Los alimentos orgánicos
Acetaldehído, benzaldehído, benceno, benzo(a)pireno, benzofuram, ácido caféico, catecol, 1,2,5,6,–dibenza(a)antraceno, etil benceno, formaldehído, furan, furfural, hidroquinona, d—limonene, 4—metilcatecol, estireno y tolueno.
Sustancias químicas naturales cancerígenas y
dañinas del ADN presentes en una taza
de café certificado como orgánico
Direct field-to-field yield comparisons show that organic methods produce between 10-40 percent less than non-organic methods when using identical varieties grown side-by-side. Of the truly peer-reviewed studies I’ve found, organic methods averaged about 15 percent lower in corn yields, 11 percent lower in soybeans yields and 30 percent lower in potato yields. Moreover, even the studies cited by organic supporters seem to indicate yield penalties of at least 20 percent. A recent 21-year Swiss study published in the Journal Science found that organic yields averaged between 10 and 40 percent less, depending on the crop, for a total average of 20 percent lower yields. Their potato yields averaged 40 percent lower over the full 21 year experiment.
[Una comparación directa del redimiendo entre cosecha y cosecha, demuestra que los métodos orgánicos producen entre el 10 y el 40 por ciento menos que los métodos no-orgánicos, cuando se usan variedades idénticas plantadas lado a lado. De los estudios realmente revisados por colegas, he encontrado que los métodos orgánicos promediaron un 15 por ciento menor en rendimiento de maíz; 11 por ciento menor en rendimiento de soya y 30 por ciento menor en rendimiento de papas. Además, hasta estudios citados por quienes apoyan los cultivos orgánicos parecen indicar penas en rendimiento de por lo menos el 20 por ciento. Un reciente estudio suizo de 21 años publicado en la Journal of Science [la revista de la ciencia], encontró que los rendimientos orgánicos promediaron entre un 10 y un 40 por ciento menor; dependiendo de la cosecha, para un promedio total de un rendimiento 20 por ciento menor. Sus rendimientos de papas promediaron un 40 por ciento menor durante la totalidad de los 21 años]La diferencia de precio promedio entre los productos orgánicos y no-orgánicos es de cerca del 20 por ciento.
Los alimentos orgánicos—como muestra la primera cita de arriba—no son más saludables, que los alimentos no-orgánicos; porque toda planta que existe en la naturaleza produce toxinas, venenos, sustancias urticantes y nocivas de alguna otra forma, para protegerse de sus depredadores naturales—además, los alimentos orgánicos son nocivos para el ambiente, porque como ilustra la segunda cita de arriba, necesitan más superficies cultivables para poder igualar los rendimientos de las cosechas no-orgánicas; a cuyas superficies cultivables deben añadirse adicionales superficies para el pastoreo de los rebaños—indispensables para producir el fertilizante orgánico (bosta)—lo que obligaría a talar cada vez más superficies de bosques.
Adicionalmente, los alimentos orgánicos SON MÁS CAROS que los alimentos no-orgánicos—lo que crea más hambre y pobreza entre las personas menos pudientes.
El verdadero objetivo de los promotores de la agricultura orgánica—que lejos de ser un paso hacia delante es un retroceso hacia una forma ineficiente de producción agrícola, no es ecológico sino político: llevar a la quiebra a las empresas “capitalistas” productoras de substancias químicas sintéticas que se usan como fertilizantes, herbicidas, fungicidas, y pesticidas—estrategia política socialista que avanza en yunta con la campaña en contra de los alimentos genéticamente modificados, a los que los británicos llaman Frankenfood (Comida Frankestein)—y otros políticos verdes o ambientalistas acusan de producir en el ambiente una “contaminación genética”—porque según ellos, el polen de las plantas genéticamente modificadas, puede fertilizar a las variedades naturales de su misma especie, convirtiendo en “artificial” a las plantas “naturales”—lo que pretende “tapar el Sol con un dedo”—si recordamos que absolutamente todas las especies de plantas y animales domesticados no son “naturales”, sino que fueron creados por los primeros “ingenieros genéticos”: los indígenas y las tribus de nuestros antepasados que inventaron la agricultura por primera vez hace aproximadamente entre 5 mil y 6 mil años antes de Cristo—los aztecas; por ejemplo del hoy estado de Oaxaca, México, hace 10 mil años, convirtieron un pasto silvestre llamado hierba Teosinte en la planta que actualmente llamamos Maíz, logrando de esa manera producir una mucho mayor cantidad de alimentos para su supervivencia—y la nuestra.
Lo mismo hicieron nuestros antepasados con el trigo, la avena, la alfalfa, el sorgo, la soya, los frijoles, caraotas, etc.; así como con los pollos, pavos, cochinos, ovejas, vacas, y toda otra especie animal o vegetal, que hoy adquirimos en los automercados empacados en higiénicos envases de plástico, vidrio, cerámica, cartón y otros materiales, también productos del ingenio humano.
Karl Marx murió hace 125 años (en 1883), y su primer Socialismo Real—la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, colapsó hace ya 17 años (en 1991), y le siguieron cual piezas de dominó, el resto de la repúblicas socialistas del mundo—las que aún existen; como Corea del Norte y Cuba—son estados menesterosos: incapaces de seguir existiendo sin dádivas de otros países.