Los estafadores de la política
La democracia por su propia esencia, plural, tolerante y amplia, permite entre otras cosas, que se cuelen una serie de sujetos de la más variada estirpe y procedencia, que en algunos casos y determinadas situaciones no sólo asuman a la política como mercadería sujeta a trafico, transacción, cambio, permuta y negocio, sino además, pululen en nuestros países latinoamericanos, todavía crédulos y débiles institucionalmente, una legión de insensatos y estafadores de la política que desvirtúan y corrompen al sistema democrático.
Indiscutiblemente este tipo de sujetos han existido siempre, por lo menos en lo que al siglo XX y XXI refiere. De tal manera que la relativa nueva legión de estafadores elegida a partir de 1998, elecciones en las que también se eligieron hombres y mujeres honestos, la política ha sido asumida creemos no con la seriedad que esta demanda, y menos aún, con las expectativas de una ciudadanía que viene dando saltos, sensación de hartazgo e incluso rechazo con lo que ha sido la política tradicional venezolana, y donde lamentablemente pareciera no notarse cambios, los cambios a los sumo serán a nivel de nombres y etiquetas, pues la esencia se mantiene, y es la degradación, la estafa, la insensatez, la corrupción, el engaño, en fin, la negación de la política, que fueron las caras que Venezuela mostró en los noventa y que permitió la llegada del hoy presidente Hugo Chávez.
De manera que no nos sorprende ver la actitud de algunos representantes del Chavismo, quienes en distintas posiciones como gobernadores, alcaldes, ministros, asesores, directores y demás, se olvidaron de la esencia y el motivo por el cual un porcentaje importante de venezolanos opto por el cambio favoreció con sus votos en 1998 al presidente Chávez, sus ideas, sus propuestas, esquemas y seguidores.
Como dice el bolero “como han pasado los años” y no son pocos, son casi diez y los venezolanos siguen esperando que se materialicen sus anhelos de vivir en paz, con seguridad, que exista empleo, buen salario, que el gobierno construya las soluciones habitacionales, que se encuentre gasa, mercurio cromo, alcohol, sutura, oxigeno y antibióticos en todos los dispensarios, ambulatorios y hospitales del país, que se respeten los derechos humanos comenzando por el derecho a la vida, pero además, se creen las condiciones para la inversión nacional y extranjera, que se continúen las exploraciones en la faja petrolífera del Orinoco, que PDVSA sea concebida y dirigida con una clara visión estratégica y gerencial, que se aprovechen los exorbitantes ingresos por concepto de renta petrolera y la caja ya no chica sino grande del SENIAT para generar mayor bienestar, inversión, distribución y solución de los problemas que aquejan a los venezolanos, que superan las buenas intensiones y para ministerios o estados paralelos en que se han transformados las misiones.
Los venezolanos sabemos que la democracia es mucho más que poder elegir o deponer gobernantes cada cinco y ahora seis o doce años en las urnas. La democracia es un estilo de vida, un modo de compartir en comunidad, un entramado y una cultura que se niega a la mediocridad, a la miseria, a la estafa. Los estafadores de la política son todos quienes desvirtúan a la política, a la democracia y en el vocabulario del presidente a la revolución proceso, son instituciones, empresas, firmas, mafias, grupos, medios de comunicación, partidos políticos y esa multitud de de desalmados que corroe y daña al sistema, a los valores y a los ciudadanos con su mal accionar.
Este país reclama junto a toda su sociedad, un trato más justo, más noble, más digno. Los venezolanos exigimos un debate nacional de altura, serio y responsable, exigimos sanción para los depredadores de la democracia y del petróleo y en su lugar unas gestiones públicas más transparentes, más dignas y eficientes porque de lo contrario ustedes mismos depredadores y estafadores de la política y de los venezolanos terminaran siendo un cáncer que se devoraran asimismos y reivindicarán a lo peor del pasado tan nefasto como ustedes. Veremos…