Los horrendos juristas de Venezuela
En sus “Runrunes” del martes 5 de febrero, Nelson Bocaranda citó extensamente un párrafo de la declaración pública hecha en Costa Rica el 16/4/2012 por el ex “magistrado” delincuente Eladio Aponte Aponte, que decía así: “Es un deber inaplazable, confesar ante todos, que he cometido el pecado de haber transmitido a los jueces que los juzgaron, la orden de condenarles a 30 años de prisión a como diera lugar. Estaba cumpliendo instrucciones directas del Presidente Hugo Chávez, quien así me lo ordenó…
Ordené a la jueza Anabella Rodríguez del Juzgado 13 de Primera Instancia en Funciones de Control en Caracas, que decretara la orden de captura que le solicitó la fiscal Luisa Ortega Díaz, aun cuando dicha jueza no tenía competencia en el caso radicado en Maracay. También mantuve comunicación constante con la jueza Marjorie Calderón de Maracay y con la fiscal Haifa el Aissami para que hicieran todo para retrasar el juicio, y así causarles toda clase de penurias, y para que finalmente se condenaran a como diera lugar, fallo que entregué en formato digital a dicha jueza y que elaboró uno de mis asistentes.
Hice lo mismo con los jueces de la Corte de Apelaciones de Aragua, Fabiola Colmenares, Antonio Perillo y Francisco Coggiola, a quienes les entregué de la misma manera la sentencia sobre la apelación que formularon los procesados a través de sus defensores… Finalmente en ese caso ustedes elevaron recurso de Casación ante la Sala Penal donde yo lo asumí y de inmediato mandé a elaborar el proyecto de sentencia declarando sin lugar por recurso manifestante infundado, esto es sin siquiera haberlo leído ya que era demasiado extenso y la orden que expresamente me dio Chávez era ‘salir de eso de inmediato sin más tardanza’ ‘Condénelos de una vez’ así lo hice, y al tener el proyecto lo firmamos el 18 de mayo de 2010 y se publicó el fallo el 21 de mayo, sentencia 173 con la aprobación mía, Deyanira Nieves, Miriam Morando y Héctor Coronado Flores, y a cada uno de ellos les hice saber, que esa era la orden de Chávez por lo que se apresuraron a firmar. Salvo el voto de Blanca Rosa Mármol…” ¿Qué más se necesita para anular de inmediato el juicio amañado contra Simonovis y los otros presos de Chávez? ¿Qué más se necesita para repudiar a Chávez y a todos los que han participado en su gobierno? No queda el más mínimo resquicio para la duda. Se trata de un gobierno de canallas, de aberrados, tal como lo fue el de Adolfo Hitler, cuya suprema maldad quedó demostrada también sin espacio para dudas en el famoso libro “Los juristas del horror”, de Ingo Müller doctor en Derecho y Filosofía, profesor de Derecho legal y penal en las universidades de Oldenburg y Bremen, en Alemania, traducido por Carlos Armando Figueredo, y cuyo título original en alemán era “Horrendos juristas.” En él se demuestra que las barbaridades cometidas por los nazis se hicieron en forma aparentemente legal, y hasta legítima, tanto que casi todos los que los perpetraron salieron indemnes de su asqueante experiencia, y hasta se reinsertaron de inmediato en los sistemas judiciales de su país. El resultado de aquello quedó a la vista de todos, y ojalá que entre nosotros no se repita la experiencia. Esos “magistrados” y “jueces” malignos que han condenado inocentes porque Chávez lo ordenó, deben pagar sus culpas en este mundo, como en cierta forma las está pagando Chávez, o el país, corrompido como está hoy hasta lo imposible, nunca levantará cabeza. Seguirá siempre corrompido, indigno, fétido, como lo está hoy.