Maduro y los alcaldes
Si pensamos en el interés nacional, hay que apostar a la preservación de la atmósfera política que creó el encuentro pasado, lo que obligaría a los voceros del gobierno y de la oposición a utilizar un lenguaje respetuoso, manteniendo sus respectivas ideologías. Nadie tiene por qué claudicar ni dejar de pensar cómo piensa, se trata de normalizar la lucha, la vida política del país, como alternativa para sacarlo del momento difícil y crítico que señalan las estadísticas no sólo privadas, sino también las oficiales.
Hay que admitir que más o menos el cincuenta por ciento que se asignan los principales actores políticos, no puede solucionar por separado los más ingentes problemas que agobian a la economía nacional y sus efectos en la vida social y política que tiene prácticamente paralizada toda la nación. Si no hay desarrollo económico sustentable, seguiremos dependiendo de la renta petrolera para importar los bienes y servicios requeridos para alimentar y darle empleo a la mayoría de los venezolanos, especialmente a los más pobres, que seguirán subsistiendo de dádivas oficiales, que además de no proporcionarles un mejor nivel de vida material permanente, los degrada moral y humanamente.
Problemas como la inseguridad, que el gobierno ha tratado de resolverlo unilateralmente, ha quedado demostrado que ni utilizando a la Fuerza Armada es factible darle solución.
En cambio donde se ha producido alguna coordinación entre las autoridades nacionales, regionales y locales, los niveles de los delitos se han reducido, si bien no solucionados totalmente. Este ejemplo es una demostración de que el acuerdo transitorio entre las partes involucradas, es viable, cuando algunos funcionarios conscientes de la problemática, abordan conjuntamente problemas que afectan a toda la población.
Aunque debiera ser del conocimiento de todos por alcaldes, gobernadores e incluso del Presidente de la República, por la cercanía de nuestros países y por la globalización de la información y la comunicación, desde Bogotá considero de interés expresarles una breve experiencia adquirida en conversación con algunos trabajadores del volante, empleados de hotel y ciudadanos de a pie en las principales calles de esta capital, acerca de la transformación de una de las ciudades más inseguras del mundo en una urbe por la que se puede transitar con absoluta confianza en la honradez de las personas y de la policía.
Si logran una entrevista con el alcalde mayor o con cualquiera de los 22 alcaldes menores de la ciudad -así los denominan aquí- seguramente será mucho más técnica y fructífera, pero no es imprescindible.
Cuando usted desciende del avión inmediatamente percibe la decencia y la vocación de servicio del personal que lo atiende, y cuando aborda el taxi, el conductor se presenta, le da la bienvenida y le comunica que usted ha llegado a una ciudad en la que podrá disfrutar de la mejor atención posible de todos sus habitantes, con algunas excepciones, desde luego, producto del terrorismo y del narcotráfico, lacras sociales que la política de seguridad democrática del presidente Santos combate con mucha eficacia. Y cuando usted le pregunta cómo se produjo esta transformación, le habla de la labor cumplida por sus últimos 4 alcaldes mayores y menores que comenzó con la concientización del ciudadano -de nosotros mismos, le dice orgulloso- para cumplir con la Constitución y las leyes, rechazar todo tipo de corruptela y ser un colombiano digno de confianza.
Pero no es todo, cualquier ciudadano le puede agregar que se reprimió duramente el crimen, se mejoró el transporte colectivo creando la parada pico y placa y un servicio masivo conocido como Transmilenio, ambas medidas intentadas en Caracas, pero abortadas por diferentes razones. Y algo demasiado importante, a los policías se les triplicó el sueldo y fueron reeducados como servidores públicos, ciudadanos de gran autoestima. Los intentos de corrupción a funcionarios públicos son sancionados con severas multas y arrestos. La policía es reforzada con la presencia de soldados entrenados para garantizar la seguridad ciudadano y un mejor nivel de vida.
En síntesis, ciudadanos alcaldes, si no lo han hecho, como lo anunció el alcalde metropolitano, Antonio Ledezma, programen una corta visita a Bogotá.