Los muertos que vos matasteis
“Los muertos que vos matasteis gozan de buena salud”, dice frase inmortal ampliamente conocida. Lamentablemente Juan Carlos Lugo y Alberto Aumaitre, fueron vilmente asesinados durante la marcha opositora del pasado 27 de Febrero. Se unen a las tantas decenas de crímenes políticos del actual régimen y a los centenares de heridos, víctimas también de la salvaje represión desatada en Venezuela. No gozan de buena salud. Estas víctimas reclaman justicia. Los asesinos tendrán que pagar por ello. La furia popular crece indetenible a todo lo largo y ancho del territorio nacional y la disposición de lucha de la sociedad democrática es consciente, firme y definitiva. Nada ni nadie, detendrá a este bravo pueblo en la calle defendiendo, hasta con la vida, la libertad. El mundo libre no perderá a Venezuela, ni nosotros perderemos el derecho a vivir en paz, con orden y justicia, con dignidad y respeto.
Estos muertos y heridos, como los anteriores, son de Chávez. Pero ahora comparten responsabilidad protagónica las cabezas indignas de unos poderes públicos degradados hasta el infinito. Ejecutivo, legislativo, judicial, ciudadano (Fiscal, Contralor y Defensor) y particularmente, el poder electoral. Francisco Carrasquero, Jorge Rodríguez y Oscar Battaglini traicionaron la fe del pueblo, la confianza de la nación, el respeto debido a la Constitución y al propio ordenamiento jurídico perversamente armado por ellos mismos y han ofendido el honor de cerca de cuatro millones de compatriotas a quienes tratan de pillos y delincuentes. El alto mando de la Guardia Nacional nos llena de pena y vergüenza al exponer sus cuadros al odio público lanzándolos como gatos salvajes contra un pueblo indefenso. Pasarán muchos años para que puedan perder desprestigio y sacudirse el desprecio que hoy siente la gente por quienes deberían ser sus guardianes. A todos ellos, civiles y militares, simplemente, les recordamos que “cuando el llano coge candela, no hay palo pa´encaramarse”.
¿Habrá alguien que aún tenga alguna duda sobre el desenlace del drama venezolano? Amanecimos el pasado domingo con la huida de Jean-Bertrand Aristide, tirano de Haití. Como éste, inició su mandato rodeado de una relativa legalidad aunque en entredicho desde su primer derrocamiento. Esa legalidad, igual que aquí, se hizo polvo por su manifiesta incompetencia y nefastos propósitos. Todos los gobernantes enfermos de tiranía caen. Por las buenas o por las malas. La enorme cultura democrática de los venezolanos abrió espacio para las salidas electorales. Están bloqueadas. Hugo Chávez despreció la inteligencia. Olvidó que los pueblos tienen una intuición que se agudiza cuando llegan los tiempos difíciles. En esos momentos de críticos desajustes agudiza todos sus instintos y se lanza a la lucha abierta, por la calle del medio. El Consejo Nacional Electoral no acaba con la democracia. Definitivamente mató al régimen. Hugo Chávez está políticamente muerto, aunque quizás todavía no lo sepa.