Opinión Nacional

Mariquitas e indecentes

En el corto y desastroso haber de la mentada “V República” se han sucedido y observado tal cantidad de excesos, ofensas e irrespetos a toda condición humana. Lo que más hay que lamentar y por ende cuestionar es que continuamente comenzando por el propio presidente, los ministros y demás adeptos (léase emeverrecos) al oficialismo de turno, se les ve pregonar una supuesta nueva forma de hacer política sustentadas en liderazgos y prácticas distintas de conducir al país. Lo cierto del caso es que aparte de no acometer los cambios y transformaciones requeridas en nuestra economía y sociedad, se están cometiendo los peores desmanes y atropellos a todo aquel ciudadano que muestre y exprese sus diferencias con el accionar y forma de hacer política actual.

Lo sucedido con el profesor Pablo Aure se convierte ante la opinión pública como un nocivo y asqueante precedente de exceso de autoridad (léase autoritarismo). No es posible que a un compatriota tan venezolano como cualquiera de nosotros se le someta al escareo público de la forma como se hizo por el sólo hecho de elevar su voz y decir unas cuantas verdades sobre el proceder de ciertos sectores del estamento militar.

Por otra parte nos parece un exceso y un desatino de parte del profesor Pablo Aure el que emplee (para graficar a su juicio la situación del estamento militar) una prenda tan delicada, femenina y noble como una pantaleta. Es lamentable que los desatinos y trastornos de la actual administración arrastre consigo a la institución militar, lo cual no quiere decir bajo ningún concepto que todos los militares sean unos golpistas, corruptos, incompetentes, arrastrados o usen pantaleticas.

El país requiere en estos momentos de su mejor talento ubicado en las ciencias, las artes, la tecnología, en las diversas instituciones llámese ejercito, universidad, empresa privada, PDVSA, etc, como contraparte y peso que garantice al menos aparte de un mínimo orden la posibilidad real de un cambio dentro de los canales regulares.

Nuestras Fuerzas Armadas, junto al Tribunal Supremo de Justicia, Fiscalía y Contraloría General de la República, CNE, no pueden asumir el triste papel de alcahuetes de líderes y estilos trasnochados y tercermundistas, que sustentados en pura retórica y la oferta de una supuesta “revolución” ganan espacio en la región latinoamericana, y nos hablan incluso de imitar el mar de felicidad cubano, modelo este definido por la incertidumbre, el desarraigo, la perdida de expectativas y la reducción del ser humano a su mínima expresión.

Los venezolanos precisamos ser más críticos. Nuestras Fuerzas Armadas deben retomar su papel de guardianes y garantes del orden democrático, y dejar de pintar escuelas, lavar inodoros y demás oficios que no le competen a un ejército que se etiquete de profesional como son el ejercito chileno, colombiano, ecuatoriano. Su papel es fundamental para que acepten ser relegados a meros arfiles genuflexos de un gobierno hablador, bravucón e incompetente que se oculta en la cortina de un populismo trasnochado que propugna una revolución dónde el colectivo esta pasivo y ausente. Veremos ….

Politólogo – Magíster en Ciencia Política

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