Los buques norteamericanos
No llegarán a nuestras costas, no veremos a los paracaidistas ni lanchas de desembarco. El Comando Sur seguirá en sus bases. El Presidente de los Estados Unidos no necesita esas acciones extremas para el caso Venezuela. Le bastan unas cuantas llamadas telefónicas. Coordinar acciones civiles y económicas con los mismos gobiernos que las actitudes del Presidente Chávez le han puesto en bandeja de plata. La represión exagerada a la manifestación del 27 de febrero en las narices mismas de los presidentes y delegados del Grupo de los 15, los excesos militares ampliamente reseñados hicieron pedazos la reunión y el fracaso político de Chávez se hizo patente en la casi huída del Presidente de Brasil, el larguísimo encuentro del Presidente de Argentina con la dirigencia de la oposición y la salida adelantada y molesta del representante de México, mostraron la absoluta soledad latinoamericana de Chávez, un ambiente en el cual Evo Morales y Fidel Castro no hacen montón. Los insultos y amenazas innecesarios al Presidente Bush el domingo coronaron la torta. La inteligencia y la diplomacia norteamericanas saben bien que la protesta en las calles es ruidosa, pero no llega a nivel de alarma motivante de una operación de urgencia para rescatar a sus ciudadanos. Y lo del petróleo es un negocio aparte que perjudicaría más a Chávez que al gobierno norteamericano. No vienen los barcos, pero sí la confrontación. Sin invasión.