Los herederos
Quiero equivocarme y pensar que el entramado institucional que soporta nuestra Constitución sigue y seguirá siendo democrático. Y digo esto porque en mi fuero interior albergo la inquietante sospecha que los herederos del Presidente Chávez, visto el escenario, de perder el Poder, y con ello los privilegios, se aferrarán a la doble institucionalidad fraguada en los últimos 14 años, y violentarán, aún más de lo que ya han hecho, las normas, leyes y reglamentos hasta desconocerlos por completo. Y esto es ya francamente lanzarnos sobre un territorio desconocido, y potencialmente peligroso, para la paz de la República.
Chávez, fue audaz y hábil políticamente hablando, dividió a la sociedad venezolana para mal poner a una parte contra la otra, y desde esa conflictividad, colar su particular proyecto de país, que en algunos aspectos tiene que ver con lo que dice la Constitución del año 1999, aunque en lo esencial, la irrespetó. Para empezar la palabra socialismo no se encuentra en ninguno de los artículos de la Constitución y mucho menos el proyecto de introducir en Venezuela el “Socialismo del Siglo XXI”.
Uno de los legados de Chávez, en éste caso evidentemente pernicioso, es que ha hecho creer a sus actuales “herederos” que el coroto (PODER) hay que mantenerlo a sangre y fuego, incluso, sin apenas guardar las apariencias, algo que el Presidente Chávez siempre cuidó. Y si la vigente legalidad es un incomodo obstáculo, pues se le dará una patada a la misma. Ya tenemos el precedente del nada ciego Tribunal Supremo de Justicia, arrogándose unas competencias por encima de sus atribuciones y modificando (“interpretar” es el eufemismo utilizado) la ley a la necesidad y aspiraciones de los “herederos” del Presidente Chávez.
Es más, si se llegase a vislumbrar una hipotética derrota en las próximas elecciones por las carencias obvias que esgrime el candidato “heredero” ante el engrandecimiento de un fajador y ya probado candidato de la oposición, no sería nada extraño una abrupta interrupción de las mismas bajo el esquema ya probado de hacer torcer las leyes desde una desaforada e ilegitima autoridad.
El TSJ es de los “herederos”, al igual que la Asamblea Nacional, PDVSA, la Milicia, las Fuerzas Armadas, el sistema de comunicaciones (radio, T.V., prensa) y sobre todo, el CNE. Tal ventaja es ominosa. Y aún así, todavía cabe esperar lo inesperado, que una buena porción del electorado chavista, desencantado ante el comportamiento de los “herederos” y molidos por una inflación terrible y una inseguridad desatada, migren su apoyo hacia el candidato de la oposición.
Con todo, quisiera estar equivocado, al señalar el ambiguo talante pro democrático de los “herederos”, y pensar, que en caso de que pierdan en las urnas, tengan la hidalguía de entregar y empezar a ejercer una inteligente como constructiva oposición. Desde la alternabilidad se ahonda y construye una auténtica Democracia. Y esto último, quisiera pensar que es así, representa el gran anhelo de la inmensa mayoría de los venezolanos.