Los tres unos
Con este nombre, que parecen cosas de las matemáticas, se designa a un programa social patrocinado por Acción Ciudadana contra el SIDA, por el Consejo Latinoamericano y del Caribe de ONG´s con servicio en VIH/SIDA, por el Programa Conjunto de las Naciones Unidad sobre VIH/SIDA y por otras organizaciones que se han adherido.
El nombre, proviene de la idea de que hacen falta tres entes únicos para tener una efectividad adecuada en la lucha por resolver este desgraciado mal.
Un marco de acción sobre el SIDA acordado, que proporcione la base para coordinar el trabajo de todos los asociados.
Una autoridad nacional de coordinación del SIDA con un mandato multisectorial amplio.
Un sistema de vigilancia y evaluación establecido a nivel de país.
Venezuela fue escogida, junto con Namibia, Ucrania e India como los países adecuados para experimentar la viabilidad del plan propuesto. Para ello se realizó una reunión de consulta que en tres días atendió a treinta y cuatro participantes de distintas organizaciones que atienden a los enfermos de este terrible mal.
Dice UNISIDA que existen cuarenta millones de enfermos en el mundo y que más del 10% se han infectado en el último año.
Leemos en el recién aparecido segundo tomo de la Colección Razetti, editada por la Academia Nacional de Medicina, un extenso trabajo que en ciento cuarenta páginas analiza distintos aspectos de la lucha contra este mal en distintas regiones del país y expresa que las estadísticas nos indican que Venezuela tiene unos ciento diez mil enfermos es decir, una persona infectada por cada ciento treinta y seis habitantes, mientras la media mundial es de un enfermo por cada ciento cincuenta y cinco habitantes.
En oportunidad anterior resaltamos los esfuerzos que desde la Fundación Bill y Melinda Gates se están realizando con el concurso de nuestro médico zuliano José Esparza y que tiene como objetivo el desarrollo de una vacuna que impida la proliferación de este desgraciado mal.
El trabajo publicado en el segundo volumen de la Colección Razetti deja entrever las debilidades que tiene la acción oficial en la atención del flagelo, antepuesta a los denodados esfuerzos que hacen muchos profesionales de la medicina desde diferentes organizaciones e instituciones para paliar y darle mejores y mayores expectativas de vida a los enfermos.
Son dos acciones distintas pero que ambas merecen y exigen el apoyo de toda la colectividad y si estos esfuerzos reciben el concurso propuesto en los tres unos, se logrará una potenciación de las acciones.
No queremos poner punto final a estas líneas sin recordar que la educación es fundamental para la prevención de esta terrible infección.
