Luz roja para la libertad
En varias oportunidades he mencionado el Observatorio Hannah Arendt, una asociación civil bajo los auspicios de (hasta ahora) las Universidades Central de Venezuela, Simón Bolívar y Católica Andrés Bello. Nunca sabemos cuantos somos exactamente, pues las cifras de los que asistimos a las reuniones (los lunes a las 3.00 p.m., generalmente en el Vicerrectorado de la UCV – ¡acérquense!) varían, pero nos sorprende que muchos, y no solamente universitarios, parecen apreciar nuestro trabajo desde que nos constituimos en febrero de 2006, y tener ganas de compartir con nosotros lo que nos hemos propuesto como objetivo: advertir los peligros para la democracia, mantener en alto la libertad y la tolerancia, combatir los odios implícitos en militarismo, armamentismo y autoritarismo, en breve: defender la existencia y decencia de espacios públicos contra las pretensiones del Estado y otros poderes de unificar los pensamientos, conocimientos, sentimientos y sueños en un bloque monolítico, una suerte de cárcel de alta seguridad. Por ello, nos sentimos obligados a denunciar y advertir cuando vemos los escándalos y peligros que amenazan nuestra sociedad abierta.
Últimamente, estos aumentan en cantidad y calidad. Se fundamentan en un claro contexto político de disminución de indicadores democráticos: una ley habilitante insólita en tiempo y extensión societal que concentra aún más poder en el Jefe del Estado, estatizaciones, anuncios que amenazan la existencia de órganos de elección popular, como alcaldías y gobernaciones. Todo esto se produce, además, junto al caso RCTV y en el crecimiento desmesurado del poderío propagandístico oficial: la “hegemonía comunicacional”. A los 70 medios impresos, 159 emisoras de radio y 6 televisoras que hasta ahora controla totalmente el gobierno, se sumó ahora la decisión de transmitir Aló Presidente de lunes a viernes. El gobierno suma y suma poder de propaganda, y la disidencia es hostigada y perseguida.
¡Tan solo algunos ejemplos! El 2 de febrero, Claudio Mendoza, un prominente físico distinguido con el Premio Lorenzo Mendoza Fleury de la Fundación Polar, fue destituido de su cargo de jefe del Laboratorio de Física Computacional por el Consejo Directivo del Instituto de Investigaciones Científicas (IVIC), a causa de un artículo de opinión que había publicado en septiembre pasado en EL NACIONAL, en el que hablaba de los peligros de incorporarse a una carrera nuclear vía la alianza con Irán y comentaba que Venezuela no podrá avanzar mucho en eso porque “algo nos da tranquilidad: el desprecio revolucionario hacia los expertos”. Esto llamo el CD del IVIC “lenguaje irrespetuoso” y se puso, cual cuerpo de juristas, a interpretar los preceptos constitucionales de la libertad de expresión y de la responsabilidad de quien hace uso de ella (el dictamen se correspondía con los conocimientos jurídicos de los jueces).
El 12 de febrero, una jueza de menores, fallo en contra de TalCual y Laureano Márquez en la apelación que el periódico y el conocido humorista habían introducido contra una multa del Consejo Nacional de Protección del Niño y el Adolescente al humorista Laureano Márquez y TalCual, por un editorial humorístico publicado el año pasado, titulado Querida Rosinés, una pieza absolutamente inofensiva. Un comentario aparentemente inocuo del Jefe del Estado en algún Aló Presidente generó la acción individual de una abogada contra el autor y el diario, y, luego, una denuncia de la Fiscalía que culminó en la multa. La sentencia de ahora sobre la multa es muy confusa, pero amenaza con ser tan grande que el diario convocó a una colecta para intentar salvarse de la quiebra.
Obviamente, la intención oficial es erradicar toda voz que no esté autorizada por el mismo hombre que controla todos los poderes públicos, las reservas militares y la fuerza armada y que promete gobernar hasta por lo menos 2030. Es obvio que acciones como éstas alimentan una sospecha cada vez más extendida: Venezuela transita por una ruta de autoritarismo creciente que recuerda claramente el triste camino de las naciones que cayeron en la larga noche del totalitarismo.
Una sociedad sin libre circulación de las ideas es una sociedad ciega y sorda ante sí misma, que no puede hablar de sus problemas y por tanto no puede resolverlos. Es como un autobús sin luces andando a toda velocidad por una carretera de montaña: sin ver el camino, no tardará en despeñarse. Pero aún es tiempo de corregir el rumbo.
El Observatorio Hannah Arendt esta comprometido con la sociedad venezolana a defender su derecho a elegir, a hablar, a pensar con libertad, a difundir este pensamiento y a soñar. Este compromiso no es solamente uno que le corresponde a quien ha tenido el privilegio de una educación formal buena y una informal decente. Es uno que compromete la decencia de la sociedad, de todos sus miembros, y por ello un fundamento de la posibilidad de convivencia. Queremos compartir este compromiso con todos, sean del lado que sea de la acera en la que viven su vida política. Rechazamos “Patria, socialismo o muerte”, simbólica y realmente. Queremos la vida, digna y llena.