Opinión Nacional

Lorenzo Varela(1916-1978)

«¿Y cómo van a desterrarme entero,

si es mi cuerpo figura de tu polvo..?»

Lorenzo Varela

LA VOZ MITICA DEL EXILIO GALLEGO

Lorenzo Varela es un gran poeta gallego, importante en su lengua y
también en castellano, si bien su obra en castellano no es muy
extensa.

Creo que Varela no había publicado poesía antes de la rebelión militar
del general Franco. En Poetas en la España Leal, la excelente
antología hecha por la Redacción de Hora de España figuran tres poemas
suyos fechados en los primeros meses de la contienda. «En esta
colección hay nombres de poetas que -escribía Luis Cernuda-, por ser
más jóvenes o de más reciente aparición, no habían figurado en otras
antologías… Juan Gil-Albert, Miguel Hernández, Arturo Serrano Plaja,
Lorenzo Varela, esos son los poetas más jóvenes a que antes aludía.

Sus nombres eran ya conocidos de quien siguiera la evolución de
nuestra poesía…. Cierra el libro con tres poemas de ardiente
vibración Lorenzo Varela, a quien muchos conocerán por unas
interesantes y agudas notas criticas de El Sol». A los momentos
iniciales del exilio podría pertenecer Súplica a la libertad -poema
reproducido en diversas antologías- y algunos otros publicados a
finales de 1939 en la revista mexicana Taller. Toda esta poesía es de
tono apasionado. En México, en 1940, publica Elegías españolas, que,
con exclusión de un poema pasarán a formar parte de su libro Torres de
amor, publicado en Buenos Aires, en 1942 y que se inicia con un poema
que contiene estos maravillosos versos: «Torre de amor son hoy, / de
piedra enamorada…»

Jesús Lorenzo Varela Vázquez nace el 10 de agosto de 1916 en el barco
La Navarre que estaba haciendo su entrada en La Habana. Hijo de
emigrantes gallegos originarios de Monterroso, provincia de Lugo. En
1920 la familia se traslada a la Argentina, y en Buenos Aires cursa
sus estudios primarios. A los quince años Varela vuelve a Lugo, donde
estudia el bachillerato y entra en contacto con miembros del partido
galleguista. En 1934, se traslada a Madrid para estudiar Filosofía y
Letras. Comienza su colaboración con la revista PAN (Poetas,
Andantes y Navegantes) y El Sol, incorporándose poco después a las
Misiones Pedagógicas. Desde el comienzo de la contienda se incorpora a
ella como soldado colaborando al mismo tiempo en casi todos los
números de Hora de España y El Mono Azul y colabora también muy
activamente en las labores de la Agrupación de Intelectuales
Antifascistas. Participa con Sánchez Barbudo, Arturo Serrano Plaja,
Juan Gil-Albert, Miguel Hernández, Ángel Gaos, Antonio Aparicio,
Emilio Prados, Herrera Petere y otros escritores, en la redacción de
la Ponencia Colectiva presentada en el II Congreso Internacional de
Escritores Antifascistas, que reunió en Valencia en julio de 1937 a
Antonio Machado, Pablo Neruda, José Bergamín, Ramón J. Sender, Octavio
Paz, Nicolás Guillén, John dos Passos, André Malraux, Iliá Ehrenhburg,
Corpus Barga, etc.

Al terminar la guerra, Varela cruza los Pirineos y es recluido en un
campo de concentración hasta que consigue embarcarse en el Sinaia
hacia México. Formó parte de la redacción de la revista literaria
Taller, dirigida por Octavio Paz y perteneció al Comité de Redacción
de Romance, revista de gran calidad literaria, concebida y realizada
en México por exiliados españoles, dirigida por Juan Rejano. En esta
famosa revista Varela alterna sus críticas literarias y artísticas
con poemas y alguna narración como el hermoso cuento de ambiente
gallego El ilusionista (agosto de 1940).

Tras su estancia y labor en México, Lorenzo Varela se instaló en
Buenos Aires, donde, en 1943 fundó y dirigió con Arturo Cuadrado y
Luis Seoane, la revista Correo Literario. Posteriormente con Luis
Seoane y Joan Merli,, funda y dirige la revista literaria Cabalgata,
cuyo primer número fue publicado el 1º de octubre de 1946. Su obra
Catro poemas para catro grabados, ilustrada por Luis Seoane y a la
que puso música el maestro -exiliado también- Julián Bautista, fue
publicada por la Editorial Argentina de Música. Su libro más
importante de poemas Lonxe (1954, ilustrado por Seoane), en el que
está presente la realidad angustiosa de la ausencia, lejanía y
nostalgia que le dan una gran densidad personal, también fue publicado
en la Argentina. Varela escribe para los periódicos argentinos,
Clarín , La Nación y El Mundo.

Aunque Varela publicó después fundamentalmente en lengua gallega, no
abandonó la poesía en lengua castellana: en revistas, en carpetas,
como prólogos a libros de otros -sobre todo, a libros de arte- hay
poemas suyos, algunos, incluso de fechas más recientes. Aun juzgando a
través de las escasas muestras de poesía de Varela -en castellano-
escritas durante los últimos años, su obra de madurez posee una
fuerza imaginativa sorprendente y un dominio de la emoción primaria,
sin que esa emoción se pierda: poesía de una maestría total.

Lorenzo Varela regresa a España en 1976 y muere en Madrid el 25 de
noviembre de 1978. Sus restos fueron trasladados a Monterroso en 1981
Y como dijo el poeta gallego desde su exilio: «¡Qué sana, clarísima
locura nos alimentaba, daba vida a la sangre y sangre a la vida que se
nos iba…!»

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