siglo XXI. Las experiencias electorales le han enseñado que las elecciones se ganan a lo largo de un complejo proceso de búsqueda de votos, de promesas convincentes, de logros a mostrar, de voluntad de luchar por los más necesitados, de avances y retroceso en los movimientos tácticos para el logro de los objetivos estratégicos electorales trazados.
El conteo de los votos será el resultado final de una larga y sostenida actividad de convencimiento de los votantes dudosos, esquivos, de los que se abstuvieron el 5 de diciembre del 2007, que le llevo a su primera derrota electoral. Las elecciones se ganan a lo largo de la campaña y no sólo el día de la votación. Chávez lo sabe. Pero, también aprendió que gana quien sea anunciado como ganador por el árbitro electoral.
Todo el esfuerzo electoral de ir avanzando de acuerdo al plan trazado e introducir los correctivos que la práctica político electoral vaya indicando, se encontrará en manos de la dirección política de la campaña y de sus operadores, razón por la cual las tareas de comando y control son decisivas a todo lo largo de la campaña y sobre todo en sus momentos coyunturales, uno de los cuales es el primer boletín oficial del CNE.
Para este crucial aspecto ya Chávez tomó la decisión de poner el poder de decisión en manos de sus cuadros militares y civiles más leales, de allí los movimientos ministeriales, la redistribución de responsabilidades políticas del el PSUV en las regiones, la selección de sus candidatos a gobernadores y alcaldes. Como ya hemos observado el peso de la decisión del punto crítico ha recaído sobre los hombros de los militares estén en servicio o no. Allí podría estar incubándose un error estratégico: las elecciones y los procesos electorales son asuntos de civiles y no de militares, no es un problema de inteligencia o de capacidad operativa, es un problema de la cultura democrática que es donde se encuentran ubicadas las elecciones. La solución de un problema electoral que es un problema político no admite una solución militar sin atropellar los fundamentos, principios y reglas de la democracia.
El informe a la AN, presentado por el Presidente Chávez debería ser leído en este amplio contexto global y local. No debería ser tomado como un informe más de la gestión gubernamental. Sería un error dedicarse sólo a escudriñar aquello donde éste presenta claras debilidades, por muy importantes asuntos que puedan estar afectando a grandes sectores de la población, tales como la inseguridad, la inflación, la propiedad privada y la escasez de algunos alimentos básicos y sobre todo, los serios rasgos de ingobernabilidad, ineficiencia administrativa, corrupción y narcotráfico; elementos dinamizadores de una atmosfera corrosiva y degradante del poder de gestión gubernamental.
Se trata de un informe de la gestión de gobierno presentado al inicio de un año que se anuncia como decisivo en la lucha por la estabilidad, la continuidad o la transformación de las relaciones de poder entre los grupos sociales diferenciados de la sociedad venezolana y no solo de ella. Su contenido tiene por tanto un definido propósito político pre y post electoral. Su acento está colocado en las llamadas nuevas “Grandes Misiones”, las cuales muestran sus logros iniciales proyectando su más amplia realización en el siguiente periodo presidencial, buscando así, colocar a los votantes del 7 de octubre ante la disyuntiva de respaldar a quienes están adelantando tales mega proyectos sociales o votar por la propuesta de cambio de rumbo de los objetivos a ser alcanzados por el próximo gobierno.
De tal manera que, el informe se presenta como la muestra difícilmente cuestionable, de una gestión gubernamental exitosa en lo social y al proyectarse a futuro se propone a su vez como programa de gobierno para el próximo período. El informe a la AN, es así la Memoria y Cuenta de gobierno en el año 2011, el inicio de la campaña electoral del Presidente Chávez y, la propuesta del programa de gobierno para la campaña electoral de los próximos 9 meses, centrada en la inclusión social de las mayorías de votantes pobres por medio de las “Grandes Misiones”. Lo único que podría frenar tal “Tsunami” de recursos a los programas sociales es una caída de los precios del petróleo, pero todos los pronósticos apuntan en sentido contrario.
La Memoria y Cuenta no se limita al tradicional listado de la obra realizada a ser evaluada por los diputados, sino que anuncia la continuidad de un potente esfuerzo, jamás visto, durante el año electoral, lo cual se plantea en términos de la campaña para la reelección presidencial. Los gigantescos recursos financieros necesarios para cumplir con las metas de la etapa 2012, generarán grandes expectativas y esperanzas entre los votantes. Los recursos provenientes de los ingresos petroleros y los multimillonarios endeudamientos, se distribuirán a través de múltiples procedimientos, hacia los sectores de más bajos recursos que, son precisamente aquellos que mayoritariamente están inscritos en el registro electoral. El principio democrático de igualdad de condiciones para todos los candidatos a los cargos de elección pública dejará de existir. Los competidores de esta contienda electoral se encontrarán frente a una situación de extrema desigualdad a favor de la opción gubernamental.
