Opinión Nacional

Maduro cae en su propia trampa

Nos cuesta pensar que no se haya dado cuenta de que la entrega “espectacular” del opositor Leopoldo López a las autoridades, lo ha convertido en un mártir y héroe, apuntalando su liderazgo nacional con proyección internacional de manera gratuita.

La postura de Maduro se complica y se debilita mostrando fisuras tanto a lo interno de su gobierno y el Partido Socialista Unido de Venezuela como por fuera. La oposición que venía de capa caída por no haber logrado la victoria en las municipales de diciembre ha podido fortalecerse y unirse en torno a López aunque tenga sus diferencias en los métodos de lucha.

La papa caliente está en sus manos porque se está demostrando que las pruebas y evidencias de los asesinatos de los manifestantes acusan a los cuerpos de seguridad y bandas paramilitares armadas oficialistas, llamadas colectivos del 23 de Enero, que el mismo Maduro designó para después destituir al director de la policía política, Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), por no haber acuartelado a los policías que mataron a los manifestantes.

Pero al mismo tiempo Maduro ordenó la captura y encarcelamiento de López, lo que cumplió a pie juntillas la Fiscal General y la juez de control imputándolo de ocho delitos que suman más de 30 años de cárcel como castigo. Hay pruebas y evidencias de su inocencia.

Pero las autoridades judiciales han exagerado. Se les pasó la mano con las imputaciones. Y ahora Maduro no sabe qué hacer ni cómo retroceder sin mostrar su error. Podría destituir o pedir la renuncia de la Fiscal de la misma forma que destituyó al director de Sebin, la policía política, sin asumir su propia responsabilidad.

También evidenció que no controla todo el poder presidencial cuando anunció que el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, condujo en su coche a López a una cárcel en el interior para aparecer después de la mano acompañándolo al tribunal 16 de control en el centro de Caracas para “protegerlo porque la derecha lo quería matar”.

Pero además Maduro ha caído en la trampa de engrandecer el liderazgo de López, que busca “la salida” rápida de su gobierno frente a un moderado como Henrique Capriles que prefiere un proceso más lento para salir de la crisis.

La represión brutal de las manifestaciones lo que ha provocado es aumentar la protesta y el descontento popular. Venezuela arde por los cuatro costados. Los sectores populares de los barrios pobres están despertando y saliendo a protestar. Basta ver en las noches los neumáticos incendiados y el sonar de las cacerolas por todos los balcones. Por cierto aconsejamos prudencia y no asomarse en los balcones porque los pistoleros disparan a las subversivas cacerolas.

Maduro pareciera estar acorralado dando tropezones. Sus asesores caribeños no aciertan porque no conocen bien a los venezolanos y la represión no es la vía para la solución del conflicto social.

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