Los retos de la democracia
En las actuales circunstancias encontramos que en muchos países latinoamericanos como Bolivia o la misma Venezuela la democracia se halla sometida a un doble reto. Por una parte estamos convencidos que la democracia debe de actualizar y profundizar el contenido de sus fines, adecuándolos a los valores sociales, éticos y culturales vigentes, por otra parte, se demanda llevar a cabo una profunda transformación de las bases institucionales en las que se asientan los vigentes sistemas democráticos, pues de esto depende prácticamente la propia supervivencia y estabilidad del entramado democrático sometido a presiones diversas en la región de tipo económico, social y político.
Toda propuesta alrededor de la necesidad de repensar y revalorizar a la democracia y a la política democrática latinoamericana, exige detenernos en el funcionamiento de los partidos, los grupos sociales, la clase política, las ONG ’s y demás factores de poder que con su actuación contribuyen a una mayor gobernabilidad o en su defecto a la ingobernabilidad del sistema.
Buena parte del rechazo que por momentos acusa la democracia en nuestros países radica y tiene su origen en el mal funcionamiento de la misma, en la presencia de corrupción y de gestiones altamente ineficientes. Frente a estos escenarios nos corresponde producir un cambio y antes que nada plantear la revalorización del entramado institucional, intentando cimentar la estructura de nuestros sistemas de partidos y sus élites, estos últimos son sin lugar a equívocos un tema crucial para elevar la calidad de las democracias y de la política respectivamente por lo menos en cuanto a la experiencia venezolana refiere de la última década.
En este sentido los partidos políticos no sólo reflejan sino que determinan la estructura social, la economía y la cultura de una sociedad. Los regímenes latinoamericanos requieren imperiosamente la recuperación del papel de las instituciones, la democracia debe ser repensada en momentos en las que la política y sus representantes se encuentran devaluados y en ciertos contextos en franco declive como sucede en Venezuela. La democracia no puede agotarse en un glosario de buenas intenciones por parte de un proyecto o gobierno de turno, sino que debe tener un correlato y expresión en los fines, acciones y en las realidades muy desiguales que observamos diariamente en nuestras sociedades. Repensar y revalorizar a las democracias, sus instituciones y organizaciones es una tarea obligatoria, frente a cuadros definidos el vaciamiento constante, deterioro de nuestros niveles y estándares de vida, reemergencia de liderazgos transversales, populismos de diverso cuño y personalización de la política y del poder en detrimento de la institucionalidad democrática.
La política se debate entre el ideal del consenso y la realidad definida por el conflicto y la incongruencia. Nos adherimos a la idea según la cual la política democrática es un proceso continuo definido por el conflicto, sin embargo, la democracia permite canalizar el conflicto de forma pacifica e institucional, y por tanto la búsqueda del consenso sobre reglas de juego. No obstante lo que no puede faltar en toda política que se precie de democrática y por extensión la democracia como tal, son unos contenidos y valores elementales, ya que su extravío conlleva a un extravío de democracia y la política que es lo que ha sucedido en la Venezuela contemporánea.
La política en América Latina deviene su análisis como algo extremadamente difícil y complejo por la cantidad de factores que influyen en la misma y generan por tanto una metamorfosis o transformación, destaca como esta cambiando la forma de concebir y hacer política, donde está última cada vez más es desarrollada y practicada por un conjunto nuevo de actores (outsiders, nuevos caudillos, empresarios, candidatos, extra-partido entre otros) que tienen en común poner en entredicho el papel de las instituciones democráticas (principalmente de la clase política y de los partidos).
En ese mismo orden ideas encontramos que paralelo la llamada transformación de la política, ocurre una redefinición del papel del Estado, se vienen a menos las organizaciones políticas, y naturalmente se producen serios problemas de representación que tienen un impacto en los ciudadanos. Creemos firmemente que la situación actual de crisis (de gobernabilidad , de la democracia y de algunas de sus instituciones) en algunos países de nuestra región, y particularmente en Venezuela, nos debe llevar a revalorizar y relanzar la democracia como ideal y como régimen político , a los partidos políticos como organizaciones, y a la política como proyecto colectivo, buscando con ello la viabilidad de nuevos escenarios de gobernabilidad democrática, caracterizados estos últimos precisamente por nuevas instituciones, valores y contenidos democráticos que se traduzcan en mejores niveles de vida, y por tanto en una política y un entramado institucional de mayor calidad como los principales retos de la democracia en la región y en Venezuela.