Opinión Nacional

Los procedimientos contra Rosales

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Por el simple hecho de que sus teorías sacudían el poder de la “verdad” de la Iglesia, la Inquisición condenó a Galileo, de por vida, al silencio. Pasaron muchos años para que la santa madre iglesia reconociera sus crímenes, entre los cuales estaba los asesinatos mas crueles contra quienes osaran derribar los falsos fundamentos que desde la metafísica teológica servían para mantener el dogma, en este caso, sustituir el geocentrismo y el metadiscurso que de él se derivaba para mantener incólume, y sobre todo inmutable la “verdad” de la iglesia. Pero, nada puede más que la realidad que terca suele decirnos cuanto la teoría oculta. Las pestes de esa era que mataron a mas de un treinta por ciento de los europeos y mas de la mitad de los clérigos, la disidencia de Martin Lutero, entre muchos problemas que requerían respuestas dentro de tan especial sofistica: si castigo de Dios, por qué, entonces, los mas castigados fueron los clérigos?. Por ausencia de clérigos y pérdida de fe bramó la Iglesia y entonces, de la nada brotaron curas, obispos y demás servidores de ese dios que, tal dijo un santo padre, eran analfabetas y si no del todo, sí que lo eran de la teología y, para esa época, demás formas del pensamiento a ella sujetada, pero ya con severas grietas. La Iglesia, quiero decir su poder, se erigió en el mas macabro monstruo contrarrevolucionario, porque revolucionario fue el aporte de Bruno, Kepler, Brahe, Galileo. Y digo, contrarrevolucionario, porque en un principio el cristianismo fue una inmensa revolución que, entre otras cosas, buscaba la verdad, la cual pasaba por la sustitución de una sociedad panteísta en otra, un solo dios, quien además, sería el verdadero. Caro muy caro fue el pago por esta subversión al status. Miles y miles de mártires de la peor manera asesinados, tirados a las fieras, en la hoguera, en las pailas de aceite hirviente y más y más y más modos de tortura que la mente humana no puede concebir sin repulsión, tristeza, asco. Pero, cuando la iglesia se hizo poder, digamos desde la conversión de Constantino, se hizo reaccionaria y así en lo esencial sigue. No es posible desde un palacio acercarse a los pobres, no es posible llevar a dios al de abajo cuando el de arriba vive sin él en la más abundosa lujuria que el poder prodiga. Tema de otro momento, pero oportuna su referencia al caso.

Este perro mundo nuestro, por carecer de Ilíada y de Eneida, de Biblia, de Tora, de Coram se dan las aberraciones más perversas. Afro descendientes, indoriginarios uníos para acabar a estos malditos blancos autores de vuestra tragedia. Pobres de Venezuela uníos para aniquilar a los ricos, latifundistas, oligarcas, y más. Y en ese mismo tono, vamos detrás del imperialismo para premiar las aberraciones de cuanto mal se hace para tapar sus propias excretas que dan vida a sus fracasos. Para explicar esto quizá sea pesimista el texto de Discepolo (Cambalache) o demasiado nihilista, por mal leído Nietzsche, dicen otros. Pero no, no es ese el camino. Valga Discepolo por su valiente y probablemente casi exacto retrato del hombre, de ese que quiere superar Nietzsche con el ultrahombre, que no superhombre según creo se han hecho malintencionadas traducciones. Aquí estamos hoy, en este país y en este lugar. Y aquí gobierna Chávez, quien llegó al poder porque encarnaba la esperanza para salir de la pobreza, la transparencia contra la corrupción, la dignidad contra la lujuria, la moral contra la perversión. Héroe de sus derrotas que lo catapultan al poder como mártir, transubstanciado en poder hoy como inquisidor, salvo que a diferencia de los originales, carece de ideología que dé un mínimo de coherencia para el ejercicio de su imperio y, hasta ahora, le sobraba el dios dinero para premiar la esperanza de quienes claman justicia, equidad, también una sonrisa. Riesgos hay de perder la chequera y entonces, se vuelve a recurrir al banco del odio y a su inversión mediática. Los seguidores, meros palabreros de ese juego que, de beneficiarios, unos, por las inmensas cuotas de poder y riqueza al adeco modo adquiridas, pero perfeccionadas; otros, porque cubren con trajes nuevos de rey desnudo sus miserias y muchos, muchos que creen de digna y buena fe en lo posible, tanto de la realización de un cambio, en medio de todas las contradicciones, de las cuales el propio Chávez es el mayor tropiezo, hasta el humilde que aun mantiene la esperanza en la redención bajo este líder que sustituye a Dios y a quien ya Bolívar le resulta un obstáculo para sus fines de atemporalidad en el poder.

En este contexto ha de verse el esfuerzo por aniquilar a Rosales. Lo digo con la autoridad moral que me da el detestar el poder y renunciar a sus posibles beneficios. Lo digo por amor a la verdad. Por amor a la amistad en mis amigos. Rosales es mayor de edad y responsable de sus actos; pero no es revolucionario el escarnio publico, no es revolucionaria la condena sin derechos humanos, sin debido proceso, no es justo tirar a la jauría la presa a la que se ata, se venda y solo se le dejan las orejas para que escuche el ruido de la muerte, mientras los verdugos aplauden. Este acto es inquisidor de la peor especie pero de mas alta crueldad, cuyo fin va mas allá de la muerte de Rosales, del grave daño, irrecuperable a su familia, se trata de un juego mucho mas macabro, es pasar del terrorismo de estado al estado de terror. Ya vivimos un momento indescriptible, la ataraxia ante la violencia, la inseguridad. Se nos hace indiferente, indolora, incolora a pesar de su sangriento traje que libre anda en las calles, visita las casas, atropella, secuestra. Ahora, consumada esta parte del proceso, se intenta pasar a condenar por hereje, enemigo de la revolución a Rosales, vale decir a cualquiera que distinto piense, obre, hable, como prueba de cuanto es posible hacer al hereje; se pretende consumar el acto que bajo la ataraxia hace fácil pasar al estado de terror, que no es otra casa, que vivir impotentes, inermes, vivos en el miedo o entregarse a la muerte por miedo.

Jamás he pedido a un amigo, chavista o no, por qué es lo qué es. Ni a prostituta alguna el derecho a su oficio. Es su derecho a ser y a existir. Solo reclamo no ser inquisidores, porque ese santo oficio nos conduce al infierno que se alimenta de la difamación, el odio inicuo, cementerio del amor y la amistad.

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