Opinión Nacional

Los que se van

Quizás una de las peores cualidades que adornan a Chávez sea su incapacidad para reunir colaboradores eficaces y con criterio independiente. Un ministro, un alcalde o un gobernador (todos los chavistas electos fueron prácticamente nombrados por el caudillo al ser bendecidos por su dedo como candidatos) que no pueda manifestarle al Presidente sus observaciones y sus críticas es poco menos que inútil para el logro de una buena gestión.

Como nunca antes, los grandes cargos (con algunas muy contadas excepciones) han estado ocupados por gente gris, sin formación para el puesto que ocupa y a veces hasta sin ninguna vocación política o administrativa que sirva a su desempeño.

Hasta ahora, Chávez había logrado que buena parte del electorado no reparara en quien ha nombrado a estos funcionarios que se destacan por su indolencia, incapacidad y, en muchos casos, por su deshonestidad. La culpa era de los empleados y no del jefe que los escogió y elevó a esas posiciones. Pero poco a poco, la gente se ha dado cuenta que alguna responsabilidad tiene Chávez en rodearse tan mal y avalar tantas torpezas y vagabunderías de la casi totalidad de sus colaboradores.

Entre los que se van, porque la Constitución les impide reelegirse por segunda vez (disposición que Chávez quiso reformar para él solito el pasado diciembre y que continuará intentándolo), están los gobernadores oficialistas con ocho o más años en sus respectivos cargos.

La lista se puede empezar por el papá del Presidente. Si en aquellos días de euforia en que Chávez digitalizó a su progenitor, Hugo de los Reyes Chávez, como candidato a gobernador del estado Barinas, sus asesores de entonces se hubiesen opuesto a tal muestra de nepotismo, las cosas hoy serían distintas.

La candidatura del maestro Chávez en 1998 presagiaba cómo gobernaría su hijo. Los méritos y la capacidad estarían muy detrás de la obsecuencia y los lazos familiares para obtener un nombramiento o una candidatura en la revolución bonita. Parece que el feudo barinés dejará de serlo en las próximas elecciones ya que el hermano mayor del caudillo (Adán) no cuenta con la totalidad del chavismo en la región.

No puede repetir el gobernador del Táchira, Ronald Blanco Lacruz, quien dejará un pésimo recuerdo entre los tachirenses. Los cronistas hablarán de su adulancia al Presidente y de cómo se ensañó contra los adversarios del régimen a partir de los hechos de abril de 2002.

Se va Barreto quien deja una estela negra como el peor administrador que ha tenido Caracas desde Diego de Losada. Basta visitar unas horas la capital para sentir el deterioro en el que se encuentra. Basura, huecos, sistema de salud en crisis permanente, infraestructura escolar en condiciones desastrosas, transporte público en declive, colas insufribles, insoportable inseguridad: todos son males de la gran mayoría de los pueblos y ciudades administrados por chavistas, pero en Caracas con tantos recursos y siendo sede de los poderes nacionales constituye una verdadera vergüenza tanto abandono.

Cómo será de nefasto el desempeño de Juan Barreto como alcalde mayor de Caracas que ni siquiera fue tomado en cuenta por Chávez para ser candidato esta vez, ya que tenía el derecho de reelegirse.

La irresponsabilidad de Barreto, se hizo evidente cuando obtuvo su doctorado en la UCV y publicó un libro ejerciendo sus funciones de alcalde. Debe ser que tal cargo no requiere de mucha dedicación, aunque digan que Caracas es una de las ciudades más problemáticas de América Latina. Seguramente, el burgomaestre tenía un equipo tan eficiente que podía dedicarse tranquilamente a sus actividades académicas.

De Mérida se va Florencio Porras, gobernador que ha pasado una cuarta parte de su tiempo en el Zulia, como pequeña muestra de su abulia por el cargo. De esta posición lo que le ha gustado son los privilegios y la propaganda. Es incontable el dinero gastado en publicidad en todos los medios para dar a conocer una gestión más que mediocre. No son pocas las informaciones que corren sobre cómo se han enriquecido algunos funcionarios de su administración que batieron todos las marcas en cuanto a comisiones. El broche de oro ha sido el auto homenaje que se prodigó por los ocho años de gobierno.

Como muestra de su amor a la tierra merideña Porras permite el cierre del Teleférico (“para construir uno nuevo”, según dice la ministra de Turismo) y la amenaza del cierre definitivo del aeropuerto Alberto Carnevali y así aislar por vía aérea a la ciudad.

Usted puede seguir la lista con José Vicente Rangel Ávalos, quien se va de Petare, Montilla de Falcón, Di Martino de Maracaibo, Viloria de Trujillo, Bernal de Caracas, Yánez Rangel de Cojedes, Rodríguez San Juan de Vargas, Muñoz de Portuguesa, Reyes Reyes de Lara, etc.

Todos ungidos por el dedo omnipotente y casi siempre equivocado de Chávez.

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