Los 10 Vietnam de Chávez
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Con su habitual mezcla de ignorancia y temeridad, el presidente déspota, amenaza con desplegar una guerra irregular hasta en 10 frentes, por toda América, contra USA, ante la hipótesis de un desbarranque del gobierno de Evo, o ante la eventualidad que se echen al coleto a este aventurero boliviano, que cree poder hacer lo mismo que Chávez, pero con mil millones de dólares chuleados a nuestro país.
Evo se peló, además de la ruinosa penuria de recursos, que representa lo opuesto a las bonanzas de su mecenas Chávez, nada más que en dos “detalles”: en Bolivia los presidentes inservibles hasta los cuelgan del pescuezo como a Villarroel. (*) y que desde esta experiencia, hace ya 60 años, se han dado en Bolivia por lo menos unos 30 cambios bruscos de situación política, donde los presidentes salen disparados.
Solo a Chávez se le puede ocurrir la rebuscada pendejada que a Evo necesiten matarlo los yanquis.
De una vez puede escribirlo, apuesto que el ejercito lo saca sin necesidad de ninguna maniobra americana. Les basta esperar que pudra, para que caiga sin defensa ninguna.
Bastan las influencias militares brasileñas y argentinas, cruzados con los intereses separatistas de la mitad de las provincias bolivianas, lideradas por la rica Santa Cruz, que no quieren seguir pagando el populismo ruinoso del altiplano de insurrectos.
Y más preciso aún, en Bolivia basta que se le termine el discurso demagógico a los improvisados que prometen de todo y no tienen ni con que pagar la nomina abultada de empleados públicos, para que la sempiterna rebelión civil se los lleve en los cachos.
Si Evo ha tardado en caer, es por el realero que le manda don regalón comunista sabaneitor, generoso con lo ajeno, y porque en cierta forma representa el irredentismo indigenista, que verá otra vez los frutos amargos de esta reiterada política de distribucionismo estatista, que ya fracasó otras 10 veces en Bolivia.
De manera que las roncas de Chávez son solo eso, intentos bulleros de espantar la segura caída de Evo, como si fuera mal de ojo, que se la achaca a los yanquis, para que estos mas bien ayuden a sostenerlo, como hasta ahora, porque sencillamente lo consideran un mal menor a la guerra civil y a la desintegración de esa nación, que ya se hizo definitivamente inviable.
Bolívar fundó esa república aérea y este farsante idólatra, supuesto heredero de sus afanes libertadores, ayudará a liquidarla como nación.
Pero si es truculenta la afirmación de crear Vietnam a partir de accidentes político militares bolivianos, aun mas fantasioso y cómico resulta oírlos planear respecto a supuestos otros escenarios, donde nuestro che Guevara con sukoi, desencadenaría esas otras guerras de liberación latinoamericana al estilo de Vietnam.
¿Será que este locatel cree que los dólares petroleros yanquis seguirían fluyendo, como si nada a las arcas venezolanas, para financiar Vietnam chavistas contra USA?
Solo a ignorantes de siete suelas, entre sus colaboradores y a sus esbirros, se les puede ocurrir creerle estas eventuales imaginarias guerras apocalípticas, que el sabaneitor monta en sus fantasías ideológicas, que de no verlo uno sobrio cuando lo escucha, diría uno que lo que esta es rascado, con una pea Viva Gómez, al momento de esgrimir este tipo de propósitos incendiarios.
La borrachera ideológica sobre la que está montada el chavismo, debe hacer aparecer como cada vez más creíble sus promesas de revolución, a medida que su decadencia y ruina se hace más visible.
Chávez cumple una especie de maldición, que implica que a medida que su gobierno peorro se hace mas visible en sus manifiestas incapacidades, y en esa misma proporción se desintegra el apoyo popular, él se obliga a subir el volumen de sus amenazas y a gruñir mas fuerte, con lo que el supone atemoriza mas a la potencias capitalistas, pero éstas mas bien solo ya lo ven, como parte del paisaje pintoresco, de los recurrentes líderes acomplejados cuarto mundistas, que pretenden solapar sus incapacidades, echándoles la culpa de sus propios desafueros a los países ricos.
Mira Chávez, deja ya de hacernos aparecer como un país ridículo, amenazando con cuatro peroles rusos, a la principal potencia militar y tecnológica de todos lo tiempos.
Sin los dólares petroleros no aguantamos ni un mes de vida independiente de los soportes financieros y comerciales que mantienen aún a flote esta republica disminuida.
(*)Dice Elizabet Burgos:
Nadie olvida en Bolivia, que un día de junio de 1946 , tras una de esas intensas campañas de agitación popular, tradicionales del panorama político boliviano, turbas enfurecidas irrumpieron en el Palacio Quemado, asesinaron al presidente Gualberto Villarroel, militar nacionalista, y lo lanzaron desde un balcón del palacio a la calle y lo colgaron de un farol en la plaza Murillo.
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