Mientras la oposición se dedica a proponer un programa de gestión de reconstrucción del Estado de Derecho, de recuperación de la propiedad privada, de medidas enérgicas contra la inseguridad ciudadana, de respeto y tolerancia a todas las organizaciones y posiciones políticas, de rescate de los principios de una democracia representativa, participativa y alternativa; el candidato del gobierno que es el propio Presidente se concentrará en la entrega de vivienda dignas plenamente dotadas y la promesa de la ampliación y profundización del plan durante el período siguiente de gobierno. A la ampliación y dotación de los cuerpos policiales para desarmar y combatir a la delincuencia; a la ampliación de los pensionados, así nunca hayan trabajado; a entregar salario mínimo a la madre soltera menor de edad; a la entrega de la dotación escolar publicando millones de libros escolares, entregando miles de computadoras “Canaima” y, pare usted de contar.
Y por si faltase algún detalle, el intercambio generado en la sesión de la AN gestó otra “Gran Misión”: la Misión Seguridad, en la cual, sin proponérselo, la oposición estaría involucrada a través de la comisión nombrada por la AN para tratar la Ley sobre desarme. Así mismo, se escuchó la insistencia de uno de los diputados de incorporar a los jubilados y pensionados en los beneficios del cesta ticket, idea que está siendo calculada para resolverla dentro de una de las nuevas Misiones. Y por si fuese poco, el Presidente propuso a la oposición, sustituir el raído concepto de “populismo” por el de justicia social. No se está regalando el dinero de los venezolanos que proviene de la renta petrolera, – afirmo el Presidente-, por el contrario se le está regresando al pueblo en obras, viviendas, salario mínimo, dotaciones, alimentos baratos en Misión Mercal, etc.
Un espíritu misionero impregnó el discurso del Presidente hasta alcanzar espacios impropios de una gestión autoritaria de gobierno: la tolerancia frente a la intervención agresiva y de escasa calidad, y una propuesta de “reencuentro” para trabajar “unidos” para enfrentar junto a la inseguridad social y a los agudos problemas agropecuarios. La angustiosa búsqueda del “eslabón” perdido: 3 millones de votantes chavistas alejados por las prácticas no democráticas del proceso, se colocaron en la óptica política estratégica de discurso ante la AN. La ausencia de tal cantidad de votos ha puesto en peligro el control del poder político por parte de los actores del proceso bolivariano.
Las grandes misiones, la tolerancia, los puentes de plata, la sordina a la radicalidad socialista y antiimperialista del proyecto bolivariano tiene un solo propósito: encontrar los votos perdidos y convencerlos de un regreso a la democratización debilitada por el radicalismo extemporáneo, para mantenerse en el poder y evitar una catástrofe electoral el 7de octubre por abstención de un votante chavista democrático y ansioso de ver a su gobierno revolucionario centrado en los agobiantes problemas sociales.
La ecuación es muy sencilla: cualquiera que sea el candidato de la oposición tiene al arrancar, 5 millones de votantes que ya han demostrado su decisión de salir de Chávez, al frente hay una cantidad similar de votantes que bajo ninguna circunstancias votarían por un candidato del pasado y están resteados con el Presidente. La inevitable polarización política e ideológica invadirá la campaña electoral. El problema principal de los comandos de campaña de ambos candidatos será doblegar a sus radicales antichavistas extremos unos y anti escuálidos otros. Aproximadamente 10 millones de votantes ya han decido por quien votar y no hay estrategia electoral posible que los haga moverse de tal postura. Quedan en escena 4 millones de votantes indecisos, dudosos, entre ellos los que en alguna oportunidad han votado por Chávez y se le han separado.
La Memoria y Cuenta ha lanzado el mensaje central a sus adherentes y hacia aquellos que se alejaron de la propuesta de reforma de la Constitución en el 2007 y prefirieron la abstención a votar por la oposición. Si tal estrategia logra sus propósitos políticos no hay duda que ganará la opción Presidencial. Si continúan en la postura abstencionista el candidato de la oposición tendrá la vía libre para la victoria y los NINIs entran a jugar su rol decisor, estaremos en los penaltis del último juego por la copa del mundial electoral a realizarse en Venezuela el 7 de octubre de 2012.
*Coordinador de la Especialización de Procesos y Sistemas Electorales del Centro de Estudios de Postgrado de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela.