Marx en el liceo
Cuando se les enseñe marxismo a los estudiantes de bachillerato, los profesores tendrán que explicarles a los muchachos que en los regímenes comunistas el capitalismo de estado se adueña de todos los espacios y secuestra no sólo la propiedad privada, sino también la de los medios de producción, que debería pertenecer a todos los ciudadanos.
Tendrán que explicarles que en 1917 una revolución puso fin a una monarquía absolutista, la de los Romanov en Rusia, para dar paso a otro absolutismo más esclavista, más tiránico y más depredador que el régimen de los zares. Primero Lenin y luego Stalin, uno de los peores carniceros de la historia. Tal vez nunca se sabrá el número de muertos, pero los indicios hablan de millones. Les explicarán a los estudiantes que los iconos que trataron de destruir resurgieron a la caída del régimen con más fuerza que nunca y que la religión, considerada por Marx como «el opio de los pueblos», estaba oculta pero tan fuerte, que hasta los miembros de la familia real asesinada son hoy venerados como santos por un gran sector de los rusos.
Que tanto en Rusia como en los países satélites, las autoridades no encontraron qué hacer cuando las cooperativas de obreros, supuestas a permanecer no competitivas, empezaron a producir y a ganar dinero, pues éstos se convirtieron en capitalistas que ya no creían en los preceptos del socialismo sobre propiedades colectivas y otros conceptos afines. Que en Polonia el movimiento más fuerte en contra del régimen comunista fue el movimiento obrero que lideraba Lech Walesa, uno de esos obreros.
Tendrán que explicarles que el paralelo 38 divide dos estados, Corea del Sur y Corea del Norte. Que el primero, capitalista, es una de las primeras economías del mundo. Que sus habitantes gozan de un alto índice de ingreso per cápita, la educación es una de las mejores del mundo y poseen un sólido sistema democrático. Que el segundo, sin embargo, está a punto de colapsar. Más de 300.000 refugiados han huido desde 2000 y 4 millones de muertos es el saldo de la hambruna a raíz de la caída del régimen soviético. Un país pobre, rico en recursos naturales, víctima de un régimen autoritario que comenzó con Kim Il Sung, desde 1948 hasta su muerte en 1994 y que hoy continúa con su hijo Kim Jong Il, investido desde finales de la década de los 90 con todos los poderes por la Asamblea Nacional. Que es uno de los países más aislados del mundo, en donde hay un partido único, el Juche, y la prensa está totalmente controlada por el Estado. Que no hay Internet, y en la televisión sólo funciona el canal del Estado.
Tendrán que explicarles también que Mao Zedong construyó su régimen sobre el terror y que el exceso de trabajo y la hambruna que hubo entre 1958 y 1961 produjeron la muerte de 38 millones de personas. Que la violencia de Mao y sus acólitos, sucesora directa de la violencia estalinista de la mal llamada Revolución Cultural, dejó como saldo muchos más millones de muertos.
Tendrán que explicarles que en Camboya, Saloth Sar, mejor conocido como Pol Pot, forjó un estado de corte maoísta, y como líder del Khmer Rouge pasó a la historia como el responsable de uno de los genocidios más terribles que haya conocido la humanidad.
Tendrán que explicarles que Vietnam del Norte, unificado con Vietnam del Sur como República Socialista de Vietnam, después de los traumas, muertos y dolores que dejó la guerra, los problemas humanitarios y económicos, en 1986 decidió adoptar las reglas del libre mercado, contrarias a los conceptos de socialismo y comunismo. Desde comienzos del siglo XXI recibe ayuda de los Estados Unidos y es hoy una de las economías de más rápido crecimiento en el mundo.
Tendrán que contarles sobre los fusilados y los presos, sobre los que se fueron de Cuba y los que quedaron sin libertades en su propio país. Sobre quienes han preferido morir deshidratados en alta mar, o devorados por tiburones, antes de quedarse en un régimen en el que está prohibido pensar distinto, opinar distinto, actuar distinto. Que los tres diarios que hay son todos órganos del partido comunista: Granma, Juventud Rebelde y Trabajadores.
Y al enseñar estos hechos, no sólo los alumnos… los profesores terminarán sacando sus propias conclusiones…