Los tontón macoutes de Chávez y el futuro
Los ataques a la Universidad Central de Venezuela y a todas las universidades del país, a sindicatos y partidos políticos, por parte de los grupos de asalto del gobierno, fuertemente armados, no son nuevos y vienen desde los Círculos Bolivarianos. La abundante provisión de armas cortas y largas, de municiones y de bombas lacrimógenas de que disponen, así como la impunidad con que actúan, ponen al descubierto que son organizados, mantenidos y dirigidos directamente por el régimen chavista. Esta política de atacar a las casas de las ciencias y las artes, de la educación del pueblo era de esperarse de parte de un gorila militar como el Iluminado de Sabaneta, cuyo odio por la libertad es solamente comparable a su inmensa ignorancia. Las jaurías militaristas, en todo el orbe y en todos los tiempos, han sido enemigas de la institución universitaria por ser la “casa que vence la sombra” y cuna de cultura y civilización. Y ellos son la sombra.
Innumerables son los acontecimientos en los que se ha puesto en evidencia esa realidad. Son grupos preparados, pagados, organizados, armados y dirigidos por el régimen para atacar a la disidencia democrática y las instituciones o individualidades que promueven el libre pensamiento o ejercitan la libertad de expresión o que pretenden hacer valer cualquier derecho frente al dictador. Su objetivo es atemorizar a la población. Son copia al carbón de las SS hitlerianas, de los camisas pardas fascistas, de los Tontón Macoutes de Duvalier, de los Paleros de Chapita Trujillo, de los CDR cubanos, de los Chácharos gomecistas y en general de los grupos irregulares utilizados por todos los dictadores para acallar y reprimir la rebelión de sus pueblos.
El régimen chavista no se ha conformado con la organización de estos grupos urbanos que operan bajo distintas denominaciones, tales como los Tupamaros, La Piedrita, UPV, Los Carapaicas, Los Guerreros de La Vega, etc. Y no conforme con mantener a esos grupos de delincuentes, y como expresión de la “originalidad” del Socialismo del Siglo XXI, en una acción insólita y sin antecedentes en ninguna parte del mundo, el gobierno chavista, en estrecha colaboración con las FARC y el ELN de Colombia, ha organizado su propia guerrilla: el FBL o Frente Bolivariano de Liberación. Grupo paramilitar creado, estimulado, dirigido, armado y financiado por el régimen, y que al igual que sus pares colombianos, viene azotando a pobladores y productores agrícolas del llano venezolano mediante el asesinato, el secuestro y el cobro de “vacuna”. Mientras el gobierno de Uribe enfrenta a las FARC y al ELN, el gobierno de Chávez alimenta, sostiene, estimula y le asegura impunidad al FBL y por supuesto a las FARC y al ELN en territorio venezolano.
La presencia de estos grupos armados irregulares, de no ser atacada con extremada celeridad y fuerza, pondrá al país en una situación extremadamente peligrosa que podría conducirnos a una etapa de violencia parecida a la sufrida hasta ahora por Colombia. Esta realidad tiene que ser analizada a fondo por la dirigencia y la militancia democrática venezolana. Todos esperamos que el país salga de esta pesadilla destructora lo más pronto posible. Parece una locura esperar cuatro años para salir del demente que destruye un pedazo del país cada día al levantarse. Cuando esta pesadilla termine, por cualquier vía, el nuevo gobierno tendrá que enfrentar a estos grupos fuertemente armados, acostumbrados a “vivir de la pistola”, que en condiciones similares en otros países, a la huida de sus caudillos, se han dedicado a actividades delictivas en su propio beneficio y a enfrentar con las armas a los gobiernos post dictatoriales legítimamente constituidos.
Ante esta realidad, se hace necesario diseñar desde ahora una política definida y fuerte para enfrentarlos, desarmarlos y extinguirlos como organizaciones subversivas. Una política que no les dé cuartel y autoridades dispuestas a asumir plenamente la grave responsabilidad de llevarla adelante sin que les tiemble el pulso.
Ya hemos tenido suficientes manifestaciones de la actitud retadora y agresiva de Chávez y sus cómplices quienes se niegan a reconocer la existencia de más de media Venezuela y se burlan del voto popular. Quienes hasta ahora han sostenido la necesidad de la reconciliación entre los distintos sectores del país, como indicarían la razón y el espíritu democrático frente a un adversario racional, deben reconocer y aceptar que con Chávez y sus cómplices no existe ninguna posibilidad de diálogo y menos de reconciliación. Chávez y sus secuaces, han manifestado pública y reiteradamente que no hablarán con los sectores democráticos y que su objetivo es la destrucción de esos sectores.
En consecuencia, debemos prepararnos para enfrentar con fuerza y decisión esa política de odio y prepararnos para enfrentar la arremetida de los grupos armados del chavismo, antes y después de la salida de Chávez.
Un nuevo gobierno democrático tendrá que enfrentar un cuadro de anarquía y delincuencia impulsado por estos grupos irregulares sin liderazgo y es necesario estar preparados para combatirlos. Un primer paso debe ser la formación, desde ya, con la cooperación de todos los ciudadanos, de una base de datos depurada sobre cada uno de esos grupos con información precisa sobre sus componentes; y en general sobre quienes desde este gobierno o desde su periferia o a su amparo han violado los derechos ciudadanos, han saqueado a la Nación, han contribuido a la destrucción de la industria petrolera y de las industrias básicas, se han enriquecido con las maniobras financieras ilegales y en fin sobre todos aquellos responsables de la actual crisis nacional. Es necesario identificarlos a todos de manera ordenada y sistemática. Un gobierno sin información es un gobierno inerme.
Si no se hace justicia con mano dura, pero imparcial, si no se desarticulan a la brevedad posible esos grupos delincuenciales del chavismo que operan en el país, podemos entrar en una etapa de violencia que estamos obligados a abortar tempranamente.